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Cuba revitaliza su alianza con Moscú

Andreas Knobloch
30 de octubre de 2017

Mientras las relaciones de Cuba con Estados Unidos se enfrían, sus lazos con Rusia vuelven a estrecharse. Sobre todo en el sector petrolero. Pero también en otros ámbitos se incrementa la influencia de Moscú en la isla.

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Imagen: picture-alliance/ZB/J. Büttner

En julio de 2014, llamó la atención una información publicada en el periódico Kommersant, de Moscú, según la cual Rusia quería reactivar su base "Lourdes”, en Cuba. Cerca de 3.000 personas llegaron a trabajar otrora en el mayor centro de espionaje electrónico fuera de Rusia. Durante la Guerra Fría, Moscú utilizó la base para escuchar llamadas telefónicas y radiocomunicaciones de Estados Unidos. Hasta ahora, la base sigue cerrada. Pero mientras las relaciones entre La Habana y Washington se enfrían rápidamente, los vínculos de la isla caribeña con su antiguo gran aliado ruso vuelven a estrecharse.

Tal como en los tiempos soviéticos, Rusia ayuda a Cuba con el suministro de petróleo. Según informó la agencia de noticias rusa Tass, el Kremlin y el Gobierno cubano acordaron a mediados de octubre ampliar los envíos de petróleo ruso y profundizar la cooperación con la isla en este campo. En vista de las dificultades de despacho de Venezuela, agobiada por sus problemas políticos y económicos, el consorcio energético semiestatal ruso Rosneft salta a la brecha. Ya en marzo, Rosneft se había comprometido a enviar 250.000 toneladas de petróleo y diésel a Cuba.

Como en los viejos tiempos

El escenario recuerda un poco a las décadas de 1970 y 1980, cuando la Unión Soviética era el principal garante de la subsistencia económica, y con ello también política, de Cuba. Eso conllevó una sovietización del país, al que llegaron múltiples productos soviéticos, reemplazando a los artículos estadounidenses. En 1972, Cuba, junto a Vietnam, fue el único país del llamado "Tercer Mundo” en integrarse al Comecon (Consejo de Ayuda Económica Mutua).

En los años 80, la Unión Soviética proporcionó a Cuba ayuda económica por un monto cercano a los 2.000 millones de dólares anuales, a los que se sumaron aproximadamente 13 millones de toneladas de petróleo. Cuba se volvió cada vez más dependiente de Moscú. Tanto más fuerte fue pues el impacto cuando de desmoronó la Unión Soviética y se disolvió el Comecon.

En 1991, las deudas cubanas con la Unión Soviética ascendían a unos 35.000 millones de dólares. Rusia, como sucesora de la URSS, le condonó en 2014 el 90 por ciento de esa deuda. El resto debía ser saldado mediante condiciones preferenciales para inversiones rusas en la isla. En ese marco, Rosneft ha de modernizar la mayor refinería cubana, en Cienfuegos,  que actualmente trabaja a media capacidad debido a la reducción de los envíos de petróleo venezolanos.

Kuba Putin Besuch Archiv 2000
Un afiche del año 2000, en La Habana.Imagen: picture-alliance/dpa

Intereses geoestratégicos

Sobre todo desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados se han intensificado los contactos diplomáticos y económicos entre Cuba y Rusia. Ambos países suscribieron en septiembre un paquete de acuerdos relativos, entre otros, al sector de la energía y al ferroviario.

El volumen de comercio bilateral  se incrementó en el primer semestre de 2017 en un 73 por ciento, ascendiendo a más de 176 millones de dólares. Aún dista del que tiene Cuba con sus principales socios comerciales, China y Venezuela, pero la tendencia es claramente ascendente. Lo mismo ocurre con el turismo. Cuba espera este año la cifra récord de 100.000 turistas rusos.

A fines de 2016, Rusia suscribió además un acuerdo para modernizar las Fuerzas Armadas cubanas. Y también vuelven a circular de tanto en tanto informaciones según las cuales Rusia podría volver a abrir una base militare en Cuba, si bien eso parecería menos probable, si es que La Habana tiene interés en mejorar las relaciones con Washington.

Pero, de momento, las tensiones vuelven a aumentar entre Cuba y Estados Unidos. Y, tal como preveían algunos expertos, otros países se perfilan como socios, entre ellos China, Irán y Rusia. "Cuba intenta diversificar sus relaciones”, indica Richard Feinberg, especialista en América Latina de la Institución Brookings, y agrega: "Dado que no parece muy probable poder estrechar las relaciones económicas con Washington en los próximos años, se busca aliados alternativos; sobre todo países fuertes, como Rusia y China, pueden ofrecer condiciones de pago convenientes”.

Rusia, por su parte, persigue con toda claridad intereses geoestratégicos en Cuba. "El mensaje de Putin no es difícil de entender”, afirma Feinberg. A su juicio, "Putin añora recobrar el poderío imperial ruso, y las relaciones con Cuba se inscriben en ese esquema”.

Andreas Knobloch (er/jov)