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La mística Hildegard

10 de agosto de 2011

Pocas mujeres de su tiempo estuvieron tan bien formadas: Hildegard von Bingen ejerció la teología, la investigación; fue médica y compositora. 800 años después de su muerte, muchos alemanes aún siguen su doctrina.

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Bild der Hildegard von Bingen im Kloster St. Hildegard, Deutschland, Hessen, Rheingau, Rüdesheim - Painting of Hildegard from Bingen, Germany, Hesse, Rheingau Region, Ruedesheim
Hildegard von Bingen: monja, mística, asceta y terapeuta.Imagen: picture alliance / united archives
Desde las cuatro esquinas de un marco, la mirada amable de Hildegard von Bingen parece recorrer la sala de espera. Bajo ella se sienta y pasa con soltura las páginas de una revista Angela Buchholz, una empleada bancaria. A la consulta de la terapeuta Jutta Prinz ha venido esta mañana para que le saquen sangre. “Hace que me sienta bien”, cuenta, “estoy más contenta, relajada y me concentro mejor en el trabajo”.
Das Foto zeigt die Bonner Bankangestellte Angela Buchholz. Sie steht im Wartezimmer mit einer Bio-Tüte in der Hand. Angela Buchholz ist Anhängerin der Hildegard-Medizin und Patienten der Bonner Heilpraktikerin Jutta Prinz. Das Foto wurde von Autorin Sabine Damaschke aufgenommen für einen DW-Onlineartikel zum Thema "Hildegard von Bingen". Copyright: Sabine Damaschke.
Angela Buchholz se somete a un tratamiento de "medicina Hildegard".Imagen: DW/Sabine Damaschke
Lo que Angela Buchholz llama “sacar sangre”, Hildegard von Bingen lo denominaba “sangría”. Hoy el tratamiento goza de mala fama porque no eran pocas las personas que en la Edad Media morían durante su práctica. Sin embargo, según Hildegard von Bingen refuerza el sistema inmunológico y frena las infecciones: eso siempre que se lleve a cabo cumpliendo ciertas reglas, es decir, seis días después de la luna llena y con el paciente en ayuno. La sangre se extrae entonces, y se continúa extrayendo hasta que cambia su color oscuro por uno rojo claro.
Entre la ciencia y la creencia
“Ya sé que suena a locura, que según la medicina convencional, la sangre es homogénea”, reconoce la terapeuta Jutta Prinz. Pero mes tras mes asegura haber podido comprobar las variaciones en la tonalidad. A cada persona le extrae entre 50 y 100 mililitros. “Y los pacientes corroboran los efectos que Hildegard observó hace ya 800 años: sufren menos resfriados, se sienten más equilibrados y fuertes”.
Das Foto zeigt die Bonner Heilpraktikerin Jutta Prinz. Sie sitzt in ihrer Praxis an ihrem Schreibstisch und stellt ein Rezept aus. Das Foto wurde von Autorin Sabine Damaschke aufgenommen für einen DW-Onlinartikel zum Thema "Hildegard von Bingen". Copyright: Sabine Damaschke.
La terapeuta Jutta Prinz en su consulta de Bonn, Alemania.Imagen: DW/Sabine Damaschke
Que realmente eso sea cierto nunca ha podido comprobarse. Es una cuestión de creer o no creer. Otros métodos sanadores de la asceta, no obstante, sí que son reconocidos por la ciencia tradicional. Johannes Mayer, director del grupo de investigación dedicado a la medicina monástica de la Universidad de Wurzburgo, recuerda, por ejemplo, las propiedades antiespasmódicas de la galgana, un condimento asiático. Y la espelta –clásica en las teorías hildegardianas- facilita la digestión y mejora el ánimo, ya que contiene triptófano, un aminoácido que estimula la hormona de la felicidad serotonina.
Aún así, cabe no aplicar sin más las recetas de Hildegard von Bingen, advierte Mayer: “muchas veces faltan indicaciones acerca de las cantidades y con algunas sustancias herbáceas se equivoca”, como cuando recomienda masticar contra las enfermedades epidérmicas convalirias o lirios salvajes, unas florecillas blancas que en Alemania se conocen con el nombre de “campanillas de mayo” y que son venenosas.
Famosa por sus visiones
Miniatur aus dem Rupertsberger Codex des Liber Scivias This image (or other media file) is in the public domain because its copyright has expired. This applies to the United States, Canada, the European Union and those countries with a copyright term of life of the author plus 70 years.
Hildegard von Bingen, una personalidad.
Pese a todo, la sabiduría de la monja no deja de sorprender a los científicos. Del mismo modo que su pensamiento adelantado. En una época impregnada por el desprecio a la corporalidad, por las cruzadas y la lucha entre el poder eclesiástico y el monárquico, Hildegard von Bingen comprendía cuerpo y alma como una unidad. “No importa que se lean sus escritos teológicos o médicos, el tema en ellos siempre es la sanación de los seres humanos”, comenta Prinz.
Fama le dieron a esta mística principalmente los textos religiosos. 43 años tenía cuando empezó a poner sobre el papel sus ideas e imágenes relacionadas con Dios, sus llamadas “visiones”. De la noche a la mañana se convirtió en una personalidad, el Papa la reconoció como profeta y acabó dando consejos a los grandes de su tiempo. Incluso con el emperador Federico Barbarroja mantuvo una prolífera correspondencia.
La marca Hildegard
This image has been (or is hereby) released into the public domain by its author, Mainzer Rad at the wikipedia project. This applies worldwide. In case this is not legally possible: Mainzer Rad grants anyone the right to use this work for any purpose, without any conditions, unless such conditions are required by law. http://de.wikipedia.org/wiki/Bild:Hildegard3.jpg
Las reliquias de Hildegard von Bingen.
Con frenesí impulsó Hildegard von Bingen la fundación de nuevos claustros. Cuando murió a la edad de 81 años, dirigía numerosos monasterios y órdenes religiosas, había escrito sus visiones y tratados curativos, compuesto 77 corales y redactado unas 2.000 recetas terapéuticas. La veneración popular como santa le llegó poco después de su fallecimiento. Sus reliquias fueron depositadas en una urna de oro en Bingen, en el suroeste de Alemania, y el lugar se convirtió en centro de peregrinaje.
De la expansión de sus conocimientos terapéuticos se responsabiliza al médico austriaco Gottfried Hetzka, quien probó sus recetas. Sobre la base de estos estudios se desarrolló la actual “medicina de Hildergad”, con todos sus elementos de marketing: no sólo en las salas de espera sonríen imágenes de la asceta colgadas de la pared, también en las tiendas naturistas, orgánicas y en las etiquetas de productos elaborados con espelta. Incluso en paquetes de té se la puede ver, lo que a la misma Jutta Prinz le parece demasiado: “la ‘medicina Hildegard’ casi no usa las infusiones. Por lo general, las hierbas se cuecen en vino”.
Autora: Sabina Damschke/ Luna Bolívar
Editor: Pablo Kummetz