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No a la unión bursátil

1 de febrero de 2012

Todas las concesiones y un prolongado trabajo de lobby no pudieron evitar la negativa: a Europa, dijo el comisario de Competencia, no le quedó más remedio que prohibir la fusión de las bolsas de Fráncfort y Nueva York.

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Sede de la Bolsa de Fráncfort, en Fráncfort del Meno.
Sede de la bolsa en Fráncfort del Meno.Imagen: dapd

La unión del parqué de Fráncfort con el NYSE Euronext habría dado lugar a la mayor bolsa del mundo y ésta ocupado en el Viejo Continente una posición demasiado cercana al monopolio para el gusto de Bruselas. Al final, el comisario de Competencia, Joaquín Almunia, no encontró otra solución que la prohibición, aseguró. “Nuestro objetivo es proteger a la economía europea de las consecuencias de una fusión que habría acabado en la práctica con toda competencia eficaz y perjudicado gravemente a los consumidores”, justificó el español.

¿Un gigante demasiado grande?

Precios más elevados para el cliente y menos innovación es lo Almunia cree que habría traído la fusión de las bolsas. No es que el comisario no reconozca los posibles beneficios de una maniobra tal, se apresuró a subrayar, pero los efectos negativos eran dominantes y las concesiones hechas por las partes insuficientes.

El parqué de Fráncfort habría configurado con el neoyorquino la principal bolsa del mundo.
El parqué de Fráncfort habría configurado con el neoyorquino la principal bolsa del mundo.Imagen: dapd

No todos en Bruselas, sin embargo, comparten este análisis. Otros comisarios, como Michel Barnier, de Mercado Interior, veían con buenos ojos la consagración de un gigante bursátil medio europeo, capaz de medirse con Asia e imponer estándares propios.

Y también el europarlamentario demócratacristiano Burhard Balz ve en el no de la Comisión un error. Éste, sostiene, “perjudica nuestra competitividad global. Las bolsas son hoy por hoy mercados globales y los europeos deberíamos de intentar posicionarnos con servicios bursátiles fuertes a nivel internacional”.

Pero precisamente en la fuerza radica el problema, distingue Almunia: las dos bolsas juntas “habrían concentrado más del 90 por ciento no sólo del mercado europeo de derivados, sino del mundial”. Un porcentaje, no obstante, acerca del que tampoco existe unanimidad.

Quizás mejor para Fráncfort

Prohibiciones como la dictaminada por Almunia no son corrientes, pero se producen. 4.800 casos de empresas que querían cooperar o fusionarse han acabado en las últimas dos décadas sobre la mesa de las autoridades comunitarias. En 22 ocasiones la Comisión impuso su veto. Esto no debe ejercer de medida coactiva para el futuro, pero cualquier intento de unificación venidero será valorado bajo los mismos criterios de defensa de la libre competencia aplicados en el presente y los pasados casos, advirtió el comisario.

Reto Francioni, director de la Bolsa de Fráncfort, no pudo ver realizada la fusión con el NYSE Euronext.
Reto Francioni, director de la Bolsa de Fráncfort, no pudo ver realizada la fusión con el NYSE Euronext.Imagen: dapd

En Fráncfort y Nueva York se topan los argumentos de Almunia con poca compresión. Al fin y al cabo, las bolsas estaban dispuestas a desprenderse de partes de su negocio y a permitir a terceros utilizar su red. Aún así, con el dictamen de Bruselas parece darse el deal por sepultado. “La Bolsa de Fráncfort está preparada y es lo suficientemente fuerte como para seguir creciendo también sin la fusión”, declaró su director, Reto Francioni. Y en Alemania no escasean incluso los que opinan que es mejor de este modo porque, de lo contrario, el parqué a orillas del río Meno podría haber quedado reducido al hermano pequeño del socio neoyorquino.

Autor: Christoph Hasselbach/ Luna Bolivar

Editora: Emilia Rojas Sasse