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¿Cuál es el mayor desafío para Evo Morales?

Mirra Banchón (EL)22 de enero de 2016

El presidente boliviano ha cumplido una década en el poder. "Acortar el abismo entre su programa político de desarrollo y la población seguirá siendo su mayor desafío", dice analista consultado por DW.

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Imagen: picture-alliance/dpa/M. Alipaz

“Que Bolivia haya decidido explotar su litio –del cual tiene la mitad de las reservas naturales del mundo-, y que con centros de investigación quiera desarrollar sus propias fábricas de baterías es un ejemplo de cómo un país pequeño y pobre puede tomar las riendas”, dice a DW Raf Custers, historiador e investigador belga de la red Gresade (Groupe de Recheche pour une strategie economique alternative).

“En las últimas cuatro décadas, lo normal ha sido que las empresas transnacionales reciban concesiones que exploten los recursos naturales, los exporten dejando nada en el país. Bolivia decidió que no quería jugar este juego”, afirma Custers, autor de varios estudios sobre materias primas y desarrollo.

Un ejemplo para el sur global

“En la arena internacional”, sigue Custers, “Bolivia está jugando un papel muy importante en la discusión global sobre soberanía para los países de la periferia. También en las discusiones sobre el cambio climático".

Custers recuerda que –elegido tras años y años de fuertes movilizaciones sociales- la primera gran acción del gobierno Morales, en 2006, fue encargar a las Fuerzas Armadas la “toma simbólica” de estaciones de petroleras extranjeras.

“No fue una estatización, fue renegociar los contratos a fin de dejar más beneficios en el país”, puntualiza. Esto marcó el inicio de un programa de desarrollo que deja saldos positivos reconocidos internacionalmente.

Si bien los altos precios de las materias primas dieron fuerza y margen a estos cambios, “la teoría del desarrollo dice que Bolivia ha hecho lo que se debe hacer si un país quiere pararse sobre sus propios pies”, dice el analista.

Hay que anotar que sus aliados –Brasil, Argentina, Venezuela, Cuba- fueron claves también en esta “refundación” de un país que no había conocido la estabilidad política ni –siendo tan rico en recursos naturales- la bonanza económica.

Concentración de poder

¿Hay algo malo que decir? Reelegido dos veces con más del 60% de los votos y a punto de pasar por referéndum la posibilidad de la reelección indefinida, sus críticos recuerdan que juró respetar una Constitución que permite sólo dos mandatos.

“Lleva su firma, y él mismo la está pisoteando”, dijo a DW durante una visita en Bruselas Carmen Eva González, senadora de Pando por el partido opositor Progreso para Bolivia - Convergencia Nacional.

“Quiere permanecer en el poder y con los 2/3 que tiene el MAS en las Cámaras todo sale a su gusto. Estamos ante una concentración de poder, tiene absorbida la Justicia, viola la independencia de poderes”, dice la senadora. Además, acusa al gobierno de no permitir movimiento ciudadanos que afecten o se opongan a sus intereses.

¿Sus intereses? Pasan por “la estrategia de desarrollo que tiene el gobierno. De darle la oportunidad a la clase empresarial boliviana de crecer, para tener capitales bolivianos más importantes, como un paso intermedio hacia lo que llaman el socialismo del siglo XXI”, explica Custers.

Y hay críticas. Críticas por optar por el modelo de desarrollo extractivista incoherente con su marca registrada del “buen vivir” y la armonía con la Pachamama. Críticas por un sistema clientelista centrado en la figura del carismático líder.Pero las voces críticas no son aceptadas.

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Protesta por la posible reelección indefinida de Evo Morales, septiembre 2015Imagen: picture-alliance/dpa/M.Alipaz

Diferenciar las críticas

“Aquí hay que diferenciar”, analiza Custers. Por un lado están sus antagonistas clásicos desde Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando, los departamentos separatistas que en 2008 encabezaron enfrentamientos y con los que Evo Morales logró pactar.

“Siguen la misma agenda de la oposición de la derecha en Venezuela. Quieren ocupar ese sitio y darle un giro totalmente diferente al desarrollo de Bolivia. No creo que vayan por el interés de la mayoría”, dice Custers. Pero no sólo ellos.

“Entre el gobierno y las comunidades, las organizaciones de la sociedad civil y los movimientos sociales las relaciones se están volviendo difíciles. El gobierno está forzando a las voces críticas a callar”, afirma Custers.

Pero “para el desarrollo es indispensable acortar el abismo entre la población y sus líderes, acercar a la población lo más posible al programa político. Si no, si sólo cuentas con la admiración al líder, puede ir en una dirección errónea”, afirma Custers.

Es aquí –no necesariamente en la baja de los precios de las materias primas- y donde el analista ve el mayor desafío que tendrá el gobierno de Evo Morales, por lo pronto, hasta el 2019.