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“La sociedad civil está madurando en Bulgaria”

Mario Dobovisek (ERC)25 de julio de 2013

La entrada de Bulgaria a la UE en el año 2007 propició las actuales manifestaciones de sus ciudadanos en defensa del Estado de derecho, sostiene elogioso Marco Arndt, director de la Fundación Konrad Adenauer en ese país.

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Imagen: BGNES

Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea (UE), atraviesa una crisis política e institucional muy seria. El partido socialista no ha cumplido ni dos meses en el poder y su líder, Plamen Oresharski, ya se haya bajo presión para que renuncie a la jefatura del Gobierno. La oposición demanda que se realicen nuevos comicios lo antes posible, los ciudadanos salen a la calle para exigir la reforma de la ley electoral, el Parlamento fue rodeado por manifestantes y los enfrentamientos entre civiles y agentes policiales dejaron heridos.

Puede que las protestas populares terminen expulsando del poder al segundo Gobierno en un año. Las primeras se registraron en febrero de 2013 como reacción a las elevadas tarifas eléctricas y obligaron al entonces primer ministro, Bojko Borisov, a dimitir. Pero, como ha ocurrido en otros países del mundo, los motivos puntuales originales de las manifestaciones han dado paso a una indignación generalizada que caldea los ánimos aún más a medida que pasa el tiempo.

Mario Dobovisek, de la emisora Deutschlandfunk, habló sobre esta situación con Marco Arndt, director de la representación en Bulgaria de la Fundación Konrad Adenauer, cercana al partido alemán Unión Demócrata Cristiana (CDU).

¿Hace poco, varios ministros, diputados y periodistas búlgaros estuvieron encerrados durante horas en el Parlamento porque los manifestantes bloquearon las salidas del edificio. ¿Por qué no amaina la tensión social y política en Bulgaria?

Marco Arndt: Las manifestaciones más recientes y las personas que salen a protestar ahora son diferentes de las que se vieron en febrero de 2013. A estos manifestantes no los mueven razones socioeconómicas, sino el deseo de que el Gobierno búlgaro asuma los estándares de la UE. Estamos hablando de protestas en el nombre de valores.

¿Exactamente contra qué está protestando la gente en las calles de Bulgaria?

La ola de protestas comenzó a finales de junio, cuando el Gobierno nombró como jefe de los servicios secretos a un empresario de los medios que no cumplía con los requisitos para ocupar ese cargo. La opinión pública búlgara ya criticaba las prácticas monopolistas del aludido en el área de la prensa impresa, pero el hecho de que el Gobierno haya enmendado ciertas leyes para posibilitar el ascenso de este ‘oligarca de los medios’ al puesto de jefe de la oficina nacional de inteligencia fue la gota que hizo derramar el vaso.

Las manifestaciones no han amainado desde entonces porque la gente teme que ese nombramiento sea solamente la primera de una serie de designaciones a dedo, nada transparentes, ni legales ni legítimas.

Usted comentaba que la gente que ahora sale a la calle es distinta de la que protestaba en febrero de 2013. ¿Reflejan las actuales manifestaciones a la sociedad búlgara en pleno o solamente a un grupo?

El grupo que uno ve hoy en las calles de Bulgaria es lo que en la UE suele describirse como ‘sociedad civil’. Ese grupo está integrado por personas muy jóvenes, que han estudiado, pertenecen a la clase media y conocen sus derechos como contribuyentes. Las protestas de febrero fueron protagonizadas por gente muy pobre.

Marco Arndt: “El grupo que uno ve hoy en las calles de Bulgaria es lo que en la UE suele describirse como ‘sociedad civil’ ”.
Marco Arndt: “El grupo que uno ve hoy en las calles de Bulgaria es lo que en la UE suele describirse como ‘sociedad civil’ ”.Imagen: Nikolay Doychinov/AFP/Getty Images

¿Qué significa para la democracia búlgara esa diferencia entre gente de clase media y gente muy pobre? ¿Es eso algo positivo o negativo?

A mí me alegró mucho descubrir que en Bulgaria existe esa élite. Yo no sabía que existía y creo que el Gobierno de Bulgaria tampoco lo sabía. Si el Gobierno lo hubiera sabido, no habría intentado imponer su política de nombramientos de una manera tan burda. Pienso que muchos quedaron sorprendidos al constatar que los ciudadanos salían a la calle para defender el Estado de derecho y la ‘buena gobernabilidad’, en lugar de pensar únicamente en sus intereses. La sociedad civil está madurando en Bulgaria.

Además, estoy convencido de que el florecimiento de esa sociedad civil fue estimulado por la entrada de Bulgaria a la UE en el año 2007.

En la UE hay quienes critican la aprobación de la membresía de Bulgaria, alegando que ese país no estaba preparado para ello…

Si tomamos en consideración los criterios formales, es cierto que ni Bulgaria ni Rumania cumplían del todo los requisitos para formar parte del bloque comunitario. La decisión de aceptar a estos países en su seno fue una decisión política de la UE. No obstante, cuando veo los efectos que esa membresía ha tenido sobre la vida nacional de esos Estados, yo sólo puedo decir que la entrada de Bulgaria y Rumania a la UE fue algo positivo. Después de todo, la Comisión Europea tiene mecanismos de supervisión que presionan a estos países a implementar reformas necesarias.

¿Qué responsabilidad debe asumir la UE de cara a la crisis política e institucional que se observa en Bulgaria?

La UE no puede hacer mucho. Bulgaria es un Estado soberano como los otros 27 que conforman el bloque comunitario. Bruselas sólo puede ejercer presión sutil y mantener contacto con la clase política local. Tanto los embajadores de Alemania y Francia en Sofía como Viviane Reding –vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía– articularon palabras muy claras sobre las políticas del actual Gobierno búlgaro y la legitimidad de las protestas en las calles.

Autores: Mario Dobovisek (ERC)

Editora: Emilia Rojas Sasse