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Cláusula para cerrar fronteras europeas

Friederike Wintgens / Emilia Rojas31 de mayo de 2013

Los países signatarios del Acuerdo de Schengen podrán volver a establecer controles fronterizos con más facilidad. La europarlamentaria verde Ska Keller critica la decisión en entrevista con DW.

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Imagen: picture-alliance/dpa

DW: Los países del área de Schengen podrán volver a controlar en el futuro sus fronteras en casos especiales; por ejemplo, si temen la entrada masiva de refugiados. Así lo acordó la Unión Europea este jueves. ¿Significa esto el fin del acuerdo de Schegen?

Ska Keller: Quizá no el fin, pero de todos modos vemos el peligro de que la nueva decisión conlleve algunas restricciones al Acuerdo de Schengen y la libertad de circulación de los ciudadanos europeos se vea lentamente minada.

Ya antes de la decisión de este jueves existía la posibilidad de que, ante acontecimientos como un atentado terrorista o un mundial de fútbol, los países pudieran establecer controles fronterizos. ¿Por qué era necesaria entonces una reforma?

Toda la controversia surgió en el marco de la llamada Primavera Árabe, cuando llegaron emigrantes a Italia y, habiendo obtenido allí documentos, viajaron a Francia. En ese entonces hubo una gran polémica en cuanto a quienes podían continuar viaje y a si era necesaria una reforma del Acuerdo de Schengen.

Landesvorsitzende Bündnis 90/Die Grünen in Brandenburg Ska Keller
Ska Keller, europarlamentaria de Los Verdes y experta en migraciones.Imagen: picture-alliance/dpa

La Comisión Europea había propuesto originalmente que el acuerdo fuera considerado un patrimonio comunitario, de modo que las decisiones de cuándo y dónde cerrar una frontera tuvieran que tomarse a nivel europeo. Nosotros, los políticos de Los Verdes, estuvimos de acuerdo y respaldamos la propuesta.

Desgraciadamente, con la nueva decisión retrocedemos con respecto a las reglas que teníamos hasta ahora. La Comisión adquiere un papel marginalmente mayor, porque ha de vigilar las medidas de los Estados miembros. Pero ahora se añaden más motivos que pueden esgrimir los países para cerrar sus fronteras; por ejemplo, si otros signatarios de Schengen presentan supuestamente déficits graves para vigilar sus límites territoriales.

Pero todos los países deben dar su consentimiento y la Comisión Europea tendrá la última palabra. ¿No es eso garantía suficiente de que no se abusará de la nueva cláusula?

Como ya quedó en evidencia en el pasado, el control fronterizo se aplicó con rapidez, no solo en caso de peligro urgente. Un partido de fútbol o una visita del Papa bastaron para cerrar fronteras. Y no hay ahora un mecanismo efectivo que lo evite. A fin de cuentas, siguen siendo los países los que pueden decidir si cierran las fronteras o no.

Alemania fue uno de los impulsores de la cláusula de emergencia. ¿Puede explicarnos por qué?

Yo encuentro la posición alemana muy hipócrita. Cuando Dinamarca cerró su frontera con Alemania hace dos años, hubo protestas, también de parte del ministro germano del Interior. Todos dijeron que lo que hacía Dinamarca no podía hacerse. Y ahora Alemania apoya estos planes para controlar fronteras. Me parece una postura fatal.

Inmigrantes ilegales en un campamento en Grecia (2012).
Inmigrantes ilegales en un campamento en Grecia (2012).Imagen: picture-alliance/dpa

¿Qué significa la decisión adoptada para los refugiados que llegan a Europa?

En principio, significa que pueden ser usados como argumento para cerrar fronteras. El criterio de que un país presenta déficits en sus controles fronterizos se cumple cuando llegan a él muchos inmigrantes, como ocurre, por ejemplo, en Grecia. Entonces puede utilizarse el argumento para cerrar las fronteras con Grecia. Eso tendrá consecuencias negativas para los que huyen, porque también Grecia intentará evitar que entren al país.

¿Ha aumentado realmente tanto el flujo de refugiados hacia Europa desde el comienzo de la Primavera Árabe?

Visto desde una perspectiva global, en realidad solo un pequeño porcentaje de todos los refugiados viene a Europa; aproximadamente un nueve por ciento. La mayoría de ellos se encuentra en otras regiones, como Pakistán o los países vecinos de Siria.

Autora: Friederike Wintgens / Emilia Rojas
Editora: Rosa Muñoz Lima