1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

"China no es amenaza para Latinoamérica"

Evan Romero Castillo7 de noviembre de 2008

La creciente influencia de China a escala internacional como actor geopolítico y potencia económica despierta admiración, pero también resquemor entre sus socios del Nuevo Mundo. ¿Es el recelo de Latinoamérica infundado?

https://p.dw.com/p/FpY2
El profesor Hartmut (izq.)Sangmeister expone en Hamburgo su análisis de las relaciones entre China y América Latina.Imagen: Evan Romero-Castillo

La intensificación de las relaciones económicas entre China y el subcontinente latinoamericano trae consigo retos a los que nadie debería temer. Esta es la opinión del Dr. Hartmut Sangmeister, quien en su conferencia “China y Latinoamérica: ¿socios económicos o rivales?”, dictada en el German Institute of Global and Area Studies (GIGA) de Hamburgo, intentó responder a una pregunta que está en el aire desde hace varios años: ¿Quién saca verdadero provecho de esta conexión transpacífica?

Protagonista de la globalización

El vigor de China como exportador de mercancías e inversionista transnacional la ha convertido en protagonista de la economía globalizada y socio atractivo para las naciones industrializadas y aquellas en vías de desarrollo. Estas últimas ven en el coloso del Lejano Oriente a un colaborador pragmático, dispuesto a establecer acuerdos bilaterales en materia de comercio e inversiones sin poner demasiadas condiciones. Y a través de estos pactos en el eje sur-sur, la República Popular China consigue acceso a fuentes energéticas y materia prima que escasean en su territorio, a mercados para la venta de sus productos terminados y a nuevos aliados para imponer su doctrina de “una sola China”, el instrumento de política exterior con el que ha ido aislando diplomáticamente a Taiwán —su “provincia rebelde”— de la comunidad internacional. Sólo 11 países latinoamericanos sostienen todavía relaciones con Taiwán.

Resquemores latinoamericanos

Pero las aparentes ventajas de negociar con el gigante asiático son evaluadas con ambivalencia al otro lado del Pacífico, advierte Sangmeister, catedrático de la Facultad de Economía y Ciencias Sociales de la Universidad de Heidelberg. El empresariado y el gobierno chinos son vistos con desconfianza no solamente por ecologistas y activistas de derechos humanos, cuyas críticas son ampliamente conocidas, sino también por las élites financieras y los medios de comunicación latinoamericanos, quienes perciben el ascenso de China como una amenaza para los intereses comerciales de América Latina en Estados Unidos y Europa.

“Esos temores son exagerados”, sostiene el experto. A juicio de Sangmeister, es inevitable que las transacciones económicas entre naciones le generen ganancias desiguales a los involucrados, pero no por eso cree que en las relaciones comerciales sino-latinoamericanas haya de antemano ganadores y perdedores. Después de todo, agrega, mientras más rápido China deje de ser una economía monopolizada por el Estado y se convierta verdaderamente en una economía de mercado, mayor chance tendrán los países de América Latina de ofrecer sus mercancías al otro lado del océano.