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“El Gobierno venezolano sacrifica al sector comercio”

Evan Romero-Castillo (ER)7 de junio de 2016

DW habló con Cipriana Ramos, presidenta de CONSECOMERCIO, sobre el aparente auge de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), y lo que ellos significan para el sector terciario de la economía venezolana.

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En la imagen, las estanterías casi vacías de un supermercado venezolano.
En la imagen, las estanterías casi vacías de un supermercado venezolano.Imagen: picture-alliance/AA/C. Becerra

Dadas las estrecheces que hoy padecen los venezolanos –la escasez de alimentos y medicamentos ha alcanzado niveles dramáticos–, se ha hablado mucho en los últimos meses sobre los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), descritos por el Gobierno chavista como un nuevo modelo de distribución directa –“casa por casa”– de productos regulados de primera necesidad; se trata de bolsas de contenido variable que pueden incluir aceite, arroz, azúcar, café, caraotas, harina de maíz, leche en polvo y pasta, por ejemplo. En teoría, aparte de garantizar la seguridad alimentaria de la población, los CLAP buscarían poner coto al contrabando de extracción. Sin embargo, en entrevista con DW, Cipriana Ramos, presidenta de Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (CONSECOMERCIO) de Venezuela, duda que este mecanismo cumpla sus objetivos y corrija las distorsiones de la economía local.

Deutsche Welle: ¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta el sector del comercio en Venezuela?

Cipriana Ramos: CONSECOMERCIO agremia a las cámaras de comercio de todos los estados venezolanos y a muchas otras asociaciones del sector terciario de la economía nacional, desde el ámbito automotriz hasta el agroindustrial, pasando por el farmacéutico y el de alimentos. Eso nos permite decir que el problema común en todos estos campos es la escasez imperante. Ya ni siquiera hablamos de desabastecimiento, sino de escasez.

El sector comercio y servicios es el último eslabón de la cadena productiva afectado por esa situación. Los primeros en padecerla fueron la ganadería y la agricultura; luego se vio golpeada la industria, cuando dejó de conseguir materia prima para la manufactura. El sector terciario siguió vendiendo lo que llegaba de fuera; pero ahora que el petróleo dejó de generar las divisas necesarias para importar, poco nos queda por ofrecer.

Aparte de eso tenemos el tema de la inseguridad. La zona del país con mayor producción agrícola es el estado suroccidental de Táchira y los productores de esa región advirtieron que van a sopesar la posibilidad de enviar menos mercancía a las grandes capitales del país porque con frecuencia saquean sus camiones en el camino.

¿Qué reformas han propuesto para darle un impulso a todas las instancias de la cadena productiva?

Nuestras propuestas secundan las de los otros sectores: la liberación del control de precios, del control de cambio de divisas y del control laboral. ¿De qué sirve un control cambiario si no hay divisas disponibles? Ese mecanismo se creó en 2003 por temor a una fuga de capitales y para proteger las reservas internacionales. Pero a juzgar por los niveles en que se encuentran esas reservas, cabe decir que ese dispositivo no funcionó.

¿De qué sirve un control de precios si el Gobierno impone incrementos rezagados, lleva el precio del pollo de 65 a 800 bolívares de un día para otro y ni siquiera así consigue que quienes los crían cubran sus costos de producción? Además, en el mercado paralelo se revenden los alimentos a precios altísimos. ¿De qué sirve decretar la inamovilidad laboral cuando el empresariado no está en capacidad de sostener a una nómina?

¿Cómo percibe el sector privado el aparente auge de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP)?

Mientras el modelo económico nacional esté basado en el ‘Plan de la Patria' [el programa de Gobierno del difunto presidente Hugo Chávez para el período 2013-2019], el país seguirá retrocediendo en materia de producción. En el Plan de la Patria se planteó que los alimentos deben llegar directamente de la zona donde se cultivan al hogar; pero el Gobierno no tiene ni los alimentos ni la estructura para cumplir ese propósito.

El Gobierno está sacrificando al sector comercio y a las cadenas de distribución privadas, pero está poniendo a pasar hambre a todos los venezolanos. El Gobierno venezolano puede insistir cuanto quiera en que los CLAP solucionan los problemas de abastecimiento del venezolano, pero la realidad nos dice otra cosa. Lo que necesitamos es producir.

Si se liberaran los controles mañana mismo, ¿cuánto tardaría el sector del comercio y los servicios en operar cabalmente?

Esa liberación de controles puede ser paulatina, pero debe hacerse... Puede que tardemos más de un año en recuperarnos.