El bosque de los tigres y el lago de las grullas - Viaje por el nordeste de China
16 de marzo de 2015
Hace siglos, los nómadas recorrían la Manchuria china, cazaban, recolectaban bayas y levantaban sus tiendas en forma de tipi. A orillas de los ríos Amur y Sungari, los pescadores vivían de la abundante pesca. En invierno se abrigaban con pesadas pieles y en primavera y otoño hacían sus ropas con finas pieles de pescado. Hoy, pocos pobladores conocen las tradiciones de sus abuelos. Sus lenguas tunguses están en vías de extinción y los nómadas hace tiempo que dejaron de serlo.
Las extensas llanuras del nordeste de China son la zona de anidamiento de aves poco habituales como la grulla de Manchuria. En esta región fronteriza con Rusia viven muy pocos ejemplares del tigre de Amur. Su hábitat se ha visto muy amenazado en los últimos años, sobre todo por los cazadores furtivos. Los tigres son una presa muy codiciada en el mercado negro y los protectores de la naturaleza se esfuerzan por evitar su extinción.
La capital de la región es Harbin. Fundada a finales del siglo XIX por los rusos, servía de base para el ferrocarril transmanchuriano. Harbin ha crecido rápidamente hasta convertirse en una metrópoli internacional y recibe nombres como “la pequeña Moscú” o la “pequeña París”. La ciudad también albergaba a una gran comunidad judía. Se trataba, sobre todo, de refugiados que huían de los pogromos en la Rusia europea. Hoy en día, los descendientes de estos judíos de Harbin viven dispersos por todo el mundo. Pero se esfuerzan por mantener vivo su recuerdo.
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