Los artistas de Hamburgo se movilizan para salvar un barrio histórico

El nombre de Gängeviertel significa literalmente “barrios de pasajes”. Eso es exactamente lo que era antiguamente esta parte de la ciudad, una zona de callejuelas estrechas.

Hoy ya queda poco del antiguo Gängeviertel. Sin embargo, al oeste de la representativa avenida Jungfernstieg, a lo largo del lago Alster todavía hay resquicios del antiguo barrio entre los modernos edificios comerciales y las zonas residenciales.

Allí un grupo de doce construcciones decadentes estuvo vacío durante muchos años y por eso, el Gobierno de la ciudad se mostró satisfecho cuando un inversionista se interesó en comprar esa área urbana.

Hanzevast, una sociedad holandesa de inversionistas, elaboró un plan para demoler algunos edificios originales, restaurar la fachada de otros y crear un complejo de oficinas y apartamentos. Pero lo que las autoridades y Hanzenvast no tenían previsto es que el barrio histórico se revitalizaría espontáneamente.

Movimiento de protesta

A finales de agosto, un gupo de artistas se mudó al Gängeviertel con el fin de protestar contra la venta de la zona y los planes de Hazenvast. Dentro de las salas oscuras y enmohecidas de la zona fueron instalados talleres, un centro de formación y galerías. Los transeúntes que circulan por allí pueden observar las obras de arte colgadas de las paredes.

“Esto es como un oasis”, dice Andi Barelas, uno de los artistas de la zona. “Estamos sentados aquí, entre vidrio y hormigon. Pero esto es un trozo del centro antiguo de la ciudad, muy importante para la historia de Hamburgo”.

La policía nunca ha llegado a expulsar a los artistas del Gängeviertel. Muy por el contrario, el empeño de éstos conquistó la simpatía de las autoridades del municipio.

“Poco después de que los artistas ocuparan parte de la zona, el Gobierno de Hamburgo se puso en contacto con ellos y con el inversionista, con el fin de discutir cómo atender las reivindicaciones de los artistas”, comentó Enno Isermann, la secretaria de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente de la ciudad.

Ella afirma que la ciudad está renegociando con la empresa holandesa Hazenvast el contrato de revitalización del área, buscando formas de preservar una mayor parte de los edificios originales y garantizando espacio para los artistas que trabajan allí. Algunas soluciones posibles sería comprar el área de vuelta o convencer a Hazenvast de la necesidad de olvidar su planes de reforma.

Traer la vida de vuelta al centro de la ciudad

Según Isermann, los principales objetivos de la ciudad son: preservar el área histórica y poner a disposición de los ciudadanos espacio para talleres. Las reivindicaciones de los artistas repercutirán entre los habitantes de Hamburgo y las autoridades también tendrán que oírlos.

“El objetivo de una gran ciudad como Hamburgo es hacer la vida de sus ciudadanos lo más colorida y multifacética posible”, dice Isermann. “Esa es ciertamente la razón por la cual estamos intentando apoyar las iniciativas de los artistas, pues estamos convencidos de que una ciudad animada como Hamburgo debe abrir espacio para esas ideas”.

A pesar de que el Gobierno de la ciudad anunció que quiere revitalizar esa zona del centro, los artistas lo dudan y afirman que las únicas ideas gubernamentales para mantener el centro dinámico después del cierre de la zona son parques de atracciones o programas gastronómicos. Las exposiciones gratuitas de los artistas ofrecen algo que hace más falta, apuntó Christine Ebeling, portavoz del grupo.

El dinero es un gran problema para los artistas. Ellos están frustrados porque la ciudad sólo da valor a cosas rentables. Aunque los artistas ganen dinero vendiendo sus trabajos, tanto Ebeling como el artista Carl Hofmann argumentan que su contribución para el Gängeviertel es más cultural que comercial.

“No es una cuestión económica”, dice Hofmann, mientras desmonta una exposición para dejar espacio a un concierto de música clásica programado para la noche. “El espacio es para exposiciones y para atraer a artistas de otras ciudades o de otros países”.

El precio de la creatividad

No obstante, el área en cuestión es valiosa y podría ser rentable para los inversionistas. El diario Abendblatt de Hamburgo informó de que los costes de la reforma giran en torno a 20 millones de euros y que la ciudad tendría que pagar 2 millones de euros para obtener la propiedad de vuelta.

Sin embargo, estas cifras no preocupan a Ebeling. “Si una empresa o un inversionista fija ese precio, habrá que pagarlo”, dice ella. Pero los artistas pueden ayudar mediante un equipo de voluntarios y son expertos en conseguir materiales donados. Ella destaca los progresos que ya se han realizado en los edifcios ocupados: un tejado nuevo aquí, una pared pinta allá.

“La mayoría de nosotros sabe trabajar con eso” dice ella. “Tenemos un arquitecto, tenemos urbanistas y varios artesanos. Todos saben lo que necesitamos y cómo hacerlo.”

Autora: Holly Fox / asg

Editor: Enrique López