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Lufthansa ahorra

18 de noviembre de 2009

La crisis y la competencia de las compañías aéreas de bajo costo ponen a Lufthansa contra la pared. Sobre todo los trayectos cortos generan pérdidas. La aerolínea alemana se dispone a ahorrar, por ejemplo, en espacio.

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¿De cuánta comodidad se puede prescindir?Imagen: Deutsche Standards

La aerolínea alemana Lufthansa aumentará el número de asientos de los aviones para hacer frente a su mal balance. A partir del año próximo serán instalados nuevos asiento en las aeronaves, procurando que no se vea afectado ni el espacio ni el confort para los pasajeros. Por lo menos así lo asevera Amélie Schmierholz, portavoz de la compañía. Los asientos tendrán respaldos más delgados y estarán hechos de un material nuevo. El espacio de las cocinas y los maleteros también será utilizado para colocar más sillas.

Se avecina un año duro

Lo que hay detrás de esta medida es que la compañía se prepara para un largo trecho bajo el ardiente sol de la crisis. “2010 será un año duro", declaró al diario Financial Times Deutschland Christoph Franz, desde hace poco segundo de a bordo de Lufthansa y que viene de sanear la filial Swiss. Franz puntualizó que la aerolínea se siente en capacidad de vender más pasajes pero no de aumentar los precios. La tendencia general no pinta bien; una recuperación de niveles anteriores de ganancia no se espera.

Aparte de las pérdidas originadas por la crisis –que se nota por ejemplo en la reducción de los pasajeros frecuentes- son los altos costos de personal y la competencia que representan las compañías de bajo costo los que hacen, sobre todo del mercado de vuelos cortos en Europa, un negocio poco provechoso. Así que al estilo de su competencia, Lufthansa empezará a ahorrar.

¿En qué va a ahorrar Lufthansa?

A discusión está también el recorte del servicio durante el vuelo. Los seis niveles de comida que ofrece –desde el pequeño refrigerio hasta la cena- hacen que sea complicada la logística y eso supone costos. Incluso los que viajan por negocios –un sector hasta ahora lucrativo- han optado por las compañías baratas, que incluyen en su precio poco más que el asiento. Pero a tanto no pretende llegar Lufthansa, por lo menos no hasta ahora.

Cobrar por cada bebida y cada cosita para comer, eso no funciona en una marca Premium, opina Christoph Franz. Costos adicionales por impresión de tickets o la atención en el aeropuerto tampoco cabrían en su concepto; que el cliente pueda confiar en el precio final le sigue siendo importante a la empresa. Pero llenar más aviones más grandes en trayectos cortos sí cabe en su plan.

A la competencia le va bien

Air Berlin y Ryanair anunciaban a finales de octubre que sus negocios iban viento en popa. 1,1 millón de pasajeros más que el año anterior había transportado Ryanair entre enero y agosto de este año. Air Berlín, por su parte, anuncia seis nuevos vuelos diarios entre Fráncfort y Hamburgo –un trayecto que hasta ahora sólo volaba Lufthansa. Y si Lufthansa opina que los 29 euros que exige su competidora –la segunda más grande de Alemania- se mueven en el terreno del dumping, Air Berlín responde que así es la ley de la competencia. El trono donde está sentada Lufthansa se tambalea: en los primeros nueve meses de este año, Lufthansa ha registrado pérdidas de 32 millones de euros.

Hay que tener en cuenta también que la adquisición de la austriaca AUA, la británica BMI y la belga Brussels Airlines hace de Lufthansa la compañía europea más grande en cuanto a número de pasajeros, pero el déficit de esas compañías es muy grande y tienen que ser saneadas. Y dado que la compañía se desprenderá de su vieja filosofía de que los vuelos trasatlánticos subvencionen los trayectos cortos, éstos tienen que rendir más.

Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas