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La primera Pascua del papa Francisco

31 de marzo de 2013

En su primer mensaje de Pascua, el pontífice pasó revista a los sucesos del mundo que atentan contra la paz, criticando duramente a quienes atizaban las guerras en la península coreana, el medio Oriente y África.

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Imagen: Reuters/Osservatore Romano

El papa Francisco fue bastante específico este domingo (31.03.2013) al pedir paz para todo el mundo y un nuevo espíritu de reconciliación en su mensaje de Pascua. El pontífice argentino advirtió que un bien aparentemente abstracto como la paz estaba amenazado por actos muy concretos como la trata de seres humanos, el tráfico de drogas, la sobreexplotación de los recursos naturales y los enfrentamientos armados. En su mensaje Urbi et orbi criticó duramente a quienes atizaban la guerra en Mali y la península de Corea.

Desde el balcón central de la Basílica de San Pedro, el líder de la Iglesia católica clamó por el fin de la violencia entre los israelíes y los palestinos, entre los sirios, y entre los habitantes de Nigeria, el Congo y la República Centroafricana. Frente a unos 250.000 feligreses, según las estimaciones del Vaticano, el papa Francisco dijo que la resurrección de Jesús “significa que el amor de Dios es más fuerte que el mal o que la propia muerte; significa que el amor de Dios puede hacer que florezcan los lugares desérticos en nuestros corazones”.

La de este 31 de marzo fue la primera misa de Pascua de Jorge Mario Bergoglio, quien fue elegido para suceder a Joseph Ratzinger en la jefatura del Estado vaticano hace un par de semanas. Pese al poco tiempo de su pontificado, algunos sostienen que el nuevo Papa ya ha demostrado ejercer un especial magnetismo sobre los católicos del mundo, ante todo sobre los latinoamericanos y, aún más, sobre los argentinos. El hecho de que Bergoglio haya nacido en Buenos Aires suele ser usado como argumento para explicar ese fenómeno.

El pasado Viernes Santo, el Vía Crucis de Semana Santa de la capital argentina hizo gala de un inusual poder de convocatoria: más de 50.000 personas habrían participado en ese ritual, superando notablemente la asistencia de otros años. ¿Se debe esto al “efecto Francisco”? “Muchas personas nos dijeron que habían venido después de años sin hacerlo porque se sentían conmovidas por el papa Francisco”, comentó Alejandro Russo, rector del Arzobispado de Buenos Aires. El aforo fue igualmente numeroso en otras ciudades argentinas.

ERC / DZC (dpa)