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El sonido lejano

15 de diciembre de 2011

Hoy día, solo el melómano está familiarizado con el nombre del compositor austríaco Franz Schreker, pero durante el primer tercio del siglo XX fue uno de los músicos más reconocidos en el ámbito de la ópera en alemán.

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El Teatro de Ópera de Bonn programa en estos días El sonido lejano.Imagen: Thilo Beu

En 1912 Franz Schreker estrenó en Fráncfort del Meno su ópera Der Ferne Klang (El sonido lejano), con la que logró una enorme popularidad. Aunque ya tenía una cierta trayectoria, fue catapultado a la fama entre el público de habla germana y su carrera no fue sino en auge desde entonces.

Después, en los últimos años de la República de Weimar, comenzó el declive de Schreker. Fallecido antes de cumplir los 56 años, en 1934, los nazis enterraron su música, que fue catalogada como “arte degenerado”. Solo desde principios del siglo XXI se viene reivindicando su nombre como el de uno de los mejores operistas de la pasada centuria.

Claves de El sonido lejano

El pasado 11 de diciembre de 2011, el Teatro de Bonn estrenó con gran éxito de público una nueva producción de Der Ferne Klang, con dirección musical de Will Humburg y puesta en escena de Klaus Weise. Cien años después de su estreno, la ópera conserva toda su vigencia musical y argumental, pero, ¿con qué ingredientes cuenta para cautivar al espectador de hoy?

En primer lugar, un lenguaje que recoge la tradición wagneriana a la que añade elementos expresionistas propios de las primeras décadas del siglo XX. Puede decirse que la música de cine norteamericana compuesta décadas después es una fiel heredera de la obra de compositores como Franz Schreker: orquestación densa, tímbrica brillante, intensidad melódica y un sentido innato para conjugar palabra y música.

Por otra parte, el libreto de Der ferne Klang, redactado por el propio autor, incorpora una serie de elementos que la han hecho trascender en el tiempo. La trama principal se articula en torno a una historia de amor que comienza cuando los protagonistas son jóvenes y concluye cuando se reencuentran en la vejez. Los separa un “sonido lejano”, el que busca el joven Fritz, un ambicioso aspirante a compositor.

Theater Oper Bonn Der Ferne Klan von Franz Schreker
Imagen del segundo acto de El sonido lejano, en la producción que presenta actualmente el Teatro de BonnImagen: Thilo Beu

Las vicisitudes de su amada Grete, víctima del desamor y del abuso familiar, la conducen a un prostíbulo de lujo en Venecia y finalmente a los brazos de un rico protector. Por dos veces a lo largo de su vida, Fritz rechaza a Grete, hasta que finalmente se da cuenta, cuando es demasiado tarde, de que ella es en realidad el sonido lejano que durante tanto tiempo buscó.

Un nombre olvidado

El sonido lejano situó a Franz Schreker entre los compositores más solicitados del ámbito escénico germano. Su argumento amoroso incorpora crítica social, ética e incluso artística. Es tal vez por ello su ópera más conseguida. Después vendrían Los estigmatizados, en 1918 y El buscador de tesoros, en 1920, punto culminante de su carrera. Ese mismo año fue nombrado director del Conservatorio de Berlín, institución que modernizó y de la que salieron alumnos brillantes, entre ellos, Paul Hindemith.

Durante los últimos años de la República de Weimar tuvo lugar su declive, al que contribuyó en gran medida el antisemitismo que arreciaba en la época. Finalmente fue obligado a dimitir de su puesto en Berlín y murió en 1934, un año después de la llegada de los nazis al poder. Su obra dejó de interpretarse por ser considerada como “arte degenerado” y después de la Segunda Guerra Mundial, su nombre quedó en el olvido.

En la década de los 70, Schreker comenzó a ser reivindicado, pero no ha sido hasta principios del siglo XXI cuando sus óperas han comenzado a interpretarse de manera regular en los escenarios europeos con éxito. Los melómanos ya se han familiarizado con su nombre y quizá ha llegado el momento de que su obra deje de resultar lejana para el gran público.

Autora: María Santacecilia
Editor: José Ospina-Valencia