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Essebsi: el patriarca tunecino

Friedel Taube (ERS/DZC)22 de diciembre de 2014

Con la elección de Beyi Caid Essebsi como presidente, Túnez adopta una postura secular y pro-occidental. En el plano interno, se espera que pueda unir al país a largo plazo, pese a su avanzada edad.

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Imagen: Reuters/A. Mili

Los tunecinos esperan que Beyi Caid Essebsi, un hombre que ya tuvo varios cargos ministeriales en tiempos de Habib Bourguiba (1957-1987), logre cohesionar al país. Essebi tiene 88 años. Una edad muy avanzada para un nuevo comienzo. Pero son otras las virtudes que llevaron al electorado a pronunciarse mayoritariamente por él. “Muchos tunecinos buscaban una personalidad fuerte, un padre para la nación. En segundo lugar, él está en condiciones de unir en vez de dividir”, dice a DW Hardy Ostry, director de la oficina tunecina de la Fundación Konrad Adenauer, cercana al partido cristianodemócrata alemán.

Modelo secular

El país se vio sacudido por el caos durante el gobierno de transición de orientación religiosa, cuya condescendencia con grupos islamistas proclives a la violencia condujo a un deterioro de la seguridad. Al mismo tiempo, bajo el gobierno pro-islámico, las condiciones de vida del pueblo empeoraron.

Essebsi prometió un país moderno y secular. Durante el gobierno del autócrata Zine el-Abidine Ben Ali (1987-2011), no se destacó ni como seguidor ni como detractor del régimen. Aunque no participó directamente en la revolución de comienzos del 2011, apoyó las ideas de la Primavera Árabe. ¿Un octogenario que representa las ideas de la juventud? “Muchos jóvenes confían en este señor mayor. Él y su partido han prometido ocuparse de las causas de los jóvenes, es decir, de combatir el desempleo juvenil, por ejemplo. Además, a su edad no se funda una dictadura, lo cual también es un aspecto importante”, dice Ostry.

Figura conciliadora

El hecho de no haberse contado entre quienes derrocaron a Ben Ali no parece haber perjudicado a Essebi. Por el contrario: precisamente la decepción con los “héroes de la revolución” le brindó más popularidad.

Pero Essebi no solo es visto como una figura conciliadora en su país. También podría llevar adelante una política exterior que busque mantener buenas relaciones tanto con los países árabes como con Europa. Eso es lo que piensa Ostry: “Debido a la importancia geoestratégica y el tamaño de Túnez, debe mantener buenas relaciones con los vecinos”.

Añoranza de estabilidad

La figura de Bourguiba estuvo planeando sobre estas elecciones. De seguro, tras años de dictadura y caos, muchos tunecinos añoran la relativa estabilidad de aquella época. Pero es poco probable que esa era pueda revivir. “Esa fase ya ha quedado atrás”, dice Ostry, aludiendo al período que tuvo lugar hace aproximadamente dos años, cuando con el primer proyecto constitucional de Ennahda se vieron en peligro conquistas del tiempo de Bourguiba, como la igualdad de hombres y mujeres o la separación de la iglesia y el Estado.

En ese momento, Essebsi se posicionó como defensor de las ideas de Bourguiba. “Pero ahora no querrá volver a pelear las batallas de los años 50, sino que dejará en claro que se ha avanzado mucho más”, opina Ostry. Hasta ahora, Túnez ha sido considerado un modelo del movimiento democrático del norte de África. Occidente espera que Essebsi siga por ese camino.