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"El pueblo ha impulsado el proceso catalán"

Jaime Campoamor (EL)19 de septiembre de 2014

El filósofo y eurodiputado de Esquerra Republicana de Cataluña, Josep Maria Terricabras, valora para DW los resultados del referéndum escocés y da su punto de vista acerca del independentismo catalán.

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Josep Maria Terricabras, Mitglied des Europäischen Parlaments
Imagen: Esquerra Republicana Cataluña

DW: Escocia ha votado no a la independencia del Reino Unido. A pesar de que una parte de la prensa británica ya señala a Salmond como el gran derrotado tras la votación, es innegable que el Gobierno de David Cameron ha recibido un gran toque de atención. El viceprimer ministro, Nick Clegg, ha reconocido la necesidad de realizar una reforma constitucional profunda que afecte a todo el país. ¿Quién ha salido en realidad ganando con este referéndum?

Terricabras: El referéndum ha sido extraordinariamente interesante no solo por toda la preparación y por la campaña, sino también por la ejecución en el día de ayer. Del discurso de Salmond se puede extraer la siguiente lección: el sí no ha ganado, pero ha sido eficaz. No ha ganado porque la diferencia de votos ha sido considerable, pero ha provocado que gran cantidad de gente asuma que Escocia necesita cambios importantes en su relación con el Reino Unido. Ha sido un ejercicio democrático extremadamente provechoso.

¿Qué diferencias y similitudes existen entre el proceso separatista escocés y el catalán?

En el caso de Escocia, el proceso lo ha llevado a cabo el partido nacionalista escocés, que empezó con poca solidez, ha ido ganando apoyos en otros grupos políticos y en la ciudadanía, y ha logrado un resultado que, aunque no es suficiente, es bueno. En cambio, en el caso catalán, los partidos políticos han tenido menor influencia. Desde Madrid, a menudo se piensa que el proceso catalán se lo ha inventado el gobierno de la Generalitat. Y no es así. El proceso catalán es el pueblo quien, a través de multitudinarias manifestaciones populares ha logrado el apoyo de los partidos políticos.

Según el presidente Rajoy, “una diferencia muy importante es que Escocia prácticamente no tiene competencias en comparación con el País Vasco y Cataluña”. ¿Cómo puede afectar el resultado del referéndum escocés al proceso independentista catalán?

No creo que a nuestro proceso le vaya a afectar mucho la respuesta de los escoceses. Aunque es cierto que Cataluña tiene algunas competencias importantes, es necesario remarcar que en los últimos años estas competencias se han ido laminando a base de leyes pretendidamente de rango superior o a través de homogeneizaciones. En Escocia las cosas se han entendido y planteado con claridad, y se han resuelto con la misma determinación.

La idea de Europa es unir Estados, no fragmentarlos. ¿Qué consecuencias va a sufrir el continente ahora que los escoceses han podido decidir acerca de su futuro? ¿Sienta un precedente?

Hay pocas posibilidades de que surjan muchos nuevos Estados. La idea de que cualquiera que quiera independizarse va a lograrlo es ridícula. La Padania, por ejemplo, nunca va a lograr ser un Estado independiente. Que una nación llegue a cierta madurez organizativa, de pensamiento y convicción como para iniciar un proceso independentista cuesta mucho ya que, como en el caso de Escocia, lograrlo no garantiza el apoyo de la mayoría de la ciudadanía. No va a producirse un efecto de caída de naipes. El ejemplo británico es muy divertido. Mientras que, en el caso de Escocia, el gobierno de David Cameron apela a la necesidad de permanecer unidos, por otro lado pretende desvincular al Reino Unido de la UE. Aunque las naciones defiendan intereses distintos, lo importante es que lo hagan con razonamiento y convicción democrática. A partir de ahí, es difícil establecer modelos. La UE ha ido aceptando Estados en su seno siempre con un sentido pragmático. A cada cual lo ha examinado y aceptado según sus características. No creo que Europa esté especialmente atemorizada por un alud de casos independentistas, puesto que no existe tal.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, advertía esta semana de las dificultades que podría encontrarse una Escocia independiente para reingresar en la UE y la OTAN ya que varios Estados miembros, entre los que figura España, podrían vetar su adhesión para no dar alas a sus propios movimientos secesionistas. Hace unos meses, usted aseguraba que “uno no se convierte en miembro de la UE enviando una carta". ¿Cómo de largo es el proceso que tendría que seguir un nuevo Estado para reingresar en la UE?

Escocia y Cataluña pertenecen a la UE, por lo que no es verdad que vayan a ser expulsadas por el hecho de separarse de sus matrices. En el Tratado de Lisboa no hay previsto ningún artículo que indique cómo expulsar a un país de la Unión. Hace tiempo, Salmond explicaba de forma muy acertada lo que ocurriría en Escocia si la ciudadanía respaldaba la independencia del Reino Unido. En su planteamiento, aseguró que, una vez logrado el sí, Escocia tardaría doce o quince meses en culminar su proceso de independencia. Durante aquel período, Escocia seguiría siendo británica hasta que se cerrasen las negociaciones pertinentes. Lo mismo ocurriría en el caso de la UE.

