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La Unión Europea en modo de crisis

Barbara Wesel (JAG/VT)23 de octubre de 2015

El presidente de la Comisión Europea llama a consultas a los jefes de Gobierno para hablar del escenario en la ruta de los Balcanes. Bruselas intenta hacer lo posible para controlar la situación.

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Slowenien Dobova Flüchtlinge Balkanroute Menschenmenge
Imagen: Reuters/S. Zivulovic

En el edificio Berlaymont se trabaja a toda marcha. La Comisión Europea movilizó a trabajadores de todos los departamentos para preparar el encuentro del domingo (25.10.2015). “Juncker tiene voluntad de hacer algo”, se dice en su entorno. Sobre todo en cuanto a la capacidad operativa, como las tiendas de campaña para pasar el invierno, mantas y la asistencia del Programa Europeo de Protección de Catástrofes para los que están en los Balcanes. Aunque en la Comisión aún no haya sensación de crisis total, todos entendieron que Europa tendrá que medir sus fuerzas con el tema de los refugiados. Tras el problema hay miedo, y en los Balcanes podría haber víctimas mortales. Los campos de barro de Serbia, las bajas temperaturas y las continuas lluvias son algo muy distinto a la isla de Lesbos en pleno julio. Sobre todo, para personas que, de por sí, ya están agotadas.

Ruta de los Balcanes
Ruta de los Balcanes.

Prueba de fuego para Juncker

Para el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, se trata de una prueba de fuego. ¿Conseguirá presionar a los Gobiernos para convertir las palabras en hechos? Ahora la exigencia más importante de Juncker sería que los países lleguen a acuerdos y colaboren. Y para eso contará con Angela Merkel, que ya alabó el trabajo de Juncker sobre las negociaciones con Turquía y hará valer su autoridad ante la Comisión para apoyarle. Como invitados, asistirán los países colindantes de la ruta de los Balcanes: Grecia, Bulgaria, Rumania, Hungría, Croacia y Eslovenia. Pero también están invitados otros no comunitarios como Serbia y Macedonia y, en principio, todo el que quiera contribuir.

La tormenta perfecta

En Europa, los nervios están tensos. Para Jan Techau, del Instituto Político Carnegie Europe de Bruselas, es la tormenta perfecta. “La crisis europea, la crisis de Ucrania -ahora extendida a Siria- y la crisis de los refugiados afectan a tres de los aspectos más débiles de la UE y donde menos unidad hay”. “Bruselas tiene sus limitaciones cuando se trata de soberanía e identidad nacional”, aclara. Para Techau, nunca antes hubo tres crisis grandes al mismo tiempo y los medios para solucionarlas no funcionan. Además, hay que actuar contra reloj, lo que somete a Bruselas a una presión mucho mayor. Tras haber salido debilitada de la crisis de 2008, “es un milagro que todavía exista”, dice el politólogo.

La situación desgasta a Europa, pero aún puede superarla, continúa Techau. Provisionalmente tendrá que actuar en modo de crisis y acoger a las masas que huyen, aun contando con la actitud de los países del este, sin tradición de migración y cuyas economías todavía son pobres. Después, la UE necesitará una política de asilo comunitaria con estándares y reglas comunes para todos. Entonces podrá salir del modo crisis y volver a la negociación política. Pero un acuerdo como ese sería enormemente difícil.

Sin embargo, el experto no teme una implosión dentro de Europa. La UE es demasiado importante para todos y la mayoría entendió que no pueden enfrentarse entre ellos. “Al final, la UE tendrá capacidad de actuar y los miembros asimilarán que es necesario colaborar”, concluye Techau. Precisamente, lo que quiere conseguir Juncker en la cumbre del domingo en Bruselas.