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La lavanda o espliego de la Provenza se encuentra amenazada por una bacteria llamada fitoplasma de Stolbur, que transmiten unos pequeños grillos. El agente patógeno provoca que las plantas produzcan flores de menor tamaño y se agosten. La enfermedad avanza desde 2000, agravada por la sequía de los últimos años. Algunos cultivadores ya se han visto obligados a arrancar todas sus plantas.