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Bolivia y Chile: comunicación en medio de la tensión

Natalia Messer (DZC)23 de noviembre de 2015

DW conversó con dos analistas sobre las estrategias políticas y comunicacionales que llevan los países en el marco del diferendo marítimo planteado por La Paz.

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Imagen: Reuters/D. Mercado

Todo comenzó con la Guerra del Pacífico (1879-1883) que enfrentó a Chile con Perú y Bolivia, conflicto que modificó los límites entre los tres países y que determinó la pérdida de acceso soberano de Bolivia al océano Pacífico. Después de más de 130 años, la relación entre estos vecinos sigue tensa. Chile enfrenta hoy una demanda boliviana en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya.

Políticos, ministros e incluso los presidentes de ambos países han declarado, en la prensa o en actividades diplomáticas, sus posturas. Por un lado, Chile dice que respetará el Tratado de 1904, donde se fijaron los límites definitivos entre los dos países. Por el otro, Bolivia apela a las promesas y conversaciones que se llevaron a cabo después de este documento y donde Chile habría manifestado la posibilidad de dar salida marítima a Bolivia.

Comunicación como arma política

Una potencial arma en la política es la estrategia comunicacional. Una idea bien comunicada puede llevar al éxito, y el diferendo entre Bolivia y Chile no es la excepción. En eso concuerda el politólogo chileno Guillermo Holzmann, quien explica a DW que Bolivia cuenta con claras estrategias políticas y comunicacionales, siendo esta última la más ocupada por La Paz. Esta estrategia es también la que genera constantes polémicas a través de la prensa. “Evo Morales señala la demanda marítima como un tema justo y acotado de derecho, pero esto también representa un llamado a la opinión pública internacional, regional y también de Chile”, opina Holzmann.

El analista ve en la figura del presidente Morales un rol importante en la estrategia comunicacional, “porque viene de una raigambre popular, no asociada a la élite boliviana. Tiene un perfil étnico que representa a los pueblos originarios y eso despierta la simpatía de países europeos u occidentales, y porque representa a aquellos trabajadores que, no teniendo estudios formales suficientes, son parte del pueblo boliviano. Eso genera empatía en torno a la necesidad de crecimiento y desarrollo de un pueblo”, dice.

Guillermo Holzmann, politólogo chileno
Guillermo Holzmann, politólogo chilenoImagen: privat

Sin embargo, y a pesar de la definida estrategia comunicacional que identifica el experto chileno, “la demanda marítima es el único tema sobre el que tiene que hablar Bolivia, porque no tiene un posicionamiento internacional, donde Chile, a pesar de ser un país pequeño, tiene mayor trayectoria, mayor peso y mejores relaciones en una diversidad de temas que escapan por mucho al tema del mar”, sentencia Holzmann.

Algunas semejanzas

En el lado opuesto se encuentra el analista en Derecho Internacional y presidente del Instituto de Estudios Internacionales (IDEI) de Bolivia, Óscar Alba. El abogado considera que, más que estrategia comunicacional boliviana en el tema marítimo, se trata de “recalcar una política de Estado inserta en la nueva Constitución Política. Se dice que como Estado, más allá cual sea el gobierno, vamos a seguir implementando acciones jurídicas, políticas y mediáticas para lograr acceso soberano, que es parte de la conciencia cívica nacional”.

El mundo de hoy es mediático, y en ese sentido, para el analista boliviano, que su país difunda la demanda del modo que lo hace es completamente legítimo “desde el punto de vista del derecho internacional, porque estamos hablando de promesas, actos unilaterales, que son parte de un derecho internacional ampliamente aceptado hoy”.

El abogado boliviano Óscar Alba
El abogado boliviano Óscar AlbaImagen: Privat

El abogado considera que Chile cuenta con una clara arma comunicacional, incluso con mecanismos similares a los que usa Bolivia. “Convocar, por ejemplo, a un consejo de Ministros de RR.EE, expresidentes y comunicadores”, dice. Pero desde un punto de vista del discurso político, Alba considera que el gobierno chileno, al negar el principio de negociación, ratifica su aislamiento internacional. Además, observa que la posición chilena se ha fragilizado en dos sentidos: “Buscar la incompetencia de la CIJ y estar muy a la defensiva respecto a la Guerra del Pacífico y el Tratado de 1904”.