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La UE elude una verdadera reforma agrícola

Max Zander
21 de octubre de 2020

En el futuro, la protección del medio ambiente debe tener un papel más importante en la política de la UE. Muy bien. Pero Bruselas está todavía lejos de un cambio ecológico, opina Max Zander.

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Maisernte
Imagen: Jochen Tack/picture-alliance

Tarde, pero esperemos que no demasiado tarde, la UE se ha dado cuenta de que la agricultura y la protección del medio ambiente son dos caras de la misma moneda. Por lo tanto, en el futuro, la política agrícola común debería contribuir en mayor medida a proteger la naturaleza y el clima de los efectos perjudiciales de la agricultura.

Según los planes de la Comisión Europea, los estados miembros podrán desarrollar sus propias estrategias para implementar sus objetivos ambientales. También son nuevos y particularmente controvertidos los llamados reglamentos ecológicos, programas en virtud de los cuales los agricultores participantes pueden recibir subsidios adicionales si así lo desean.

Grandes empresas, grandes subvenciones

Lo que suena bien al principio, sin embargo, resulta no ser muy consistente en una mirada más cercana. Después de todo, el grueso de los subsidios agrícolas de la UE sigue adoptando la forma de pagos por superficie. Así que todo sigue igual: cuanto más grande sea la granja, más alto será el subsidio de Bruselas.

Max Zander informa para DW desde Bruselas.
Max Zander informa para DW desde Bruselas.Imagen: DW

De este mecanismo de distribución tradicional, que para nada es respetuoso con el medio ambiente, se benefician especialmente países grandes como Francia, Alemania y España. Y se benefician las grandes industrias agrícolas que dañan el medio ambiente y contribuyen a la extinción de especies.

El problema es conocido. Miles de millones de euros en subsidios van cada año a los agricultores de los estados miembros. Los subsidios agrícolas son la mayor partida del presupuesto de la UE. La mayor parte del dinero va a las granjas en forma de pagos directos según el principio de la regadera.

Mientras no se cambie este principio, no habrá un cambio ecológico en la agricultura europea, aunque Bruselas quiera actuar de manera más ecológica con la reforma agrícola. Después de todo, los fondos para las granjas pequeñas y medianas y para el desarrollo rural son todavía demasiado reducidos.

Críticas del Parlamento de la UE

Además, las nuevas regulaciones ecológicas se basan en un enfoque voluntario y se establecen a un nivel bajo. Solo el 20 por ciento de los pagos directos se utilizarán para este fin. El compromiso provisional del Parlamento Europeo exige un 30 por ciento. Según los ambientalistas, las primas tendrían que empezar en un 30 por ciento y aumentar gradualmente para tener algún efecto.

Y ni siquiera eso es seguro. Porque, debido a la resistencia de algunos Estados miembros, las negociaciones sobre el presupuesto y la política agrícola de la UE se están alargando tanto que las normas ecológicas probablemente ni siquiera entrarán en vigor en los primeros dos años.

En la reforma agrícola no se mencionan cuestiones importantes como la biodiversidad o la producción y las cadenas alimentarias sostenibles, elementos esenciales del Pacto Verde de la Comisión.

Esto significa que la revolución verde en la agricultura no tendrá lugar. La reforma agrícola de la UE es un paso en la dirección correcta. Pero para impulsar realmente la protección del clima y el medio ambiente en la agricultura, habría que subir el listón.

(gg/er)