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Análisis: 3 claves para Europa

Max Hofmann (DZC/EL)26 de febrero de 2016

Solo esto faltaba: ahora Grecia llamó a consultas a su embajador en Viena. La crisis migratoria está destruyendo la UE. Ahora deberían pasar estas tres cosas, dice Max Hofmann.

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Imagen: Imago/J. Koehler

1. Grecia debe funcionar

Por su ubicación geográfica, Grecia no ha podido, pero su gobierno tampoco ha hecho mucho, para hacerse cargo de los acuerdos firmados en Bruselas. Los centros de registro para los refugiados (los llamados “hotspots”) habrían estado listos más rápido si hubieran sido montados con una impresora de 3D. Hoy dejar pasar hacia el norte ya no funciona, especialmente debido a que varias de las fronteras de la ruta de los Balcanes están cerradas. Es en estos momentos cuando la dejadez griega se torna en contra de los propios griegos. Y a superar ese escenario no ayuda en nada llamar a la embajadora en Viena como acto de pura desesperación. Esto no es más que un truco publicitario, a pesar de que a algunos pueda parecerles simpático de cara al camino solitario que ha adoptado Austria. Después de todo, en algunas islas griegas parece que la recepción y registro de los refugiados poco a poco comienza a funcionar. Pero para muchos miembros de la UE el tiempo de las confianzas es cosa del pasado. Ahora solo valen los controles fronterizos.

2. Alemania debe ser más dura

Max Hofmann.
Max Hofmann.Imagen: DW/B. Riegert

La canciller alemana, Angela Merkel, intenta desde hace meses convencer a sus socios europeos de la necesidad y justicia que supone la repartición equitativa de los refugiados. Junto con los controles en las fronteras externas, esta es la segunda parte de su plan para reducir el número de refugiados. Con el tiempo, esta propuesta debía debilitar incluso las posturas duras del húngaro Viktor Orban, seguramente ese era el cálculo. Pero ahora el tiempo corre en contra de ellos. El Gobierno de Alemania debe encontrar una forma de hacer que los más díscolos vuelvan a negociar. Y no bastará con ramos de rosas. El ministro del Interior, Thomas De Maizière, aseguró a Deutsche Welle que su ministerio “está preparado para tomar muchas medidas”. Entre ellas podría encontrarse también el cierre de las fronteras alemanas. Eso sería un problema para los migrantes y también para Grecia, y también traería dolores de cabeza a otros países de la Unión, donde la crisis de los refugiados sigue siendo vista como un problema puramente alemán. La presión debe ser lo suficientemente fuerte para poner algo de cordura en un debate dominado por propuestas populistas.

3. La UE debe despedirse de Schengen, por ahora

Schengen equivale a moverse por distintos países sin atravesar controles en las fronteras y es, sin dudas, uno de los grandes logros de la Unión Europea. Es una cosa fantástica, pero imposible de sostener, al menos por ahora. Cuando se trata de obtener información sobre los recién llegados, sean ahora refugiados o inmigrantes económicos, y trabajarla de manera eficiente, las instituciones nacionales son más eficientes que la Unión Europea. Además, en casos como la actual oleada de personas, no basta con un control externo, sino que se hacen necesarios distintos puntos de control dentro de la UE. No solo para identificar a las personas, sino también para acoger a los más necesitados. Las fronteras nacionales dan esa opción. Por más beneficioso que sea viajar sin interrupciones, lo cierto es que la sensación de comodidad que había antes en la UE ya no existe. No se debe sobreestimar a las instituciones europeas, pues en realidad la unión de los distintos estados es solo viable en la medida de que existe una cooperación estatal, que permita reaccionar y enfrentar bien cualquier crisis. Y eso, la cooperación entre los miembros de la Unión Europea, es algo exótico en estos tiempos.