Josep Maria Terricabras, Mitglied des Europäischen Parlaments
Josep Maria Terricabras, eurodiputado durante la legislatura 2014-2019.Imagen: Esquerra Republicana Cataluña

A pesar de que como afirma el Gobierno, la convocatoria de la consulta del 9-N es anticonstitucional, el líder de su partido, Oriol Junqueras, ha afirmado que su objetivo es votar porque, y cito textualmente, “hay derechos inalienables preexistentes a los códigos legales actuales”. ¿Qué opinión le merece esa actitud? ¿La comparte?

Si. Es lo que pensó Cameron cuando dijo que los escoceses podían votar. Escocia y el Reino Unido están unidos por la Unions Act, que dice textualmente que la unión será para siempre. Cuando Salmond ganó las elecciones prometió que celebraría un referéndum de autodeterminación. David Cameron, como buen demócrata, pensó que Salmond tenía derecho a cumplir lo que había prometido y le permitió realizar la consulta. De acuerdo con el Estatuto catalán, aún vigente, es probable que hoy se apruebe una ley de consultas en el Parlament que permita la celebración de un referéndum de autodeterminación. El problema es que el Gobierno español no quiere aplicar la ley que, como sabemos, permite la convocatoria de un referéndum como el que tuvo lugar en el año 1986 –sobre la permanencia en la OTAN-, y en el que yo voté. Hay demasiado dramatismo en este proceso. Cuando en la vida hay un problema, lo mas fácil es solucionarlo de forma sencilla y no tratar de ocultarlo.

Hace pocos días, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, rechazó la oferta de ERC de entrar en el Gobierno para blindar la consulta. ¿Se ha quedado Mas sin socios en el Parlamento?

Los socios los sigue teniendo desde el momento en que acordaron un pacto de trabajo conjunto para caminar hacia esta consulta. No creo que se hayan roto los lazos entre Convergencia i Unió y Esquerra Republicana de Cataluña.

Está previsto que dentro de unas horas el Parlamento catalán apruebe la ley de consultas, con su posterior publicación en el Boletín oficial de Cataluña, y el Decreto de Convocatoria del Referéndum del 9-N por parte de la Generalitat. Puesto que el Gobierno va a impugnar dicha ley, pocos días después el Tribunal Constitucional admitirá a trámite la impugnación y, de manera automática, quedará suspendida la ley de consultas. ¿Cree que la maquinaria legal será capaz de desalentar a los catalanes de sus aspiraciones secesionistas?

Si la decisión es política y todo el mundo ya sabe que sea cual sea la ley se va a impugnar, el proceso me deja perplejo. Es como si me dicen que diga lo que diga, me van a pegar igual.

En caso de que el Parlamento catalán apruebe la ley de consultas, el Gobierno ha avisado que aplicará el artículo 155 de la Constitución. ¿Podrían considerarse una amenaza las declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo?

No, ya que seguramente está en su derecho de hacerlo. No hay que dramatizar. Habrá que ver qué hace el Gobierno, y cómo lo hace. Cada uno tiene que actuar con los argumentos y siguiendo los caminos que honestamente cree son los correctos.

¿Comparte el punto de vista del líder de ERC, quien ha llamado a la desobediencia civil en caso de que el Gobierno no permita realizar la consulta el 9-N?

Si. En cualquier proceso siempre hay un momento en el que uno tiene que hacer un acto de ruptura para avanzar. En el caso de Cataluña, se está planteando la posibilidad de seguir perteneciendo, o no, a España. Hay quien dice que tiene que ser España la que le permita a Cataluña escindirse. Y aquí planteo yo: ¿va a ser el Gobierno español juez y parte en este proceso? Creo que lo que se plantea con la desobediencia civil es una ruptura, siempre pacífica, del orden establecido.

Todos aquellos que han vivido de primera mano el referéndum afirman el buen ambiente que se respira en Escocia estos días. ¿Será posible que vivamos un proceso de estas características en Cataluña?

Claro que si. Somos gente civilizada y es fabuloso contemplar cómo más de un millón de personas salieron a la calle el día de la Diada sin romper un cristal. ¿No vamos cada cuatro años a votar a partidos distintos, de forma pacífica? Eso sí, el talante colectivo no es siempre el mismo. El día que llegué a Glasgow, y durante el traslado al hotel, no vi ni una bandera escocesa. Tampoco vi carteles, lo que me dejó muy sorprendido. Es una forma de ser muy fría y civilizada la de los escoceses. Nosotros somos más de disfrazarnos y sacar banderas.

Artículo 155: Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general.