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Tan solo hace un año era el odio puro lo que afrontaba la canciller. Los periódicos griegos reavivaban los prejuicios del pasado. Merkel representa para muchos griegos la miseria de su país. Por otro lado, tanto en Polonia como en la República Checa su imagen ganaba en respeto. También en Gran Bretaña la canciller es apreciada. La razón es sencilla: con Merkel en el poder uno por lo menos sabe a qué atenerse. Los vecinos de Alemania esperan que con la ayuda de Merkel algunas de las competencias de Bruselas irán regresando a las manos de estados nacionales.