Los científicos han buscado desde hace décadas un reloj en el cerebro humano, pero sin éxito. Hasta que el experto en tiempo Marc Wittmann tuvo una nueva idea: el generador de impulsos del reloj interior podrían ser funciones corporales como el latido del corazón, la presión arterial, la respiración y otras muchas señales que el cerebro recibe del cuerpo.
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Un sistema muy delicado, ya que las funciones corporales son facilmente influenciables, por ejemplo por los sentimientos. Eso podría explicar por qué en situaciones emocionales calculamos tan mal el tiempo.