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Colombia posconflicto: ¿qué hará la diplomacia europea?

Enrique Anarte1 de septiembre de 2016

La posibilidad de un eventual acuerdo de paz definitivo en Colombia exige asimismo un replanteamiento del papel que la UE va a jugar como actor a favor de la paz y la justicia.

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Kolumbien FARC Friedensabkommen
Imagen: Reuters/A. Meneghini

Mientras Colombia celebra un acuerdo de paz que todavía debe ser refrendado por el pueblo colombiano el próximo dos de octubre, los actores internacionales, sobre todo aquellos que más se han involucrado en el proceso, se preparan para adaptar sus relaciones diplomáticas con este país latinoamericano a una eventual Colombia posconflicto.

Entre ellos está la Unión Europea (UE), cuyo brazo diplomático dirige la italiana Federica Mogherini, quien el pasado 25 de agosto aplaudió el anuncio del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC como “una oportunidad histórica y única para la paz” en el país. Además, la jefa de la diplomacia comunitaria recordó que la UE apoyaría la implementación del proceso de paz con un paquete de cooperación de 575 millones de euros.

Un portavoz de la Comisión Europea consultado por DW explicó que estos fondos se dedicarán a medidas a corto y largo plazo, en forma de asistencia técnica, subvenciones y préstamos que estarán disponibles una vez que el acuerdo de paz definitivo sea firmado. El dinero proviene de diferentes fuentes, entre las que se encuentran el Fondo Fiduciario para Colombia de la UE, el Instrumento en pro de la Estabilidad y la Paz y el Banco Europeo de Inversiones. Algunas de las materias a las que se dedicará esta suma millonaria, según este portavoz, será el desminado humanitario, el apoyo a los mecanismos de justicia local y la educación para la paz.

El dinero no basta

“No es suficiente ayudar con dinero”, señaló a DW Barbara Lochbihler, eurodiputada alemana y vicepresidenta de la Subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo. Para esta representante de Los Verdes, es el momento de “reconsiderar la actitud de los propios Estados miembros de la UE”, entre los que echa de menos una “crítica insistente sobre la cooperación entre grupos paramilitares y representantes del alto nivel de la política”.

DW habló también con Oidhaco, una plataforma de varias ONG de derechos humanos con sede en Bruselas, desde donde coinciden en que el desmantelamiento de estos grupos todavía activos debería ser de ahora en adelante una prioridad de la UE, así como trabajar para facilitar las negociaciones entre el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), otra guerrilla que opera en Colombia desde 1964.

En este sentido, Lochbihler destacó que “lo más importante para que el proceso de paz sea exitoso es superar la impunidad”. La eurodiputada ecologista cree que “desde afuera, la UE tendrá que intensificar mucho más sus esfuerzos para apoyar este proceso”, del cual considera que los propios socios comunitarios pueden aprender mucho.

Para lograr esto, OIDHACO considera crucial el apoyo de la UE a la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas por los Derechos Humanos (OACNUDH), que lidera los esfuerzos de las Naciones Unidas para la promoción y la protección de los derechos humanos en el mundo y tiene una presencia importante en numerosos países de Latinoamérica, entre ellos Colombia. De acuerdo con la plataforma bruselense, este organismo va a tener un papel crucial de verificación en el escenario de postacuerdo y "para realizar esta tarea de manera efectiva e independiente, debe recibir de manera directa recursos financieros y humanos suficientes".

Más sensibilidad hacia las actividades de las multinacionales

Las actividades extractivas de empresas europeas en Colombia también preocupan a estas fuentes consultadas por DW. Así, en OIDHACO se considera que un monitoreo adecuado por parte de la UE “podrá ayudar a que estas relaciones comerciales contribuyan a disminuir las inequidades sociales y económicas que están en el origen del conflicto armado que vive Colombia”. Para la eurodiputada alemana, la UE debe demostrar “más sensibilidad” respecto a las consecuencias sociales, económicas y ambientales que tiene a menudo la presencia de estas multinacionales en territorio colombiano. A su juicio, la UE necesita llevar a cabo un viraje en su postura si quiere contribuir a superar los obstáculos que todavía enfrenta el pueblo colombiano: “solo un cambio de su propia actuación puede promover un desarrollo justo y pacífico en Colombia”.

En cualquier caso, por ahora la UE ha hablado alto y claro a favor de la paz en Colombia y se ha mostrado consciente de los obstáculos que todavía entorpecen el camino. Justicia y reconciliación nacional, así como los principios de verdad y reparación, son los objetivos que la diplomacia europea se ha marcado en estos momentos, que Mogherini ha calificado como “proceso histórico”.