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Erdogan: ningún presidente para todos

Baha Güngör (PK)28 de agosto de 2014

Recep Tayyip Erdogan asume la jefatura de Estado de Turquía como primer presidente elegido por voto popular. Pero es difícil que se transforme en el presidente de todos los turcos.

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Erdogan Vereidigung 28.08.2014
Imagen: Reuters

Luego de la victoria de Erdogan (10.08.2014) con casi el 52 por ciento de los votos, los jefes de Estado y Gobierno de Europa le enviaron los saludos y felicitaciones de rigor. Angela Merkel destacó en su misiva “la gran importancia de Turquía en una región difícil”. José Manuel Durão Barroso, el presidente de la Comisión de la UE, y Hermann Van Rompuy, presidente de Consejo, no pueden esperar, sin embargo, que Erdogan se transforme ahora en el gran reconciliador. Erdogan asume hoy (28.08.2014).

La politóloga Ayse Ayata, de la Middle East Technical University (METU), en Ankara, habla de las “leyes Erdogan”. Erdogan crea su propio orden, dice Ayata, hace lo que quiere y no le interesa qué dice la Constitución”.

“Turquía es ahora un régimen autocrático que se apoya en una mayoría. Los partidos de oposición tienen las manos atadas. Erdogan no tendrá que dar cuenta de sus hechos y seguirá gobernando autoritariamente”, agrega.

Una posible nueva reforma de la Constitución

El AKP, el partido político de Erdogan, tiene actualmente 313 de 537 escaños en el Parlamento. Dentro de un año se realizarán elecciones parlamentarias en el país. Que el AKP pierda la mayoría es poco probable.

Para modificar la Constitución e imponer un sistema presidencialista en Turquía, tal como aparentemente quiere Erdogan, el AKP necesita por lo menos 330 votos en el Parlamento para llamar a un referendo. La mayoría para una reforma directa de la Constitución vía parlamentaria son 367 votos.

En un sistema presidencialista, el presidente, además de representar formalmente al país, es también jefe de Gobierno. Es elegido directamente por los votantes y no por el Parlamento. El Gobierno en Turquía está actualmente a cargo de un primer ministro, designado por el presidente. El primer ministro debe contar, sin embargo, con la anuencia del Parlamento.

Erdogan no debe temer grandes resistencias

Mientras Erdogan se prepara para su presidencia, de por lo menos cinco años, no se sabe aún cómo evolucionarán el AKP y el 62.º Gobierno de Turquía. ¿Logrará Erdogan introducir el sistema presidencialista? ¿Cómo seguirá desarrollándose la democracia? ¿Hasta qué punto intentará inmiscuirse Erdogan en las cuestiones de gobierno?

Burhan Kuzu, un político del AKP, trata de disipar las dudas: el anuncio de Erdogan de ser “un presidente que corre y suda” no significa automáticamente que quiera arrogarse potestades de gobierno, dice.

Erdogan no debe temer grandes resistencias. Las acusaciones de corrupción contra él, su familia y su entorno político, que desempeñaron un importante papel antes de las elecciones presidenciales, no han tenido consecuencias prácticas.

Los partidos de oposición, como el Partido Popular Republicano (CHP), nacionalista de izquierda, y el Partido del Movimiento Nacionalista (MHP), nacionalista de derecha, tienen escasa influencia, tanto en el Parlamento como en la sociedad civil. Solo pueden observar probablemente impotentes cómo Turquía se transforma en un Estado unipartidista bajo la dirección de Erdogan.