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Hans Kundt, un alemán al frente de las tropas bolivianas

Diego Zúñiga
29 de octubre de 2016

Durante la Guerra del Chaco contra Paraguay (1932-1935), un general prusiano intentó reordenar al Ejército de Bolivia. Aunque no tuvo suerte, su vida quedó ligada al país sudamericano.

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Soldados paraguayos escoltan a dos prisioneros de guerra bolivianos.
Soldados paraguayos escoltan a dos prisioneros de guerra bolivianos, marcados en la imagen con una "x".Imagen: picture-alliance/akg-images

La vida del general prusiano Hans Kundt está tan estrechamente vinculada a Bolivia, que el militar, nacido en 1869 en Neustrelitz (Alemania), llegó incluso a ser ministro de Guerra y escribió algunas de las páginas más importantes de la historia de ese país sudamericano. Dirigió también a su Ejército en la Guerra del Chaco, que enfrentó a Bolivia y Paraguay por una zona inhóspita, un conflicto que "fue la disputa de dos perdedores que buscan a alguien de su tamaño para restañar las heridas”, según escribe el periodista Enrique Vaquerizo en la revista española La aventura de la historia.

El periodista boliviano Robert Brockmann investigó la vida del general Hans Kundt.
El periodista boliviano Robert Brockmann investigó la vida del general Hans Kundt. Imagen: R. Brockmann

Bolivia venía de ceder territorios ante Chile; Paraguay, ante Argentina, Brasil y Uruguay. El ánimo luctuoso de la derrota dio paso al optimismo de una supuesta campaña breve por un espacio donde se sospechaba que había grandes riquezas. En 1932, Bolivia lanzó una serie de operaciones, tomando el control de fortines y trasladando miles de soldados al Chaco. El presidente Daniel Salamanca decía que "países como el nuestro debemos someternos a la prueba de fuego, que no puede ser otra que el conflicto con Paraguay, único país al que podemos atacar con seguridad de victoria”.

Sin embargo, no resultó así. Las tropas paraguayas, fieras defensoras del descampado invadido, rodearon a los bolivianos en Boquerón, donde 1.500 soldados murieron de sed. La guerra se convirtió en una pesadilla para Bolivia, que decidió recurrir a un viejo conocido. "Con las tropas en desbande, Kundt fue llamado por el gobierno por presión popular y tuvo un recibimiento apoteósico en La Paz. Obtuvo poderes omnímodos para conducir la guerra. Durante los primeros seis meses, el Ejército boliviano recuperó todos los fortines y el territorio perdido y obtuvo además algunas ganancias”, cuenta a DW el periodista boliviano Robert Brockmann. Era el retorno del hijo pródigo.

Auge y caída

En el marco de la "profesionalización” de los ejércitos que recorrió a América Latina, Bolivia abrió sus puertas a los alemanes en 1911, año en que Kundt arribó al país. "Fue una misión técnica, apolítica y fructífera”, dice Brockmann, autor del libro El general y sus presidentes. Fue en esa primera aproximación donde Kundt sienta las bases "sobre las que descansa el Ejército boliviano incluso hasta hoy”, cuenta el experto. Kundt se va en 1914, pero retorna en 1920, y permanece en Bolivia durante seis años, los más políticos de su carrera militar en Sudamérica.

Hans Kundt retorna a Alemania tras un breve paso por Bolivia, en 1930.
Hans Kundt retorna a Alemania tras un breve paso por Bolivia, en 1930.Imagen: picture-alliance/akg-images

En 1923 asume brevemente como ministro de Guerra, aunque el clamor popular, opuesto a la presencia de un extranjero en el gabinete, puso rápido fin a esa aventura. "El presidente Bautista Saavedra lo utilizó en calidad policial como protector de su gobierno y se enemistó con la mitad del Ejército”, cuenta Brockmann, lo que determinó que tras viajar de vacaciones a Alemania, sus enemigos le impidieran volver a Bolivia. Tras un breve retorno entre 1929 y 1930, Kundt fue llamado en 1933 para recomponer el desastre en el que estaba convertido el Ejército. Veterano de la Primera Guerra Mundial, Kundt dio la orden de "atacar, atacar, atacar”, obteniendo victorias esperanzadoras.

Pero la suerte ya no estaba del lado de Kundt y, en octubre de 1933, "una desproporcionada acumulación de tropas paraguayas (que Kundt no supo reconocer), aparejada de tácticas inteligentes, produjo el desastre boliviano en las batalles de Alihuatá y Campo Vía, en las que se perdió casi la mitad del Ejército. Kundt cayó en desgracia, fue destituido y confinado en Cochabamba, en espera de un juicio que nunca llegó. Se le permitió regresar a Alemania a fines de 1936, pero en el ínterin había perdido a su esposa, sus ahorros y sus bienes. Murió en la pobreza en Suiza el 30 de agosto de 1939”, cuenta Brockmann.

Los mejores y los peores

En su libro Masamaclay, el historiador boliviano Roberto Querejazu asegura que "el Ejército boliviano era obra de Hans Kundt, era el que desfilaba en formaciones perfectas, el que realizó maniobras en el altiplano, provocando inquietud en Chile y Perú”. Pero el rol de Kundt fue mucho más allá de eso y trasciende por su desempeño como Jefe del Estado Mayor General y Jefe del Ejército en Campaña. El historiador germano-estadounidense Charles Arnade lo califica como "el militar más importante en la historia boliviana de la primera mitad del siglo XX”, pues tuvo influencia con siete presidentes. Fue determinante, por ejemplo, en la nominación de Hernando Siles como candidato y luego como mandatario.

Portada del libro "El general y sus presidentes", de Robert Brockmann.
Portada del libro "El general y sus presidentes", de Robert Brockmann.Imagen: R. Brockmann

"En gran medida, Hans Kundt fue un chivo expiatorio por los errores, inoperancia y desobediencias de sus subordinados bolivianos. Kundt fue traicionado por sus subordinados, especialmente por el más cercano, David Toro. Ello, sin embargo, no lo exime de sus propios grandes errores, como haber enviado a la muerte a oleada tras oleada de soldados bolivianos en ataques frontales contra la fortaleza de Nanawa, o el no haber reconocido la magnitud de la ofensiva paraguaya en octubre-diciembre de 1933, que lo llevó al desastre de Alihuatá-Campo Vía”, pondera Brockmann.

"El folclore histórico tejido por Toro dice que Kundt era un general tropero y no un oficial de Estado Mayor. Pero sí lo era. Era un mal oficial de Estado Mayor, pero ésa es otra cosa. En el Chaco fue la única vez en América que se utilizaron aviones, tanques, morteros y lanzallamas en batalla, y Kundt, a disposición de todo aquello, no supo obtener la victoria”, dice el periodista boliviano, quien revela que el alemán sí era muy cercano a la tropa y pocos generales, "si acaso alguno, había cuidado y apreciado a los soldados indios como él”. Sin embargo, al finalizar la guerra, Kundt había cambiado de parecer y los bolivianos pasaron de ser "los mejores soldados del mundo después de los alemanes” en juegos de guerra a no servir para la guerra de verdad. El quiebre de la vieja relación fue total.