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Destino incierto para Guantánamo

Kersten Knipp (ERC/PK)27 de julio de 2015

Vuelve a calentarse el debate en torno al destino de la Base Naval de Guantánamo y del territorio donde esta se asienta. Obama quiere cerrar esa prisión; pero, ¿quiere EE. UU. salir de Cuba por completo?

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Imagen: picture-alliance/dpa/AFP

En el marco del proceso de acercamiento diplomático que protagonizan Estados Unidos y Cuba, uno de los asuntos más controvertidos sigue siendo el destino de la Base Naval de la Bahía de Guantánamo y del territorio donde esta se asienta. El 17 de febrero de 1903, un lustro después de que la isla se independizara de España, los Gobiernos de ambos países firmaron un acuerdo mediante el cual el gigante norteamericano arrendaba de manera perpetua un rincón de la homónima provincia para erigir allí instalaciones militares y de embarque.

El contrato contemplaba que Estados Unidos ejercería control jurisdiccional absoluto sobre la base, pero reconociendo la soberanía de Cuba sobre la zona. El Gobierno de La Habana viene alegando desde hace años que el pacto en cuestión está reñido con el artículo 52 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, que entró en vigor en 1969. Ese artículo declara nulos todos los convenios suscritos bajo amenaza o uso de la fuerza. Sin embargo, el argumento cubano se ve rebatido por otro enunciado de ese documento.

En EE. UU., los republicanos hacen uso de su mayoría en el Congreso para impedir el cierre de Guantánamo.
En EE. UU., los republicanos hacen uso de su mayoría en el Congreso para impedir el cierre de Guantánamo.Imagen: Jewel Samada/AFP/Getty Images

Republicanos contra el cierre de Guantánamo

Según el artículo 4, la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados no debe ser aplicada retroactivamente a contratos firmados antes de 1969. Hoy, la materia vuelve a ser objeto de polémica por la insistencia del presidente estadounidense, Barack Obama en cumplir una de sus promesas electorales más memorables: cerrar definitivamente la base naval de Guantánamo antes de que culmine su mandato. En Washington, sus opositores hacen uso de su mayoría en el Congreso para impedir que ese plan se consume.

116 personas están recluidas en Guantánamo bajo cargos de terrorismo. 52 fueron declaradas inofensivas; la mayoría de ellas está encerrada en la base naval –sin juicio previo– desde 2002, cuando esta fue transformada en una cárcel de alta seguridad. Alrededor de treinta personas han sido catalogados como presos peligrosos y otras 23 están esperando sentencia. La propuesta de transportarlos a todos a territorio estadounidense e internar a los condenados en prisiones locales es rechazada categóricamente por los senadores republicanos.

Ocupación sin justificación

Por otra parte, desde hace más de medio siglo, muchos cubanos sostienen que la razón de Estados Unidos para ocupar la Bahía de Guantánamo ya no tiene peso alguno. ¿Proteger la independencia de Cuba, como reza en el tratado de 1903? De eso hace ya demasiado tiempo, dicen unos. En esa zona debió haberse construido un puerto y no una prisión, señalan otros. A ellos se suman historiadores locales para traer a la memoria el auge del contrabando, el narcotráfico, los juegos de azar y la prostitución en torno a la instalación militar.

Hace poco, el director de la base naval anunció que en ella se están realizando labores de reparación y mantenimiento para garantizar su funcionamiento a largo plazo. Eso apunta a que, pese a la contundencia de las demandas de los cubanos, es poco probable que Washington fije una fecha para abandonar ese pedazo de tierra en el futuro inmediato. Ni siquiera la irrisoria suma pagada por el arrendamiento de la bahía –poco menos de 4.000 dólares estadounidenses anuales– parece sujeta a cambios.