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Entrevista a experta económica sobre Francia.

21 de abril de 2012

En Francia se vive un ambiente de crisis. El desempleo está en un nivel récord, y el crecimiento económico cojea detrás del de Alemania. La experta Isabelle Bourgeois habló con DW sobre la necesidad de una reforma.

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Titel: Wahlkampfauftritt Nicolas Sarkozy Schlagworte: Sarkozy, Wahlkampf, Präsidentschaftswahl, Frankreich Wer hat das Bild gemacht/Fotograf?: Bettina Kaps Wann wurde das Bild gemacht?: 15.4.2012 Wo wurde das Bild aufgenommen?: Paris, Place de la Concorde Bei welcher Gelegenheit/in welcher Situation wurde das Bild aufgenommen?: Beim Wahlkampfauftritt von Nicolas Sarkozy auf der Place de la Concorde Wer oder was ist auf dem Bild zu sehen?: Vor fünf Jahren feierte Sarkozy hier seinen Sieg.
Imagen: Bettina Kaps

El balance es amargo para el presidente galo, Nicolas Sarkozy. En los cinco años de su mandato no sólo aumentó el desempleo, sino también la deuda pública. Tampoco se logró el crecimiento económico prometido. La industria gala suprime cada mes 1.000 puestos de trabajo. En el 2011, Sarkozy habló sobre la necesidad de introducir reformas parecidas a las que implementó el excanciller alemán Gerhard Schröder en su día. Deutsche Welle entrevistó sobre el tema a Isabelle Bourgeois, especialista en economía del Centro de Información e Investigación de la Economía Alemana (CIRAC por sus siglas en francés).

Deutsche Welle: ¿Cuál ha sido la percepción del “modelo alemán” en la campaña electoral en Francia?

Isabelle Bourgeois: Está presente cuando se tratan temas políticos europeos, como la crisis de la deuda. Algunos candidatos advierten también sobre la amenaza de un recorte social, como el que se dio en Alemania.

¿Cuáles son las deficiencias de Francia en comparación con la economía alemana, cuando se habla de modernización?

La primera y quizá mayor deficiencia de Francia es que no reconoció a tiempo que la economía mundial se globalizó. Yo lo comparo con la imagen del pueblo de Asterix. Uno siempre puede pegarle a los romanos, pero eso no resuelve el problema de la globalización, porque hay que vivir con ella. El segundo problema es que Francia no ha comprendido en décadas lo que realmente significa la integración europea.

¿Cree usted que Francia se encamina hacia una nueva fase de proteccionismo?

Tal vez, pero es no es lo más importante ahora. Pienso que más bien es un síntoma del populismo. No se sabe muy bien cómo abordar el problema del mundo moderno en el que vivimos (...) Lo más revelador de esta campaña electoral es que ningún candidato ha tratado el verdadero núcleo del problema. Es decir, ¿cómo podemos reducir las deuda? ¿Cómo puede la industria ser más competitiva? ¿Cómo reducir el desempleo juvenil y modernizar las estructuras para mantener la competividad?

¿Qué consecuencias tendrá esa negación de la realidad en los próximos meses y años en Francia?

El proteccionismo no es posible en la Unión Europea (UE). Se trata solo de lemas de campaña sin fundamento. A más tardar en junio, después de las elecciones parlamentarias, se darán cuenta. Las agencias de rating están al acecho; está en juego nada menos que la calificación triple A de Francia. En ese momento se abordará la cuestión de cómo se puede modernizar Francia y cómo se puede reactivar la economía.

¿En la práctica, qué puede hacer la política?

Podría hacer mucho, si quisiera. Primero debería dejar de tener a Alemania como ejemplo. En su lugar, debería considerar que el benchmarking significa analizar las fuerzas y debilidades propias. Francia tiene mucho por hacer en este aspecto. Además, debe desarrollarse una nueva política de educación, así como una estrategia de calificación. Hay que repensar la gestión de personal, comenzando por la administración pública. Una carrera profesional no se puede medir por la edad ni por el estatus económico. Las gremios de empresarios deben volverse autónomos y asumir su responsabilidad. Los sindicatos deben redescubrir que no son minipartidos comunistas, sino tener como primer objetivo la defensa de los intereses de los trabajadores.

¿Entonces no es buena idea que Francia aplique las fórmulas alemanas?

Sería una catástrofe, porque aquí no existe el principio de subsidiariedad. En Alemania, todo se basa en el principio de responsabilidad individual. Cada actor decide por sí mismo, y sólo acude al otro nivel cuando no puede solucionar el problema por sí solo. Francia, en cambio, es un Estado centralizado. Por ello, es el Estado francés quien se responsabiliza del bienestar de toda la sociedad. El ciudadano por sí mismo no tiene responsabilidad en este sentido.

Desde una perspectiva económica, ¿cree usted que ayudaría a Francia que Alemania aumentara los salarios?

Si fuera así, entonces nadie habría entendido cuán entrelazadas se encuentran las economías de los miembros de la UE. Si Alemania pierde competitividad, eso también afectaría a Francia, y con ello a todo el bloque. Alemania, quiéralo o no, tiene que seguir siendo competitiva. Si se debilita, esto también tendrá implicaciones para sus socios.

Autor: Andreas Noll / Cristina Mendoza Weber

Editora: Emilia Rojas