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Una batalla en torno al euro

16 de diciembre de 2010

Los jefes de Estado y de Gobierno se reúnen en Bruselas el 16 y 17 de diciembre. Se trata de encontrar una solución a la crisis en torno a la moneda común. Y el tono va subiendo.

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Eurobonos, ampliación de paquetes de ayuda, fondos permanentes: se busca solución para el euroImagen: picture alliance/dpa

Los especuladores en los mercados financieros apuestan contra el euro y ponen a los Estados de la UE bajo presión. Así se suele explicar esta crisis del euro que parece no terminar. Markus Kerber, investigador de la Universidad Técnica de Berlín, lo ve de otra manera; los mercados se merecen un agradecimiento, así su opinión, porque después de que los miembros de la eurozona aceptaron a un miembro, a todas luces, tan poco apto como Grecia en la unión monetaria, han mostrado que este país tenía, tiene y probablemente seguirá teniendo una pesadísima carga de endeudamiento fiscal”.

Cuando Grecia, en la primavera de 2010, estaba contra las cuerdas, debió haber recibido un subsidio para abandonar la eurozona, opina Kerber.

Atrapados en la deuda y la recesión

Bundestag - Merkel
La canciller alemana, Angela Merkel, ante el Bundestag, previo a la Cumbre de Bruselas (15.12.2010)Imagen: picture alliance / dpa

Que se hizo de otra manera, lo sabemos. En mayo, la UE y el Fondo Monetario Internacional le estaban dando a Grecia un crédito por 110 mil millones de euros. Los griegos, a cambio, tuvieron que aceptar alzas impositivas y recortes de sueldos. Como consecuencia de la política de recortes, Atenas entró otra vez en la recesión. En el tercer trimestre, el rendimiento económico se había reducido en un 4,5 por ciento en comparación al año anterior.

Por esto, Norbert Braems, economista en jefe del banco Sal Oppenheim, exige crear un programa coyuntural para los países en crisis: “creemos que sin crecimiento no se puede resolver el problema del endeudamiento”. El curso de consolidación en los países con déficit trae, en su opinión, fuertes bajas de crecimiento. “En esta medida, hay que intentar equilibrar la situación y crear potencial de crecimiento sostenible”, afirma Braems. No se trata de un programa para estimular el consumo a corto plazo, sino para atraer inversiones a largo plazo, en infraestructura por ejemplo.

Otras propuestas como la ampliación del programa de bonos del Banco Central Europeo o una ampliación del paquete de ayuda no se ofrecen como una solución a largo plazo; procurarían a la eurozona sólo una pausa para poder coger aire.

Una idea que divide la eurozona

Para acabar con la desconfianza de los mercados, cada vez son más los políticos que exigen de los países de la zona sur de la UE que emitan un programa de eurobonos. Su mayor defensor es el primer ministro luxemburgués y jefe del eurogrupo, Jean-Claude Juncker. Kerber, experto en finanzas, hace expresa su indignación: “Juncker habla por sí mismo, aunque sea el jefe del eurogrupo, es decir de una institución que debería hacer gala de una cierta reserva”. Para el programa de eurobonos no existe fundamento legal en el tratado europeo, más bien lo contrario: “la cláusula bail-out prohíbe que los países miembros se hagan cargo de los diversos riesgos de los otros”, explica Kerber.

Comportamiento antieuropeo”

Asumir los riesgos de los otros, ante esto el Gobierno alemán, hasta ahora, ha dado siempre un paso atrás y ha cosechado ataques frontales de Jean-Claude Juncker. En su opinión, el comportamiento de Berlín es “antieuropeo”.

Y en el Consejo Europeo, que tiene lugar en Bruselas el 16 y 17 de diciembre, otros países de la UE podrían asumir su posición. La presión sobre Alemania aumenta. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ya no niega categóricamente la posibilidad del programa de eurobonos; pone eso sí una condición muy grande: la integración política. Competencias de peso, sobre todo en la política presupuestaria, tienen que ser dejadas en manos de la UE, exige Schäuble. Con esto se subsanaría un error en la construcción del euro, que se basa en políticas fiscales y financieras diversas. Al final de este camino de integración, estaría algo así como unos Estados Unidos de Europa.

Deseable, pero poco realista

Este objetivo sería deseable, también debido al desarrollo de las economías emergentes y el terreno que van ganando con respecto a Europa, explica Braems; sin embargo, “la cuestión es si Alemania y los otros países están ya en el grado de madurez para dar un paso así y entregar una porción de su soberanía a una institución europea”. Un paso así tomará todavía mucho tiempo, también en el sentir de la población, opina Braems.

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Jean-Claude Juncker, primer ministro de Luxemburgo y jefe del eurogrupoImagen: AP

Antes de que este sueño se haga realidad, la unión monetario debe tener el valor de volverse más pequeña, exigen diversos expertos en el país. Está comprobado que era ilusoria la idea de los políticos de que después de una unión monetaria la competitividad de los países iba a equilibrarse. Así, un país como Portugal no debe seguir perteneciendo a la eurozona, opina Kerber. “No cabe que se siga alimentando a países que no cuadran en la disciplina fiscal de la eurozona”, opina añadiendo que las ayudas financieras han llevado a la unión monetaria al final de su camino lógica y hasta el límite de lo soportable.

Francia, “no está apta para la unión monetaria”

Por lo anterior, Kerber está a favor de una división de la unión monetaria. Alemania formaría junto con Finlandia, Holanda, Luxemburgo y Austria una unión por sí mismos. ¿Y Francia, el primer socio comercial de Alemania? “Francia ha aportado a provocar este fracaso de la unión monetaria, pues la dirigencia parisina ha saboteado desde el comienzo la base de la estabilidad política con todos sus medios”, así el duro juicio del experto en finanzas. “Mientras que este gobierno parisino esté en el poder, independientemente del señor Sarkozy, no creo que Francia esté apta para una unión monetaria”.

Autora: Zhang Danhong/Mirra Banchón
Editor: José Ospina-Valencia