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Alemania es imprescindible

Nina Hasse/ Violeta Campos19 de mayo de 2012

Cuando la discusión gira en torno a la crisis de endeudamiento en Europa, chocan las opiniones en la cumbre del G8. Pero nadie se puede permitir perder a Alemania, asegura experto europeo Jan Techau a DW.

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La canciller alemána Angela Merkel
La canciller alemána Angela MerkelImagen: Reuters

DW: Angela Merkel parece estar cada vez más aislada con su postura de querer promover el crecimiento sin endeudarse más. ¿Qué posición representa en la cumbre del G8 en Camp David?

Jan Techau: Hay mucha presión sobre ella para dar concesiones en el ámbito de las medidas de austeridad. En el plano europeo, se le atribuyen estas medidas. Desde hace meses, se exhorta a Alemania a introducir más dinero al mercado, de comportarse más en el sentido de Keynes de reactivar la economía gastando dinero. Durante mucho tiempo, ella se resistió tenazmente. Pero desde hace algunas semanas, ha empezado a cambiar su postura ligeramente, esto ya empezó antes de las elecciones presidenciales en Francia.

Dijo que se le podrían añadir pequeños pactos de crecimiento a las medidas de austeridad, señalando su disposición, si esto, a cambio, salvaba al pacto monetario europeo de diciembre pasado. Al igual que los demás, conoce las consecuencias catastróficas que habrá si se pone en duda el pacto monetario. Esto se tiene que impedir y no solo ella opina así.

¿Qué parte del aparente cambio de la estrategia de Merkel se debe realmente al cambio de gobierno francés?

Yo creo que eso se sobrevalora. Claro que tendrá más dificultades con un presidente francés que insiste en un pacto de crecimiento. Pero si nos fijamos bien, nunca se trató de un dictado de austeridad muy drástico, como dicen. Desde el verano pasado, la postura alemana tiene un enfoque muy equilibrado: por supuesto se muestra solidaria y quiere introducir más dinero al sistema, a los mercados financieros, pero también suministrar más dinero a los gobiernos. Pero por el otro lado, los países receptores tendrán que hacer esfuerzos de ahorro e implementar reformas estructurales. Este es un enfoque muy sensato, que en ciertos aspectos se podría mejorar, pero en general es equilibrado. La canciller no lo abandonará, porque ha invertido mucho capital político. Este también es el precio para mantener tranquilo el frente en Alemania.

Esto es exactamente los que se lleva debatiendo desde hace semanas, de que todos quieren lo mismo y que las medidas de austeridad y el crecimiento no se excluyen. ¿A lo mejor todo tiene que ver con la forma de comunicarse y con la retórica?

Exactamente. El pacto es mucho más equilibrado de lo que muchos opinan, sobre todo los adversarios de Merkel. A decir verdad, si yo fuera su adversario, diría lo mismo. Pero en este caso, es un argumento injusto el que se usa en su contra. Todo el debate tiene mucho que ver con la retórica. En realidad, hay pocas alternativas. Ya desde antes de la crisis, países como Grecia y España, que habían obtenido pagos de transferencia, no habían podido gastar todo el dinero que recibieron de la UE en forma de fomentos regionales o fondos estructurales. Y eso fue antes de la crisis. Por eso, ahora tampoco podemos dejarles una cantidad enorme de dinero y decirles 'adelante, hagan algo para arreglar su economía'. Por eso, en total, estamos evidenciando un juego de retórica política.

Obama, el presidente de los Estados Unidos, destaca cada vez más que los europeos no hacen lo suficiente para llegar a dominar la crisis. Con esto, se refiere sobre todo a Angela Merkel. ¿Qué espera de ella?

Los estadounidenses esperan sobre todo una señal clara de los alemanes de que también apoyan la solución de la crisis y que aportarán todo su poder económico para administrarla. Obama también necesita esta señal por motivos políticos interiores. Se encuentra en plena campaña electoral, tiene que demostrar que puede manejar asuntos de importancia global. Todo está relacionado, y si en Europa el desarrollo es catastrófico, también los estadounidenses serán afectados por las repercusiones. Esto vale también para Asia, donde se observa Europa con preocupación.

El experto en relaciones exteriores Jan Techau
El experto en relaciones exteriores Jan TechauImagen: DGAP

Obama representa una posición muy creíble, porque introdujo dos grandes programas de crecimiento que ayudaron mucho a la economía estadounidense durante la crisis. Ahora, sus adversarios republicanos lo critican por esas medidas. En los Estados Unidos hay mucha resistencia contra la intervención del Estado, pero él acumuló grandes cantidades de deudas para sacar adelante a la economía. Esto ayudó a los EE.UU. a sobrevivir la crisis relativamente bien. Pero dudo que pueda influenciar a Angela Merkel para que se aparte de su enfoque. Aunque la voz del presidente de los EE.UU. es importante.

¿Entonces, en Europa, no habrá un pacto de crecimiento parecido a los EE.UU.?

Habrá pequeñas medidas, a lo mejor hasta un pequeño pacto de crecimiento. Existen muchas posibilidades. Pero con seguridad, se mantendrá el enfoque equilibrado: solidaridad y financiamiento por un lado y reformas estructurales y medidas de ahorro por el otro lado.

Esa también es la postura de Merkel. ¿Usted entonces no diría que se está aislando?

Sí, no creo que se esté aislando. Claro que aumenta la presión, pero si uno compara las posiciones de todos los gobiernos -también del gobierno francés- se da cuenta que todos hablan de equilibrio y de mantener la Unión Europea. En general, los europeos se comportaron muy unidos durante la crisis, aunque pudiera parecer que no fue así. Muchas veces, actuaron rápidamente con mecanismos de estabilidad y fondos de rescate, y todos mostraron su apoyo.

Y no podemos destacar suficientemente que los europeos se han mantenido unidos durante todo este tiempo, y no podemos hablar de un dictado alemán, aún si esto se afirma sobre todo en Grecia. Creo que todos reconocen la necesidad de cohesión y de no aislar a Alemania. Nadie se puede permitir perder a Alemania. Por eso, la presión que los diferentes países pueden llegar a ejercer sobre Alemania tiene sus límites. En la realidad, la economía alemana es fuerte, la de Francia relativamente débil y la de Grecia muy débil. Y ninguna elección presidencial en Francia podrá cambiarlo.

Jan Techau es director del Instituto Europeo "Carnegie Endowment for International Peace" y experto en relaciones exteriores de la UE así como en relaciones transatlánticas