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Gael García Bernal ejerce de estrella en Berlín

Emili Vinagre (er)8 de febrero de 2009

Tras haber formado parte del jurado internacional, hace dos años, el actor mexicano volvió a la Berlinale con la película “Mammoth”. Convenció la interpretación de Gael García Bernal, pero la película decepcionó.

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Una escena de "Mammoth", cinta que no convenció mucho en la Berlinale.Imagen: AP

Acogido como la estrella mundial que es, Gael García Bernal acaparó este domingo los flashes de las cámaras durante la presentación de “Mammoth”, dirigida por el sueco Lukas Moodysson. La cinta narra la historia de un exitoso hombre de negocios y padre de familia al que circunstancias inesperadas le hacen replantearse sus prioridades.


El protagonista de “Babel” o “La mala educación” tomó el relevo de Kate Winslet y Clive Owen para convertirse en la tercera gran estrella de Hollywood que pisa la alfombra roja de la Berlinale. No sólo tuvo que firmar autógrafos a los numerosos fans que se agolparon en el exterior del edificio que acogió la rueda de prensa. También algún que otro compañero de la prensa, bolígrafo en mano, se dirigió a Gael al término de la conferencia de presentación de “Mammoth” para que el actor inmortalizara su caligrafía entre las anotaciones periodísticas.


Buena interpretación


Solvente y convincente, como acostumbra, el intérprete es el eje alrededor del cual gira la película de Moodysson. En “Mammoth”, Gael es Leo, un hombre de negocios adinerado de Nueva York que viaja a Tailandia, donde una serie de sucesos inesperados traerán dramáticas consecuencias y un profundo cambio en las mentalidades de Leo y de su mujer, interpretada por Michelle Williams, que no acudió a Berlín.


La acción transcurre entre tres países con realidades sociales diametralmente opuestas: Estados Unidos, Tailandia y Filipinas. La adinerada pareja se replanteará el cuidado de su hija a partir de la confrontación con realidades mucho más duras, como la de su propia empleada filipina, que envía dinero a sus hijos en su país. En resumen: una película de contrastes entre pobres y ricos y de cómo las prioridades y el difícil equilibrio entre vida familiar y vida laboral varían en función de la situación económica y social de cada cual.


Decepción de público y crítica


Gael García Bernal
Gael García Bernal, durante la conferencia de prensa en Berlín.Imagen: AP

Una reflexión que no convenció ni al público ni a la crítica, no tanto en el fondo como en la forma en la que fue plasmada por Woodysson en la gran pantalla. El director sueco se defendió en la rueda de prensa, y Gael García Bernal le apoyó: “Es una historia muy difícil de contar y más fácil de interpretar. Eso es una señal de su complejidad”.


Sin embargo, el regusto con el que se queda uno después de ver la película es de que, buenas intenciones aparte, la cinta no consigue aportar al espectador algo que ya no sepa. Vamos, que vivimos en un mundo lleno de injusticias y en el que las circunstancias económicas de cada cual marcan las prioridades –y las posibilidades- a la hora de educar a sus hijos.


Algo que en el trabajo de Woodysson se expresa a través del contraste entre cómo la niñera filipina que trabaja para la exitosa pareja estadounidense debe priorizar el trabajo para poder enviar dinero a su país para sostener a su hijo, mientras la familia con posibles no debe preocuparse de ello. ¿Lo obvio convertido en séptimo arte?