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Kosovo: esperanzas incumplidas

Miles de kosovares abandonaron los pasados meses su patria rumbo a Serbia y Hungría. Un deseo de emigración que el incremento de la vigilancia fronteriza está dificultando sensiblemente. La sangría de ciudadanos es, al mismo tiempo, una bendición y una maldición para el Kosovo.

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Durante varias semanas partieron a diario de Pristina diez autobuses repletos de emigrantes. Un éxodo solo comparable con la salida masiva del país durante la guerra del Kosovo en 1999. Las autoridades se han visto obligadas ya a cerrar escuelas debido a la falta de maestros. Las tiendas, por su parte, pierden clientes. Kosovo, con sus 1,8 millones de habitantes, está considerado el país más pobre de Europa. También posee la población más joven del continente. El desempleo juvenil alcanza el 70 por ciento.