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La corrupción, "problema sistémico" en Latinoamérica

27 de enero de 2016

Brasil desciende en el último Indice de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional. Venezuela encarna el máximo exponente de la corrupción en la región. Uruguay y Chile, los más transparentes.

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Symbolbild Transparency International Korruption
Imagen: picture-alliance/dpa/P. Steffen

La corrupción se mantiene como "un problema sistémico en Latinoamérica". Esa es la conclusión a la que llega el último Índice de Percepción de la Corrupción 2015 de la ONG Transparencia Internacional, hecho público hoy (27.01.2016). En el estudio, basado en la percepción de expertos del sector privado sobre la corrupción en la esfera pública, destaca este año el caso de Brasil, el país que más bajó en el índice mundial. Cinco puntos desciende respecto al informe del año pasado , tras salir a la luz el escándalo de Petrobras. Guatemala también baja, nada menos que cuatro puntos, con la caída del presidente, Otto Pérez Molina.

Uruguay sigue a la cabeza como el país más transparente de la región y ocupa el puesto 21 de la tabla mundial, con 74 puntos de un máximo de 100, que denotaría la ausencia total de corrupción. Uruguay ha mejorado un punto y ampliado así su distancia frente a Chile, que ha perdido tres puntos, hasta los 70, y se sitúa en el puesto 23 de la tabla. A pesar de seguir siendo uno de los más transparentes de Latinoamérica y constituir un ejemplo tradicional de limpieza en la región, la bajada de Chile responde al caso del hijo de la presidenta, Michelle Bachelet, envuelto en un caso de corrupción.

México se mantiene

Costa Rica obtiene un nivel aceptable en el informe, ya que ocupa el puesto 40, con 55 puntos. A partir de ahí, se suceden los países peor parados. Venezuela se lleva la peor calificación, en el puesto 158 de la tabla, con solo 17 puntos, dos menos que en el anterior índice. Comparte puesto con Haití, que sigue su evolución negativa y también pierde dos puntos. Paraguay sigue asimismo en el furgón de cola, en el puesto 130, aunque mejora tres puntos respecto al anterior informe, un ascenso atribuido a las medidas adoptadas para dinamizar el clima de negocios en la región. En el mismo puesto se coloca Nicaragua y algo por encima, en el puesto 123, se sitúa Guatemala, con 28 puntos.

Honduras pierde dos puntos y aparece en el puesto 112 de la clasificación, mientras que Ecuador, que baja un punto, y Argentina, que pierde dos, comparten el puesto 107 con una nota de 32 puntos. En el puesto 103 se coloca la República Dominicana, con 33 puntos. En el 99 está Bolivia, con 34 puntos, y en el 95, México, que mantiene los 35 puntos. A pesar de mantenerse sin cambios significativos respecto al anterior índice, el nivel de corrupción en México es similar al de Filipinas, Armenia y Mali. Perú baja dos puntos, hasta los 36, y se sitúa en el puesto 88 de la tabla, mientras que Colombia se queda con los 37 que tenía en el puesto 83. Cuba, por su parte, logra una mejor clasificación, ya que ocupa el puesto 56.

Los mejor y peor situados

El Índice de Transparencia Internacional de 2015 mantiene a Dinamarca como el país más transparente de los 168 analizados, mientras que Somalia y Corea del Norte siguen como los estados con los sectores públicos más corruptos. Por segundo año consecutivo, Dinamarca, con 91 puntos de un máximo de 100, que denotaría la ausencia total de corrupción, ocupa el primer lugar de la clasificación de los países más limpios, seguida de Finlandia, Suecia, Nueva Zelanda, Holanda, Noruega, Suiza, Singapur, Canadá y Alemania, que asciende en la lista y comparte la décima posición con Luxemburgo y el Reino Unido.

A la cola, con 8 puntos y como los países más corruptos, se sitúan Somalia y Corea del Norte, precedidos en ese deshonroso lugar por Afganistán, Sudán, Sudán del Sur, Angola, Libia, Irak y Venezuela, empatada con Guinea Bissau y Haití, en el puesto 158 de la lista. Según Transparencia Internacional, los países en las primeras posiciones presentan características comunes, como un alto nivel de libertad de prensa, acceso a información sobre presupuestos que permite que los ciudadanos sepan de dónde procede el dinero y cómo se gasta, altos niveles de integridad entre los cargos públicos y un poder judicial independiente.

Por contra, los países en las últimas posiciones, además de conflictos y guerras, destacan por su deficiente gobernabilidad, unas instituciones públicas frágiles, como la policía y el poder judicial, y la falta de independencia en los medios de comunicación. El Índice de 2015 muestra que más de dos tercios de los países presentan graves problemas de corrupción al no lograr el mínimo de 50 puntos, situación en el que está la mitad del G20 y todo el grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica).

MS (efe/dpa/www.transparency.org)