Publicidad
Quien quiera comprar una casa en Córcega, tiene que haber vivido como mínimo cinco años en la isla. Hasta ahí la teoría. Pero en la práctica, la regla viola las leyes francesas. La consecuencia: miles de franceses ricos e inversores extranjeros salen de compras y estropean los precios. Una situación paradisíaca para agentes inmobiliarios y un desarrollo desastroso para los locales. La mayoría de los corsos ya no puede permitirse una casa en propiedad. Pero algunos municipios empiezan a rebelarse: amenazan con hacer uso del derecho de adquisición preferente. También el pueblo Cuttoli, cerca de Ajaccio, el lugar de nacimiento de Napoleón.