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¿Más regulación del comercio de materias primas brutas?

14 de marzo de 2012

Cobre, tungsteno o petróleo: las materias primas brutas son cada vez más escasas y caras. Además del crecimiento real de la demanda, también la especulación en los mercados financieros dispara los precios.

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Cobre, almacenado en Hamburgo.
Cobre, almacenado en Hamburgo.Imagen: dapd

Thomas Bartelt dirige el control de riesgos financieros globales en Volkswagen. El área es de una importancia primordial para la empresa. Bartelt tiene la misión de asegurar a la productora de automóviles el suministro estable de cobre, aluminio, platino, paladio y rodio, a precios razonables. “A través del mercado de futuros podemos asegurar desde ahora el precio de la tonelada de aluminio que pagaremos durante los próximos cinco años. Lo hacemos con contratos financieros, los llamados derivados”, explica Bartelt. Pero esto vale para la compra de aluminio y cobre. Los metales preciosos, por el contrario, son adquiridos y almacenados físicamente por la empresa.

Producir o generar ganancias

Bartelt trabaja al mismo tiempo con bancos y comerciantes de materias primas. Negocia en bolsa y fuera de bolsa. Es lo que hacen también los inversores o especuladores, sólo que no con la intención de producir, sino con la de generar ganancias a partir de derivados financieros. Apenas el 20 por ciento del negocio con materias primas podía clasificarse como especulativo a fines de los años 90. Hoy en día se trata de aproximadamente un 80 por ciento. Una cifra alarmante, opina Raimund Rösler, de la alemana Oficina Federal de Control de Servicios Financieros (BaFin), encargada del control de los bancos.

Planta de producción de Volkswagen depende de la estabilidad de suministro de materias primas.
Planta de producción de Volkswagen depende de la estabilidad de suministro de materias primas.Imagen: picture-alliance/dpa

El patrimonio administrado de productos financieros asociados a materias primas ha ascendido drásticamente en los últimos años, de 26.000 a más de 400.000 millones de dólares. Y la culpa no es sólo de los bancos. Los institutos financieros más bien reaccionaron a la creciente demanda de inversionistas privados e institucionales, asegura Rösler: “los fondos de inversión y certificados de materias primas se han multiplicado, y ello ha venido acompañado de un masivo crecimiento del mercado de materias primas a futuro”.

Apostar a futuro

El volumen de derivados de materias primas brutas asciende actualmente en el mundo, según Rösler, a unos 3,2 billones de dólares. Y la cifra no representa otra cosa que el valor de la apuesta sobre cuánto cobre, aluminio, trigo o petróleo, estará a disposición cuándo y a qué precio. No tiene nada que ver con las materias primas realmente disponibles, pero influye ostensiblemente en su precio. Si se trata de materias primas brutas agrícolas, las consecuencias negativas visibles son el hambre y la pobreza. En el caso del cobre o las tierras raras, se amenaza la estabilidad de la producción.

Es por eso que el ministro alemán de Hacienda, Wolfgang Schäuble, por ejemplo, ha puesto en duda la sostenibilidad del comercio de materias primas brutas en su forma actual. De seguir por este camino, la próxima crisis financiera estará asegurada. Schäuble apoya los esfuerzos del G 20, el grupo de los más influyentes países industrializados y emergentes del mundo, por regular el mercado de materias primas. ¿Cómo? Con medidas contra las distorsiones y para mejorar la transparencia del mercado de productos y futuros.

¿Quién comercia y quién vigila?

La especulación dispara los precios.
La especulación dispara los precios.Imagen: DW

“Necesitamos informes periódicos sobre las posiciones de mercado de todos los actores. O sea, que las autoridades nacionales de control de los países del G 20 tengan competencias para mantener ese control“, ha explicado Schäuble. Entre otras posibilidades de intervención, las autoridades de control necesitan adquirir competencias para limitar la acción de determinados distribuidores en el mercado de futuro.

En la mira están, sobre todo, negociadores de alta frecuencia, cuyos ordenadores desatan, en milisegundos, la compra-venta de valores, basados en informaciones sobre el mercado obtenida por vía electrónica. Adicionalmente, un registro de negociaciones fuera de bolsa debe controlar quién negocia qué y en qué volúmenes.

Alianza para asegurar el suministro

En la industria crece la preocupación de que la intervención política cueste cara a las empresas. Thomas Bartelt teme que se prohíba la negociación fuera de bolsa, que ahorra la liquidez que su empresa necesita “para invertir en nuevas tecnologías”. Es por eso que este estratega de Volkwagen aboga por un tratamiento diferenciado del mercado de materias primas brutas. Más sensible que los minerales son, definitivamente, los productos del agro. Así que allí sí que deberían introducirse las más estrictas normas. En su sector, dice Bartelt, habría que estar atentos a las consecuencias que la regulación puede tener para la economía real.

Telurio, un metal raro que previene la corrosión del acero.
Telurio, un metal raro que previene la corrosión del acero.Imagen: dapd

El ministro alemán de Finanzas, por su parte, está conciente de que será difícil poner límites a la especulación sin afectar la economía y se muestra “impaciente”, pues –en comparación con la regulación de los mercados financieros en general– en el mercado de materias primas brutas queda demasiado por hacer.

Al mismo tiempo, el Gobierno alemán quiere garantizar que las empresas alemanas consigan un suministro estable de materias primas. Los acuerdos con Mongolia y Kazajstán, basados en el intercambio de materias primas brutas por la transferencia de tecnología para su extracción y procesamiento, son un ejemplo de ello. Pero la industria toma sus propias medidas. La Asociación de Industriales Alemanes (BDI) inauguró un proyecto de aseguramiento de materias primas brutas a fines enero: BASF, Daimler, Evonik y ThyssenKrupp quieren participar en proyectos de minería en el extranjero, y mejorar con ello su abastecimiento de materias brutas especialmente críticas como las “tierras raras”, para cuya obtención Alemania depende totalmente de la importación.

Autora: Sabine Kinkartz (rml)
Editor: Pablo Kummetz