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Justicia dudosa, sentencia cuestionable

Kersten Knipp 19 de junio de 2016

El expresidente egipcio Mohamed Mursi fue condenado a cadena perpetua. Una sentencia que deja claro, una vez más, el carácter poco transparente de la justicia egipcia, dice Kersten Knipp.

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Ägypten Kairo Urteilsverkündung gegen Mohamed Mursi
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Hossam

Probablemente le debe la vida a su popularidad. Seis de las diez personas coacusadas con el exmandatario egipcio Mohamed Mursi fueron sentenciadas a pena de muerte. El veredicto contra Mursi fue aplazado hasta este 18 de junio, tiempo suficiente para que el juez reflexionara. Tiempo suficiente también para considerar las consecuencias políticas de decretar pena de muerte. Mursi finalmente fue condenado a cadena perpetua.

Si bien la Hermandad Musulmana está debilitada debido a años de persecución y duras sentencias, una pena de muerte contra su miembro más prominente podría haber reunido al menos a algunos de sus partidarios en una lucha contra el Estado, extendiendo una violencia que continúa y hace del país un lugar aún más inseguro, con duras consecuencias para la ya golpeada economía.

Al menos teóricamente, en la Justicia egipcia las consideraciones políticas no tienen cabida. Pero la vehemencia que tiene el tribunal egipcio en los últimos años contra los partidarios de los Hermanos Musulmanes, con duros veredictos –incluidas cientos de sentencias de muerte– sugiere algo diferente. “El organismo de castigo judicial funciona igual en 2015 como una herramienta de represión estatal”, escribe la organización de derechos humanos Amnistía Internacional en su informe anual del 2015. Allí se condenan los juicios masivos, sentencias a civiles realizadas por la justicia militar, una interpretación arbitraria de las leyes antiterroristas y el derecho a manifestarce.

"Uno tapa al otro"

Actualmente, defensores de los derechos humanos, periodistas, escritores y ciudadanos normales son detenidos. Por temor a represalias, más periodistas piensan en abandonar el país. Cuando en abril los egipcios se mostraron contrarios a la venta de dos islas deshabitadas en el Mar Rojoa a Arabia Saudita, cientos de ellos fueron detenidos e incluso algunos miembros de Amnistía Internacional que estaban de acuerdo con la protesta fueron apresados, golpeados y torturados, con pocas posibilidades de defenderse. “Uno tapa al otro”, así describe Amnistía Internacional la práctica de los guardias en las cárceles egipcias.

Autor de DW
Kersten Knipp, redactor de DW.

Este es el clima en el que la sentencia contra Mursi se ha dado a conocer. No es el primer proceso en el que el expresidente debe comparecer. Un tribunal lo condenó a él y a otros miembros de la Hermandad por alta traición argumentando que esa organización mantuvo lazos ocultos con Hamas, Irán y Hezbolá y revelaron secretos militares. De esta manera, los conspiradores habrían buscado socavar la estabilidad del país. Hoy, para terminar el proceso, se le reprocha que habría revelado secretos de Estado al emirato de Qatar. ¿Cuáles son en detalle esos secretos que el tribunal no dio a conocer?

La Justicia juega con la confianza

Es seguro que Egipto actualmente está desafiando al yihadismo de la banda terrorista del Estado Islámico, pero eso no puede ser una razón para que la Justicia deje pasar por alto las sospechas de arbitrariedad.

Esto también es válido para el proceso contra Mursi, que ciertamente no es un demócrata. Y es posible que con su caída los egipcios se ahorraron la estrechez opresiva de un Estado islámico. Pero eso no justifica los numerosos fallos incomprensibles contra Mursi y otros miembros de los Hermanos Musulmanes, ni tampoco contra otros ciudadanos del país. La justicia egipcia juega con la confianza mundial en público.

Para aprender: acá puede encontrar la versión en alemán de este texto