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El bosque: bueno para la salud, y no sólo de paseo

22 de marzo de 2012

El agua de abedul contiene vitaminas. Las hojas de abeto sirven combaten el dolor de estómago. Las flores de tilo el resfriado. Un guardabosques alemán le habla al mundo acerca de la utilidad de los árboles.

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El agua de los abedules contiene vitaminas.
El agua de los abedules contiene vitaminas.Imagen: picture alliance / Arco Images GmbH

Ingo Esser camina con determinación entre los abedules. El suelo es rocoso y pobre en este trozo de bosque, que forma parte de un museo al aire libre situado en Kommern, en las montañas renanas de la región del Eifel. Esser señala al tronco de uno de los abedules: el agujero lo ha abierto él con un taladro, cuenta y sonríe. Sólo unos centímetros de grosor tiene la apertura. A través de ella se distingue un fino tubo de plástico, que conecta el interior del tronco con un recipiente de cristal. El vaso se llena con rapidez, explica Esser. De medio a tres cuartos de litro de agua de abedul se pueden llegar a extraer en una hora, dice. Esser es guardabosques, y trata demostrarle al mundo que no hay casi nada que no ofrezca la naturaleza para vivir sano.

Para el pelo, el estómago, los músculos

De Febrero a marzo riega el agua del subsuelo el tronco y las astas de los abedules, como si de sangre se tratara. Gracias a ella, estos árboles crecen. Entre 150 y 200 litros de líquido transporta un abedul en primavera. Antiguamente, quienes trabajaban en los bosques solían ingerir esta agua, que es rica en vitaminas y otros componentes vitales, además de potenciar el crecimiento del cabello, motivo por el cual se utiliza con frecuencia en la elaboración de champús y otros productos capilares.

Ingo Esser recolecta flores de tilo contra el resfriado.
Ingo Esser recolecta flores de tilo contra el resfriado.Imagen: Anja Fähnle

“Vivimos en la naturaleza y de la naturaleza”, recuerda Esser, y saca de la mochila una botella con hojas de abeto y pino. Al recogerlas no deben tener más de 14 días, advierte. Para eso, hay que observar los árboles con detenimiento. Después se mezclan con cereales y miel o azúcar y se dejan durante medio año al sol. La fermentación de las agujas hace que se generen aceites etéricos. La aromática masa resultante se filtra y se puede consumir: sabe a licor de hierbas y combate las dolencias estomacales, así como las molestias de músculos y articulaciones.

Esser guarda de nuevo la botella. Ahora extrae una caja blanca llena de flores de tilo. Cosecharlas no es fácil, asegura el guardabosques. La temporada es corta. Si llueve mucho, como sucedió el año pasado, las flores ya no sirven: han de estar secas y enteras. Pero el esfuerzo merece la pena. Disecadas, se cuece con ellas un té muy efectivo contra el resfriado. “¡Las flores de tilo te hacen sudar de verdad!”, comenta Esser.

Hojas de abeto con miel y cereales: buenas contra los dolores musculares y estomacales.
Hojas de abeto con miel y cereales: buenas contra los dolores musculares y estomacales.Imagen: Anja Fähnle

No sólo un lugar de recreo

Escuchando hablar a Esser sólo surge una pregunta: ¿cómo es posible que no se recurra más a lo que el bosque nos ofrece? Esser lanza una mirada a los árboles antes de contestar. “Porque estos productos han dejado de ser esenciales para la vida”, responde. Antes se consumían por necesidad, aunque su preparación fuera trabajosa. Hoy, la gente se ha vuelto cómoda. El bosque requiere tiempo. “Pero quien quiere, puede”, sostiene.

Ése es el mensaje de Esser. Sobre del agua de los abedules les cuenta a los niños y a los adultos que vistan su museo a cielo abierto. “El bosque no es sólo un lugar de recreo al que ir a pasear”, les dice, “de él se pueden extraer productos esenciales y buenos para la salud”. Y si consiguen entender su mensaje, “habremos dado un gran paso hacia la comprensión de la naturaleza”, añade.

Autora: Anja Fähnle/ Luna Bolívar

Editor: Enrique López