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Europa en campaña contra la pena de muerte

Emilia Rojas Sasse10 de octubre de 2007

Con un proyecto de declaración para la Asamblea General de la ONU, la UE y otros países se proponen impulsar una moratoria internacional de las ejecuciones que amenazan a unas 20 mil personas en el mundo.

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Más de 200 personas han sido ejecutadas en Irán este año, según la Liga Internacional de Derechos Humanos.Imagen: AP

En Berlín, organizaciones de derechos humanos protestan contra las ejecuciones en diversos países del mundo. En Bruselas, la comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner, llama a romper el círculo vicioso de la violencia y volver a “reafirmar el valor de la vida”. En Lisboa, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, reitera que la UE está “incondicionalmente en contra de la pena de muerte” e intercede también por su abolición a nivel mundial.

Polonia desentona

Las múltiples declaraciones formuladas con motivo del “Día Internacional contra la Pena de Muerte” dejan en claro que el viejo continente no sólo ha abolido la pena capital, sino que la considera repudiable y éticamente inaceptable en cualquier circunstancia. Sin embargo, Europa no habla del todo al unísono en este tema tan fundamental. La voz disonante proviene de Varsovia, donde el gobierno de los hermanos Kaczynski bloqueó las intenciones de la UE de declarar oficialmente el 10 de octubre como Día Europeo contra la Pena de Muerte. En cambio, sí lo hizo el Consejo de Europa donde, a diferencia de lo que ocurre en la UE, las decisiones no se toman por consenso sino por mayoría. En este caso, se obtuvo una aplastante, de 46 votos contra 1: el de Polonia.

La actitud polaca ha provocado estupor en diversos círculos europeos. El portavoz de la socialdemocracia alemana en materia de derechos humanos la consideró “un escándalo”, mientras el periódico austriaco Der Standard calificó de “vergonzoso” que, a 50 años de su fundación, la Unión Europea ya no tenga una postura unánime en la materia. Sorprendente encuentra también el comportamiento polaco Oliver Hendrich, experto de Amnistía Internacional en la lucha contra la pena capital. En conversación con DW-World, el entendido subrayó que un requisito para ingresar a la UE es el compromiso con el respeto de los derechos humanos e indicó que se ha generado conciencia de que la pena de muerte es incompatible con ello.

El peso moral de la ONU

No obstante, nadie puede pensar seriamente en la posibilidad de una reinstauración de la pena de muerte en ningún país europeo (con la única excepción de Bielorrusia, donde todavía tiene vigencia). Más aún, Europa se propone impulsar a nivel de Naciones Unidas una iniciativa para logar un cese de las ejecuciones en el mundo entero. De acuerdo con los datos entregados por Amnistía Internacional, actualmente hay en total más de 20. 000 personas condenadas a muerte en diversos países y tan sólo el año pasado se dictaron por lo menos 3.800 sentencias a la pena capital.

El proyecto será presentado en breve a la Asamblea General de la ONU y, según Oliver Hendrich, hay fundadas esperanzas de que cuente con amplio respaldo, en vista de que ya son 133 países los que no aplican dicha pena en la práctica. “Sería la primera vez en la historia en que la Asamblea General resolviera algo así”, indica el experto de Amnistía Internacional, subrayando la relevancia de dicha instancia en el plano moral. Además, hace notar que aunque sus declaraciones no sean jurídicamente vinculantes, el peso político que pueden adquirir se hace evidente al recordar por ejemplo que éste es el origen de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Desde el punto de vista político el cometido no es sin embargo tan sencillo. Entre los partidarios de la pena de muerte se cuentan actores internacionales tan relevantes como Estados Unidos y China, que la siguen aplicando a su antojo. Ejercer presión y estimular la toma de conciencia de la propia población de países en esa situación es la estrategia que sigue Amnistía Internacional. Y, aunque el camino por recorrer aún se perfile largo, hay hechos que infunden renovadas esperanzas, como la reciente decisión de Ruanda de abolir la pena de muerte. Porque, como dice Oliver Hendrich, “si un país como ése, que fue escenario de masacres y genocidio, puede prescindir de la pena de muerte, ¿por qué no otros?”