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La ONU y Jerusalén: una decisión simbólica

Kersten Knipp
21 de diciembre de 2017

La Asamblea General de la ONU condenó hoy (21.12.2017) la decisión de EE.UU. de reconocer a Jerusalén como capital de Israel. DW habló sobre asunto con el politólogo Johannes Becke.

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Jerusalem Blilck auf Klagemauer und Felsendom
Imagen: Getty Images/L. Mizrahi

Deutsche Welle: La mayoría de la Asamblea General de la ONU se ha rebelado contra la decisión del presidente de EE.UU., Donald Trump, de reconocer Jerusalén como capital de Israel. ¿Qué le parece este paso?  

Becke: No me parece sorprendente, porque en la comunidad internacional se ha repetido a lo largo de décadas un patrón recurrente: se ha insistido siempre en que no habrá pronunciamiento internacional mientras ambas partes no se pongan de acuerdo. No creo que la decisión unilateral de EE.UU. de reconocer Jerusalén como capital de Israel cambie nada las cosas. Los propios israelíes saben que la posición de la mayoría, incluidos los países europeos, sigue siendo la misma. Los  estadounidenses también lo saben.

La decisión de la Asamblea General de la ONU  ¿tiene un significado político o puramente simbólico?

Al contrario de lo que sucede con otros movimientos nacionales que han luchado por su propio Estado en las últimas décadas, los palestinos gozan de grandes simpatías en la Asamblea General de la ONU. Eche usted un vistazo a otros conflictos, como el del Sáhara occidental. En ese asunto fue siempre mucho más difícil lograr mayorías contra la ocupación marroquí. Los palestinos siempre tuvieron la suerte de estar respaldados por el mundo árabe-islámico. En la Asamblea General hay una larga tradición de ponerse del lado de una de las partes. Pensemos en la resolución "El sionismo es una forma de racismo”, del año 1975, retirada después en 1991. Así pues, un posicionamiento a favor de una sola de las partes no es una sorpresa para Israel.

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No olvidemos que tras el intento de situar la cuestión de Jerusalén al margen del reconocimiento internacional del Estado de Israel, se esconde el intento de dividir el territorio en un Estado judío y uno árabe. Y todos los observadores, tanto árabes como israelíes, coinciden en que a ese punto llegará algún día. Mucho de lo que sucede alrededor de Jerusalén es política simbólica. Todo el mundo sabe que, de facto, Jerusalén es la capital de Israel. Es cuestionable que eso realmente ayude a ninguna de las partes.

La iniciativa de Trump ha levantado una enorme polvareda. ¿Ha sido una jugada políticamente inteligente?

A largo plazo, su decisión no beneficia a ninguna de las partes implicadas. En la práctica, poco va a cambiar para los estadounidenses en Jerusalén. Si un ciudadano estadounidense nace allí, en su pasaporte figurará "Jerusalén” como ciudad de nacimiento, no "Jerusalén, capital de Israel”. Netanyahu y Trump pueden vender un éxito simbólico a sus seguidores. Pero es una decisión que perjudica los acercamientos entre Israel y muchos Estados árabes. Debido a las crecientes aspiraciones de hegemonía de Irán en la región, Israel goza de contactos estrechos no solo con vecinos con los que tiene acuerdos de paz, como Egipto y Jordania, sino también con otros países con los que no existen tales acuerdos, como Arabia Saudí. Volver sobre la cuestión de Jerusalén muestra lo poco que la administración Trump comprende la actual situación de la región.

Deutschland Johannes Becke Hochschule für Jüdische Studien Heidelberg
El politólogo Johannes Becke, del Instituto de Estudios Judíos de Heidelberg. Imagen: Privat

¿Cómo valora usted la posición de los países árabes y/o islámicos al respecto? ¿Es un posicionamiento sólido?

La cuestión de Jerusalén ha sido históricamente, tanto para el movimiento nacional palestino como para el sionismo, un instrumento para ganar atención. A los sionistas cristianos siempre les pareció interesante la vuelta de los judíos a Jerusalén. Cuando los palestinos en la década de 1920 lograron despertar gran interés público sobre la cuestión de Jerusalén y el monte del Templo, el conflicto adquirió una dimensión global. Pero mucho de todo ello está impregnado de retórica vacía en el mundo árabe.

¿Hasta qué punto cuentan los palestinos con solidaridad real por parte de ese mundo árabe?

Es muy fácil decir: "Jerusalén y los palestinos son muy importantes para nosotros”. Pero en la realidad política, justo después de la inestabilidad que trajo la llamada "primavera árabe”, el mundo árabe tiene otros problemas más acuciantes que Jerusalén. Y la mayoría de los políticos árabes saben que, en la realidad geoestratégica, seguirá habiendo un Estado de Israel en el futuro y que Jerusalén ya es la capital de Israel y lo va a seguir siendo. Y que sería inteligente pensar en contar con Israel para futuras alianzas regionales.

Alemania se niega a reconocer Jerusalén como capital de Israel ¿Qué le parece a usted esta postura?

Es una posición que se corresponde con la práctica del derecho internacional por parte de una amplia alianza de países y con el propio consenso europeo sobre la solución de los dos Estados. No creo que esa posición vaya a cambiar en un tiempo previsible. Hay que diferenciar entre el marco del derecho internacional en el que se mueve Alemania y la dimensión simbólica. Todo el mundo sabe que Jerusalén es de facto la capital de Israel. Y quizá es conveniente mantenerse en la actual posición mientras no haya un consenso europeo más amplio. Argumentar que, debido a su especial relación con Israel, Alemania debe también reconocer Jerusalén como capital de Israel, no beneficiaría a ninguna de las dos partes. 

Autor: Kersten Knipp (MS/ERS) 

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