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Hassan Rohaní: ¿nuevos vientos en Irán?

Shahram Ahadi / Evan Romero-Castillo31 de julio de 2013

A principios de agosto, Hassan Rohaní asumirá las riendas del Gobierno en Irán. Su triunfo en las últimas elecciones atizó esperanzas de cambio dentro y fuera de su país; pero los desafíos que le esperan son enormes.

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Imagen: imago/UPI Photo

En la primera rueda de prensa ofrecida por Hassan Rohaní tras su victoria en las elecciones presidenciales del 14 de junio, el clérigo persa articuló una frase que atizó esperanzas dentro y fuera de su país: “Irán ha comenzado a escribir un capítulo marcado por la moderación”. Considerando la tendencia de su predecesor, Mahmud Ahmadineyad, a gobernar con mano dura y romper los puentes de diálogo internacional en lugar de repararlos, el tono del nuevo jefe de Gobierno iraní no podía sino despertar ilusiones.

Lo que pone coto a las expectativas son los numerosos desafíos a los que Rohaní deberá enfrentarse a partir de agosto, cuando tome posesión de su cargo. Cabe preguntarse, por ejemplo, si Rohaní puede ser descrito como el nuevo hombre fuerte de Teherán, cuando todos saben que el ayatolá Ali Jamenei tiene la última palabra en materia de seguridad nacional. Rohaní prometió mayor transparencia en torno al programa de desarrollo nuclear persa –la manzana de la discordia entre Irán y Occidente–, pero, ¿qué dice Jamenei al respecto?

Este punto tiene peso porque los cambios importantes que se espera ver en la política interior de Irán están directamente relacionados con el rumbo que se le dé a su política exterior. Las severas sanciones económicas que el Gobierno iraní lleva sobre sus hombros pueden ser levantadas o convertidas en un embargo total, dependiendo de la posición que Teherán tome en el futuro en la cuestión atómica. De cara a otros aspectos de la vida nacional, Rohaní tendrá una capacidad de maniobra mucho mayor.

En Irán, los problemas internos se acumularon durante el mandato de Mahmud Ahmadineyad (2005-2013).
En Irán, los problemas internos se acumularon durante el mandato de Mahmud Ahmadineyad (2005-2013).Imagen: Isna

La apretada agenda de Rohaní

Después de todo, el presidente de Irán está a cargo de las decisiones económicas y de dar respuesta a los asuntos cotidianos de la república islámica. Puertas adentro, los problemas se acumularon durante el mandato de Ahmadineyad (2005-2013). El estado catastrófico de la economía local no se debe únicamente a las penalidades impuestas desde el extranjero, sino también a una administración inadecuada de los recursos y al desgobierno. Rohaní dijo que haría un análisis realista de esa crisis, que es el mayor de sus retos.

Por otro lado está el creciente número de violaciones de derechos humanos en territorio iraní, denunciadas tanto por organizaciones no gubernamentales como por la ONU. Rohaní dio su palabra de que liberaría a presos políticos, relajaría las formas de censura imperantes –incluida la vigilancia policial del cumplimiento de las buenas costumbres–, y fortalecería la posición de la mujer y sus derechos en la sociedad. Sin embargo, Omid Nouripour, vocero de Los Verdes en el Bundestag en temas de política internacional, cree que las concesiones de Rohaní serán tímidas.

Los tópicos más controvertidos –la pena de muerte con que se castiga la homosexualidad, por ejemplo– no serán abordados en un primer momento, agrega Nouripour. Según Rolf Mützenich, vocero del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) en el Parlamento cuando de asuntos exteriores se trata, Estados Unidos y la Unión Europea también esperan que Rohaní envíe señales positivas en lo que respecta a la posición de Irán en el conflicto sirio. Mützenich celebra que la elección de Rohaní como presidente haga cada vez más probable la participación de Irán en la segunda Conferencia Internacional sobre Siria, que se realizará en Ginebra.

Autor: Shahram Ahadi / Evan Romero-Castillo

Editor: Pablo Kummetz