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El caso Breno

27 de septiembre de 2011

Lo que empezó como una crisis deportiva se transformó luego en un caso judicial: el brasileño Breno -defensor central del Bayern- está detenido como sospechoso de haber incendiado la casa en que vivía. en Múnich.

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Breno, en julio de este año.
Breno, en julio de este año.Imagen: AP

Cuando se buscan momentos que caractericen la vida de Breno en Alemania las primeras escenas que vienen a la memoria son las de su llegada al aeropuerto internacional de Múnich acompañado de su padre. En el 2008 un chico de 18 años observa con timidez lo que acontece a su alrededor, agobiado por preguntas de la prensa formuladas en un idioma que él no entiende, inseguro sobre si detenerse a atender a los reporteros o seguir caminando sin saber a ciencia cierta en qué dirección.

En una conversación posterior, el jugador reconocería que desde ese primer minuto suyo en Alemania le quedó claro cuán grande era el cambio al que se enfrentaba. Los primeros meses estuvo acompañado intermitentemente por miembros de su familia y rodeado por sus compatriotas y miembros del Bayern Zé Roberto y Lucio. Sin embargo estos tampoco podían ocuparse del chico recién llegado, entre otras cosas porque pese a que la nacionalidad los unia, también les separaba la rivalidad deportiva; en especial con el capitán de la selección brasileña, defensor central titular del equipo a quien le llegaba competencia.

Aislamiento involuntario

La casa donde vivía Breno se incendió el 20 de septiembre.
La casa donde vivía Breno se incendió el 20 de septiembre.Imagen: picture alliance/dpa

Breno aprendió que en el mundo del fútbol, y en especial en un gran club como el de Múnich, la soledad es casi un requisito para ejercer la profesión. No sorprende que, en vez de entablar amistad con colegas del Bayern, sus dos mejores amigos en Alemania sean el mediocampista del Schalke Alexander  Baumjohann, y el defensor central del Mönchengladbach Dante.

A Baumjohann le conoció durante su breve –y fracasado- paso por el Bayern. El alemán, otro juvenil y prometedor talento que habla portugués pues su esposa es brasileña, comparte además con Breno la suerte de tener –desde hace ya algunos años- un futuro prometedor que no termina de llegar por culpa de las lesiones o la falta de confianza de los entrenadores.

En enero de este 2011, Breno regresó a las canchas luego de una pausa de 8 meses. Un largo tiempo en el que reconoció haber perdido el contacto con los integrantes del Bayern Múnich a quienes apenas veía, fugazmente, al ingresar o salir de la terapia de rehabilitación. En los entrenamientos se le trató como a un nuevo jugador, pese a que ya cumplía su tercera temporada vistiendo el uniforme bávaro.

Durante ese tiempo, confesó el defensor, estuvo absolutamente solo y marginado del club: “fueron largos meses recluido casi exclusivamente en la casa, gracias a Dios mi mujer me dio fuerzas y esperanzas porque la verdad me sentí derrotado, inútil y deprimido”. Breno procuró, sin mayor éxito, sacar provecho de su pausa obligada y se propuso aprender mejor el idioma alemán.

Para sentirse obligado a hablar y entender el idioma de su país de residencia prescindió de los amigos y conocidos que hasta entonces le traducían; a las citas al médico acudió sin compañía, en el supermercado, contando con la paciencia de vendedores y cajeros, hacía toda la compra. La idea era muy buena, pero la trampa era que tan pronto regresaba a casa, donde pasaba el mayor tiempo, su entorno –incluida la televisión y el Internet- hablaba sólo portugués.

Breno, al inicio de la temporada 2011-2012 de la Bundesliga.
Breno, al inicio de la temporada 2011-2012 de la Bundesliga.Imagen: picture alliance / Pressefoto ULMER/Claus Cremer

Lesión tras lesión

El brasileño superó -de todas formas- el largo periodo sin jugar y cuando por fin lo hizo de nuevo, sorpresivamente, conquistó con el respaldo del entrenador Louis van Gaal una posición en la formación titular del Bayern. Aún así, la fortuna le volvería a jugar una mala pasada: un error suyo en el estadio Allianz Arena, en el partido de octavos de final de la Champions League contra el Inter Milán, selló la eliminación de su equipo en la competencia (2-3) y su separación del primer equipo.

Breno jugó esporádicamente. Su último partido fue en abril, cuando una vez más las lesiones no cesaron de aparecer: primero la ruptura de ligamentos cruzados, de la cual no bien se había recuperado cuando tuvo que someterse a una nueva operación en la rodilla; después vinieron problemas de peso y una nueva intervención quirúrgica en el tobillo.

Un jugador con el cual el Bayern guardaba la esperanza de construir su futuro, sobre el cual el presidente del club, Uli Hoeness, sostenía “él será uno de los mejores defensores centrales del mundo en poco tiempo”, completaba ya la mitad de su tiempo en Alemania acudiendo casi exclusivamente a terapias de rehabilitación. Aún peor, la semana pasada, poco antes del incendio en su casa, se había tomado la decisión de que una tercera operación de su rodilla era necesaria.

El incierto futuro

Una nueva visita al quirófano significaba otra vez una larga pausa sin fútbol. El contrato de Breno, que por culpa de sus lesiones no recibía desde hace algunos meses el total de su salario, vence en el verano del próximo año, y en los casos normales un jugador con problemas físicos y pocas oportunidades de demostrar su valor en la cancha, tiene grandes dificultades de renovarlo; sin hablar el idioma, aún muchas más.

Uli Hoeness ha salido en defensa de Breno.
Uli Hoeness ha salido en defensa de Breno.Imagen: picture-alliance / dpa

Tras el incendio de su casa, que la fiscalía en Múnich le imputa haber provocado, la situación es todavía más complicada. El Bayern, a través del presidente del club Uli Hoeness, asegura: “no vamos a renunciar a Breno”. Pero, de otro lado, es también la primera vez en la historia del equipo que un jugador activo de su plantilla termina en la cárcel, en donde permanecerá todavía algún tiempo mientras se aclare si verdaderamente existe riesgo de fuga.

El futuro de Breno es incierto: en lo deportivo es claro que necesita una operación y que en el mejor de los casos solamente en el 2012 podría volver a jugar; jurídicamente le espera un proceso para determinar su responsabilidad en el incendio de su hogar; el verdadero estado de su salud mental aún es desconocido.

El director del Instituto Max-Plank en Múnich, Florian Holsboer, quien le prestó asistencia psiquiátrica a Breno después del incendio, presentó el mejor resumen sobre la situación del jugador brasileño al decir: “el caso debe verse de la siguiente forma: a un país extraño llega un joven y talentoso jugador de fútbol que genera muchas expectativas, del que se espera que funcione y rinda lo más pronto posible. Pero el joven se lesiona y ya no tiene oportunidad de integrarse a ese nuevo mundo en el que está, pierde sus raíces, es aislado y al final se le encierra en una cárcel”.

 Autor: Daniel Martínez
Editora: Emilia Rojas