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Jörg Widmann: ¿el futuro de la composición en Alemania?

30 de abril de 2012

Jörg Widmann tiene talento a raudales. Compositor y clarinetista virtuoso, Widmann va más allá del paradigma de músico intelectual que caracterizó gran parte de la vanguardia europea de la segunda mitad del siglo XX.

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Jörg Widmann, Klarinette, Instrument
Jörg WidmannImagen: Felix Broede

Su arrolladora musicalidad se inscribe dentro de la tradición germana, de la que es uno de sus más notables exponentes. Encarna la figura de alguien que ha asumido la tradición forjada por sus predecesores, incluyendo la radicalidad sonora posterior a la Segunda Guerra Mundial y su resaca neoconsonante,  para destilar una estética propia en la que reverbera el pasado de forma sorprendentemente moderna.

Jörg Widmann durante una clase magistral
Jörg Widmann durante una clase magistralImagen: Jörn Freyenhagen

Como  virtuoso intérprete de clarinete, conoce perfectamente las posibilidades de su instrumento y considera imprescindible que el compositor actual realice un exhaustivo tratamiento idiomático de los timbres de los que se sirve. Ante todo, reivindica la parte más palpable o física de la música, la que responde a su idea de körperliche Musik.

Una carrera meteórica

Nacido en Munich en 1973, Widmann concluyó sus  estudios de  clarinete en la Juilliard School de Nueva York en 1995. En composición recibió consejos de Henze y Wolfgang Rihm.  Además el muniqués puede  presumir de contar, entre otras, con la amistad del compositor Helmut Lachenmann, con quien mantiene largas conversaciones sobre música. En 2001, Widmann ocupa la plaza de profesor de clarinete que el afamado Dieter Klöcker deja libre en el Conservatorio de Friburgo y ocho años después la misma institución lo nombra también profesor de composición. De finales de los 90 datan sus primeras obras y comienzan a llegar  los reconocimientos como joven promesa de la creación sonora.

Jörg Widmann y el artista Anselm Kiefer en la Ópera de la Bastilla de París
Jörg Widmann y el artista Anselm Kiefer en la Ópera de la Bastilla de ParísImagen: schott-musik

Hermano de la espléndida violinista Carolin Widmann,  ha desarrollado una fértil producción que abarca todos los géneros, incluyendo la ópera Das Gesicht im Spiegel (El rostro en el espejo), que se estrenó en 2003 en la Ópera Estatal de Baviera. Trata sobre una mujer que tiene la capacidad de clonarse a sí misma,  tema que ejemplifica su visión sobre la forma de insuflar vida al género operístico en la actualidad. Widmann opina que el reflejo de dilemas propios de nuestro tiempo, tales como las innovaciones tecnológicas,   la incomunicación o la soledad del ser humano en las sociedades modernas, puede conmover al espectador de hoy, anestesiado en cierta medida por los experimentos que la vanguardia llevó a cabo en el pasado, enmarcados en aquella relación amor-odio que tenían  algunos de aquellos compositores con el género escénico.

El arte de conjugar lo extremo

Una de las constantes en su catálogo es la integración de elementos radicalmente disímiles, algunos de ellos extraídos de grandes obras del pasado, como sucede en Fieberfantasie (1999) para piano, cuarteto de cuerda y clarinete, en la que el muniqués juega con el primer tema de la Sonata nº 1 para violín y piano de Robert Schumann.

La modernidad del discurso de Widmann radica precisamente en la dialéctica de conjugar lo extremo, tal y como hace en su obra el propio Schumann, su compositor fetiche. En esa manera casi esquizofrénica de enfocar la música es donde Widmann halla su propia voz, lo que  para él constituye el verdadero reto de los creadores  de su generación, que tienen libertad para expresarse en un lenguaje personal, libre de los dogmas del pasado.                

Como clarinetista y compositor, Widmann recorre habitualmente los escenarios europeos interpretando su propia música y la de otros autores. Saludado por su maestro Wolfgang Rihm como uno de los mayores talentos de su generación, Widmann ha sido distinguido con numerosos honores y galardones. Cuenta en su haber con varios discos monográficos y, dada su edad, sus pasos darán aún mucho que hablar. 

Autora: María Santacecilia
Editor: Enrique López