De Facto: la actualidad de la semana en Europa

En Alemania, una organización denominada Clandestinidad Nacionalsocialista asesinó a diez personas, nueve de ellas de origen extranjero, entre 2000 y 2007. La responsabilidad de los homicidios quedó de manifiesto sólo hasta hace unos días, cuando dos de los asesinos se suicidaron tras asaltar un banco en la localidad de Eisenach. El ministro alemán del Interior, Hans-Peter Friedrich, evaluó así la situación: “Parece que la evidencia hasta el momento habla de una nueva forma de terrorismo de extrema derecha.”

Y es que nunca antes organizaciones neonazis habían actuado sistemáticamente para asesinar a extranjeros en la República Federal de Alemania. Pero tras el análisis de los hechos criminales, vino la discusión de cómo responder, en el marco de la democracia alemana, al desafío del extremismo neonazi. El presidente alemán, Christian Wulff, se planteó los dilemas de la sociedad alemana ante estos hechos.

“Aún no sabemos cuántas personas resultaron afectadas. Pero las preguntas para nuestro país son claras: ¿hace Alemania justicia a las víctimas y a sus familiares? ¿Debíamos haber sabido antes que estos actos tenían un trasfondo de extrema derecha? ¿Conocemos lo suficiente acerca del neonazismo? ¿Cómo podemos asegurarnos de que el Estado cumple su función protectora en todos los ámbitos de la sociedad?”, dijo.

La canciller Angela Merkel coincidió: “Debemos tener un debate serio acerca de cualquier forma de extremismo. En este caso, está claro que se trata de extremismo de derecha. Debemos combatir en forma decidida estos crímenes tan terribles. No puede suceder que tales hechos ocurran de modo tan abierto.”

Debate sobre informantes

Otro aspecto que encendió la discusión es el papel de informantes presuntamente al servicio del Estado alemán para recabar datos acerca de las actividades de grupos neonazis. Se pudo establecer la presencia de uno de estos informantes cerca de donde ocurrieron seis de los nueve homicidios de inmigrantes.

Renate Künast, del Partido Los Verdes, demandó una investigación: “Nunca he dicho que debemos retirarlos del todo. Pero debemos tener cuidado, y no financiar al extremismo de derecha con dinero público. Hay otros puntos; por ejemplo, escuchas telefónicas u otras fuentes abiertas que son usadas normalmente.”

Monti y el voto de confianza

Tenía una meta difícil, pero la logró. El nuevo primer ministro de Italia, Mario Monti, se propuso formar en unos cuantos días un gobierno que lograra la legitimidad necesaria para afrontar las medidas de ahorro que impone el momento. A la crisis económica se había sumado la crisis política en el Gobierno del anterior primer ministro, Silvio Berlusconi. Mario Monti trata de transmitir confianza a los mercados financieros internacionales, y a los actores políticos y sociales de Italia.

“En poco tiempo hemos trabajado de manera muy seria y estamos convencidos de los resultados. Así, hemos recibido ya señales de apoyo de nuestros socios europeos y de todo el mundo.”

Monti logró el respaldo parlamentario con 556 diputados a favor y 61 en contra. Antes había recibido el voto de confianza en el Senado.

Presión contra Siria

Esta semana, Alemania, el Reino Unido y Francia emitieron un borrador de resolución para que la Asamblea General de la ONU condene la violencia del Gobierno de Siria contra opositores. La iniciativa fue respaldada por países del mundo árabe, y por Estados Unidos. El propósito lo explica Catherine Ashton, representante diplomática de la Unión Europea.

“El futuro de Siria depende de nuestra habilidad para ejercer presión y ver así el final de la violencia. También debemos escuchar a la gente para encontrar la mejor manera de avanzar. Espero que en los próximos días veamos un movimiento significativo en esa dirección.”

Autor: Enrique López

Editor: Pablo Kummetz