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Crímenes de lesa humanidad: ¿cómo definir mejor lo indefinible?

Kerstin Schweighöfer / jov7 de diciembre de 2008

La Conferencia sobre Crímenes contra la Humanidad busca criterios para fijar los términos que permitan mejorar la aplicación de justicia.

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La Haya: "capital legal del mundo".Imagen: picture-alliance/dpa

¿Qué son crímenes de lesa humanidad y qué etnocidio? – Estas son las preguntas clave de la conferencia internacional en la antesala de la celebración de los 60 años de la resolución de Naciones Unidas sobre crímenes, que por estos días define en La Haya, prácticamente, lo indefinible.

La Haya alberga a la Corte Penal Internacional, también llamada Tribunal Penal Internacional, es la instancia de justicia que juzga a los sindicados de genocidio, de crímenes de guerra y de lesa humanidad. Hasta ahora entre los delitos de lesa humanidad se cuentan la esclavitud, la segregación racial, los asesinatos y desapariciones forzadas, la tortura, los secuestros y otras agresiones contra la integridad psíquica y física humana.

Dicha conferencia tiene lugar en la víspera de la celebración del sexagésimo aniversario de la emisión de la resolución 260, del nueve de noviembre de 1948, conocida como la “Convención sobre la prevención y castigo de los crímenes contra la Humanidad”. En la conferencia del Palacio de la Paz, de La Haya, a la que asisten historiadores, sociólogos, juristas y políticos de todo el mundo, se debate el pasado y el futuro de la mencionada convención.

La intención es lo que cuenta…

¿Por qué una masacre, sea tan horripilante como sea, no es automáticamente un genocidio? – “Genocidio es un término la mitad griego y otra latino. Viene de ‘genus’ que en griego quiere decir pueblo y de ‘caedere’ que en latín significa matar”, explica a DW-WORLD el historiador holandés Wichert Ten Have, uno de los organizadores de la conferencia.

La idea, el plan o el hecho de eliminar un pueblo o etnia completamente fue lo que tipificó la Convención de Naciones Unidas en 1948. Y el criterio más importante aquí es la intención de ejecutar este crimen contra la humanidad. Por eso para que se acuse de genocidio no es necesario que haya una masacre, basta con el asesinato de una sola persona del grupo al que se pretende erradicar.

El problema de los fiscales

Se habla también de genocidio cuando, por ejemplo, todas las mujeres del grupo, la familia o la etnia afectada, hayan sido esterilizadas y los niños desaparecidos. Lo que, en principio cuenta para la acusación, es que haya habido la intención de extinguir esa comunidad de personas. Este es el criterio decisivo, y a la vez, el más difícil de comprobar para los fiscales.

El inventor de la palabra genocidio fue el abogado polaco Raphael Lemkin, un pionero del Derecho Internacional. Lemkin lo hizo motivado por la masacre cometida por los turcos contra el pueblo armenio en 1915 y que hoy, hablando en términos jurídicos, aún no se cuenta como genocidio.

Apenas en los últimos 15 años es cuando se ha logrado llevar a las cortes a criminales sindicados de genocidio. En dos casos se ha sentado un precedente: ante los tribunales especiales de la ONU en Ruanda y los que aún manejan el genocidio cometido por los serbios. Los fallos son claros: tanto los masivos asesinatos de los tutsies en África, como los de miles de musulmanes en el sureste europeo, fueron genocidios. En Ruanda fue condenada toda una serie de dirigentes políticos responsables de los crímenes. De si en el caso serbio vaya a suceder lo mismo, está por verse: Milosovic murió antes de dictarse fallo y el general Mladic anda todavía suelto.

¿Cuándo irá el presidente de Sudán, Omar el Bashir, a tribunales?

El último caso de sindicación de genocidio lo emitió el fiscal general del Tribunal Penal Internacional, el argentino Luis Moreno Ocampo que presentó en 2008 la demanda por genocidio en Darfur contra el presidente de Sudán, Omar el Bashir.

La dificultad de probarle a los sindicados si son o no autores de genocidio han llevado a algunos a pedir que se disminuyan las exigencias de la definición de dicho crimen. Algo impensable para Ten Have. Otro punto es el “abuso” del término. El debate se ha encendido desde que defensores de animales hablan de “genocidio” contra los peces o incluso las palomas de ciudad.

Pero tal vez el ejemplo más patético lo dieron tanto Rusia como Georgia en la confrontación de este año cuando ambas partes se acusaban mutuamente de genocidio para justificar los ataques militares.

No todos los países latinoamericanos cooperan con La Haya

Al 5 de Abril de 2008, 106 países han firmado el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, 30 de ellos son de países africanos, 13 de países asiáticos, 16 de Europa del Este, 22 de Latinoamérica y el Caribe y 25 de Europa del Oeste y otros países.

Los expertos en La Haya concluyen, por ahora, que aunque el uso del término no sea fácil, permanecerá porque, al fin y al cabo, es la palabra sobre la cual medio mundo ha logrado ponerse de acuerdo para lograr más justicia. No en vano el otrora secretario general de Naciones Unidas, Boutros Gali, hablaba de La Haya como de la “capital legal del mundo".