Caos en Barcelona por suspensiones de vuelos de Vueling

Caos e indignación en el aeropuerto de Barcelona, donde la aerolínea española Vueling volvió a cancelar numerosos vuelos este sábado (02.07.2016), al inicio de las vacaciones de julio en un año que prometía alcanzar un récord de viajeros.

La compañía de bajo coste de IAG hermana de Iberia, la primera del aeropuerto de El Prat, canceló por la mañana una decena de vuelos, nueve de ellos con origen o destino en la capital catalana. Y la mayoría de rutas acumulan retrasos, algunos de hasta tres horas. Vueling explicó a través de Internet que las cancelaciones se deben a “motivos operacionales”, al igual que hizo en los días anteriores.

El viernes había dejado de operar seis vuelos en Barcelona, su principal lugar de operaciones, con el 40 por ciento de su tráfico. Como en los últimos días, los retrasos fueron generalizados. En el último mes, miles de viajeros que habían comprado billete en Vueling se quedaron en tierra o tuvieron que esperar horas para embarcar. El año pasado ya fue la aerolínea que más retrasos acumuló.

Desde las oficinas centrales se defienden y aseguran que se trata de algo “puntual”. Su director comercial, David García Blancas, pidió públicamente disculpas el viernes y reiteró que el grupo está haciendo “todo lo posible” para paliar la situación. El comité de empresa de Vueling atribuyó hoy el caos operativo que sufre la compañía a la “nefasta gestión y previsión” de la anterior directiva.

En un comunicado, el Sindicato de Tripulantes Auxiliares de Vuelo de Líneas Aéreas negó que el problema se deba a una huelga encubierta por parte de los trabajadores, a quienes considera “una víctima más de la mala praxis empresarial”. También los afectados denuncian mala gestión y planificación en plena temporada estival, así como descoordinación, expansión desmedida e inexperiencia del grupo.

En el aeropuerto de El Prat, el segundo mayor de España, este sábado se repiten las quejas y las colas de hasta 150 personas. La indignación es enorme no sólo por las cancelaciones y los retrasos, sino porque de momento no hay indicios de que la situación vaya a cambiar. (dpa)