Científicas climáticas invisibles

Según un artículo publicado en la revista de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, por sus siglas en inglés) el pasado mes de febrero, el 80 por ciento de los participantes en el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) eran hombres.

Cada cinco o seis años el organismo elabora informes de evaluación que orientan a los gobiernos a formular políticas de lucha contra el cambio climático. En su última edición se destaca la poca participación femenina en la elaboración de dicho reporte, cuya primera edición solo contó con la colaboración de una docena de mujeres.

El propio organismo reconoció que en el quinto informe el porcentaje de mujeres en los distintos cargos (coordinadoras de autores líderes, autores líderes y editores de revisión) fue aproximadamente del  21,5 por ciento, mientras que en el cuarto representó menos del 20 por ciento. A pesar del incremento gradual reporte tras reporte, las fuentes consultadas por DW aseguraron que esperan una mejora relativa en el próximo informe.

Asimsimo, el Panel está trabajando en tres estudios especiales sobre los impactos del aumento de temperatura de 1,5 grados, los impactos del cambio climático en el suelo y en los océanos. Éstos cuentan con una participación femenina del 38%, 32% y 31%, respectivamente.

Entre ellas destacan las científicas españolas: María José Sanz, directora científica del Centro Vasco de Cambio Climático (BC3), y Marta Rivera-Ferré, investigadora de la Universidad de Vic.

Rompiendo el desequilibrio

Para Sanz el incremento de mujeres en el Panel depende de "un mayor número de nominaciones de autoras con un buen currículum científico sobre temas relevantes para el IPCC” ya que los investigadores son nombrados por la cúpula directiva del organismo científico según las propuestas que reciben de los gobiernos. Por ello, agrega, se precisa "que las mujeres tengan una mayor visibilidad en sus instituciones”.

El desequilibrio entre sexos se evidencia aún más según el capítulo del informe. "He visto grupos en los que de diez colaboradores solo había una mujer”, lamentó  Rivera-Ferré, que trabaja como autora líder en el tema de la seguridad alimentaria y sistemas alimentarios. "Esto claramente tiene consecuencias en los resultados”, añadió.

"Sería interesante ver si en los grupos más equilibrados hay diferencias en cómo se abordan las temáticas, fundamentalmente en los capítulos más sociales, en comparación con los grupos menos equilibrados”,  apuntó a DW la investigadora añadiendo que el organismo debería aumentar el número de profesionales de países no occidentales.

Además de buscar el balance regional, el Panel debe buscar el de género, dijo a DW Cecilia Conde, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM de México y autora líder de los capítulos 2 y 17  del cuarto informe del IPCC. En este sentido, la científica criticó la inexistencia de un enfoque de género explícito en cada capítulo. Igualmente, lamentó la baja proporción de mujeres científicas a nivel nacional, "que tiene sus consecuencias entonces en nuestra participación en organismos internacionales” y confió que la situación cambie en el futuro ya que "el intercambio de conocimientos con expertos de otras latitudes es muy positivo para nuestro desarrollo científico”.

Promoviendo líderes para cerrar la brecha

Un 43 % de las científicas entrevistadas en el estudio de la revista estadounidense consideró que las mujeres no están bien representadas en la comunidad científica que estudia del cambio climático. Para revertir esta situación, han surgido varias iniciativas como el programa de capacitación Homeward Bound que quiere crear una red de un millar de mujeres científicas para que trabajen juntas estrategias de mitigación al cambio climático, al mismo tiempo que se aumenta su influencia de líderes en los campos de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas. De este modo se pretende incrementar la participación de las mujeres en la toma de decisiones relacionada con la disminución de emisiones de dióxido de carbono.

La costarricense Mónica Araya fue la primera latinoamericana en participar en el lanzamiento, en diciembre de 2016, de esta iniciativa que culmina con un viaje a la Antártida. "Participé porque quiero tener impacto más allá de Costa Rica en temas de tecnologías limpias”, explicó la directora de Costa Rica Limpia, una iniciativa ciudadana para promover un país libre de combustibles fósiles.

Araya urgió a "crear fondos de apoyo para hacer las científicas mucho más visibles en periódicos, en redes, en conferencias y en posiciones que muestren lo que la sociedad gana con ellas”. "Se asume que los hombres son los que saben más, por eso los organizadores no ven que hay muchas mujeres competentes”, criticó a DW. En este sentido, consideró que "hay mucho avance pero mucha brecha aún”. Por este motivo, hizo un llamado a buscar alianzas con "nuestros colegas a que pierdan el miedo a nuestro liderazgo”.

Movilizando la acción climática en la región

La costarricense se congratuló del incremento de participantes latinoamericanas en la segunda edición del programa que desde el pasado 18 de febrero se encuentra de expedición en la Antártida. Originarias de Colombia, Perú, Venezuela y México, las expertas aprovecharon el día internacional de la mujer para hacer un llamado a la acción climática tras comprobar en el terreno el impacto que está causando el cambio climático en el derretimiento de los glaciares.

A raíz de esta experiencia y la falta de acción en América Latina, la representante mexicana, Sandra Guzmán, junto con otras colaboradoras, se aventuró a crear una iniciativa similar en la región. Se trata de 'Defensoras', una campaña que pretende "elevar la conciencia sobre el rol de las mujeres en la protección del planeta, y en particular en la atención del cambio climático y la protección de los derechos humanos”, argumentan sus promotoras.

Todo ello a partir de la documentación de historias de mujeres en campos como la ciencia, la investigación, el activismo y la toma de decisiones en América Latina y el mundo, la elaboración de diversas publicaciones al respecto y la realización de seminarios y cursos sobre transporte, ciudades sustentables, bosques, biodiversidad, ambiente y derechos humanos, entre otros temas.

Un taller sobre energía fue el punto de arranque para el primer encuentro del colectivo el pasado mes de noviembre en Ciudad de México. La formación contó con la colaboración de la Red Mujeres en Energía Renovable y Eficiencia Energética (REDMEREE) que pretende "impulsar un sector de energía renovable y eficiencia energética que promueva un desarrollo sustentable y humano donde mujeres y hombres puedan alcanzar todo su potencial y se desenvuelvan en condiciones de igualdad sustantiva”, aclaró a DW su portavoz,  Sandra Caballero.

Lanzada en 2016 con el apoyo la agencia de Cooperación Alemana en México (GIZ), se trata de la primera iniciativa de este tipo en el país. Formada por 600 integrantes, actualmente se encuentra en la elaboración de una hoja de ruta de género de la transición energética "con el objetivo de crear un instrumento que contribuya a lograr la igualdad de género en el sector energético”, remarcó la también simpatizante de 'Defensoras'.

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