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Terrorismo

“Carlos”: asesino por ideología

Kersten Knipp
28 de marzo de 2017

Un tribunal francés condenó a Ílich Ramírez Sánchez, alias “Carlos”, nuevamente a prisión perpetua. El terrorista venezolano mató en los años 1970 y 1980 a más de mil seres humanos. Nunca se arrepintió.

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Frankreich Carlos der Schakal
Imagen: picture-alliance/dpa

Dos fueron los muertos y 34 los heridos. Podrían haber sido más el 15 de septiembre de 1974, cuando terroristas arrojaron una granada en la gran tienda parisina "Drugstore Publicis”.

Dos muertos y 34 heridos: no muchas víctimas según Ílich Ramírez Sánchez, alias "Carlos”, también conocido como "El chacal”. En los atentados cometidos bajo su responsabilidad murieron entre 1.500 y 2.000 seres humanos, dijo en una entrevista con el periódico venezolano El Nacional. En otra entrevista, con el El País, de Madrid, en 2010, manifestó que no se arrepiente de nada. Sí, en sus "operaciones” murieron personas. "Pero pocos inocentes, quizás un diez por ciento. Un diez por ciento no es nada, hermano”, agregó.

 

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Por el atentado de septiembre de 1974, Ramírez  acaba de ser condenado en París a prisión perpetua. El autoproclamado "revolucionario profesional” evadió responder con claridad durante el juicio: "Quizás haya sido yo, pero no hay pruebas”, dijo Ramírez, hoy de 67 años, que utilizó la sala del juicio como escenario, como ya otras veces. El tribunal, por el contrario, no tuvo dudas de su culpabilidad.

"La reina roja "

Para el tribunal, Carlos, miembro por entonces del "Frente Popular para la Liberación de Palestina”, arrojó la granada el 15 de septiembre como forma de presionar al Estado francés para que dejara en libertad a Fusako Shigenobu, llamada "La reina roja”, miembro del "Ejército Rojo Japonés” (ERJ), detenida poco antes en el aeropuerto de Orly.

Previamente, el ERJ había tomado rehenes en la embajada francesa en La Haya. Dos días después del atentado, los secuestradores liberaron a los rehenes y huyeron con 300.000 dólares de rescate en un avión Boeing 707.

El ataque en la tienda fue solo uno de varios atentados cometidos por Ramírez en París. El 13 de enero realizó un ataque fallido con una bazuca contra dos aviones de la aerolínea israelí El-Al. Pocos días después, el 19 de enero, Ramírez y dos cómplices intentaron balear otro avión de El-Al desde una terraza del mismo aeropuerto. Fueron descubiertos, pero tomaron dos rehenes. Luego de duras negociaciones, las autoridades pusieron a su disposición un avión que los llevó a Bagdad.

Imagen de Ramírez obtenida en los años setenta.
Imagen de Ramírez obtenida en los años setenta.Imagen: picture-alliance/AP Photo

Pero ya en 1975, Ramírez estaba de vuelta en París. Cuando un comando de cuatro policías intentaba detenerlo, después de haber recibido información confidencial, Ramírez mató a dos de ellos y huyó.

Amigo de la Stasi y la Securitate

En 1976 creó su propio grupo terrorista, la "Organización de los Revolucionarios Internacionalistas”. El grupo atacó la obra en construcción de la central atómica francesa Superphénix. Dos miembros de la organización fueron detenidos. Otros comandos atacaron en 1983 la Maison de France en Berlín, la estación de ferrocarriles de Marsella y un tren rápido.

En 1997, un tribunal francés condenó a Ramírez a cadena perpetua por los asesinatos de 1975. En otro proceso, fue condenado nuevamente a prisión perpetua por los atentados de 1981/82. Por entonces, su ataque más tristemente célebre lo había llevado a cabo ya varios años antes: la toma de rehenes en la sede central de la OPEC en Viena, en 1975.

Ramírez fue detenido en Sudán en 1994. Que haya podido escabullirse una y otra vez se debe también a la Guerra Fría. Ramírez se identificaba con los por entonces países del "Pacto de Varsovia”. Tenía contactos con la Stasi (Policía Secreta) de la RDA y con la Securitate rumana. Nicolae Ceaușescu, el dictador rumano derribado en 1989, llegó a calificarlo de "gran patriota, muy solidario”.

Admirador de Bin Laden

En la entrevista con El País, en 2010, el periodista le preguntó acerca de Osama Bin Laden, el terrorista jefe de Al Qaeda. "Es un idealista que lleva adelante la yihad”, le dijo Ramírez, convertido al islam. Dicen que los ataques del 11 de septiembre de 2011 en Estados Unidos los saludó con la exclamación "Allahu Akbar" ("¡Dios es grande!”).

El comunismo, la revolución mundial, el islam. Ideológicamente, la carrera de Ramírez sería impensable sin lo que el filósofo canadiense definió como "los grandes relatos”: el compromiso con un objetivo tan enorme y elevado que todos los medios se justifican. Para Ramírez, el crimen forma parte de esos medios.

Kersten Knipp (PK/DZC)