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Margaret Thatcher: férrea, controvertida y admirada

José Ospina-Valenicia8 de abril de 2013

A pesar de ser de familia pobre, Margaret Thatcher llegó a ser una figura política del siglo XX. Su dura lucha contra el sindicalismo y la política de distensión en la Guerra Fría le valió el apodo de “Dama de Hierro”.

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La política y "baronesa" Margaret Thatcher en 2008.
La política y "baronesa" Margaret Thatcher en 2008.Imagen: Getty Images

Thatcher murió este 8 de abril de 2013 a los 87 años tras padecer un accidente cerebrovascular. Durante su vida política, algunos la veneraron como una modernizadora que transformó su país, mientras otros la acusaban duramente de profundizar la brecha entre pobres y ricos.

Entre las imágenes perdurables de su liderazgo en el Reino Unido destacan, sobre todo, las ligadas al conflicto: enormes confrontaciones policiales con el sindicato minero, el manejo de un tanque de guerra luciendo un pañuelo blanco en su cabeza, y las llamas en Trafalgar Square en medio de revueltas por un impuesto local impopular que finalmente llevó a su caída.

Con sus opositores era muy franca: "Esta mujer no va a cambiar", dijo una vez a miembros de su propio Partido Conservador que la instaban a que moderara sus políticas.

Carterazos contra “el continente”

Otros que se cruzaron en su camino, particularmente en Europa, fueron víctimas de sus fulminantes ataques verbales, con frecuencia denominados "carterazos", debido a la clásica cartera de cuero negro que siempre portaba la mandataria.

La rígida y frontal Thatcher, la única mujer primera ministra de Gran Bretaña, llevó a los conservadores a obtener tres victorias electorales, gobernando entre 1979 y 1990, el período continuo más largo en el cargo de un primer ministro británico desde comienzos del siglo XIX.

Junto con el presidente estadounidense Ronald Reagan, Thatcher formó una fuerte alianza contra el comunismo. Pero cuando los alemanes del Este terminaron con la dictadura socialista y derribaron el Muro de Berlín en 1989, interpuso su preocupación de que surgiera una Alemania unificada y poderosa.

El “"thatcherismo", una política sin corazón

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Sus perspectivas muy conservadoras rompieron el molde de la política británica, cambiando el status quo de manera tan contundente que incluso gobiernos laboristas posteriores aceptaron muchas de sus medidas.

La mujer que se volvió conocida simplemente como "Maggie", transfirió gigantescos sectores de la economía de manos del Estado a propietarios privados.

"El problema con el socialismo es que finalmente uno se gasta el dinero de otras personas", dijo alguna vez la "Dama de Hierro". Sus propias convicciones, fundadas en la competencia, la iniciativa privada, el ahorro y la autosuficiencia, dieron origen a una política ausente de sentimiento social, conocida como "thatcherismo". Sus duras recetas económicas dejaron a millones de personas sin empleo y destruyeron ampliamente industrias como la minería.

Su posición combativa, que chocaba con la de sus aliados europeos, y su intolerancia del disenso, finalmente la llevaron a perder el poder. "Una tirana brillante rodeada de mediocridad", fue como la describió el ex primer ministro Harold Macmillan. "Esa condenada mujer", fue el veredicto menos benévolo de Edward Heath, otro primer ministro y antecesor de Thatcher como líder del Partido Conservador.

En la cima de su poder, la particular personalidad de Thatcher la convirtió en una de las figuras más conocidas de Occidente. Adicta al trabajo, pasaba 18 horas al día en actividad, tras las que solía relajarse con una copa de whisky.

La “guerra” a los sindicatos

Tras ganar las elecciones el 3 de mayo de 1979, lanzó una serie de reformas sociales y económicas diseñadas para terminar con lo que consideraba una espiral del declive industrial, alza impositiva y control excesivo por parte del Estado. Combatir los incrementos salariales generadores de inflación y modernizar la economía implicaba recortar el poder de los sindicatos. Luego de algunos cambios a la ley y una dura huelga de un año, que terminó en una derrota para los mineros en 1985, se acabó la posibilidad de los sindicatos de influir en los gobiernos de Gran Bretaña.

La Thatcher “guerrera” y 904 muertos

Pertrechos de los soldados argentinos muertos en las Malvinas en 1982.
Pertrechos de los soldados argentinos muertos en las Malvinas en 1982.Imagen: picture-alliance/dpa

Gran Bretaña se estremeció en 1982, cuando Thatcher decidió enviar una fuerza naval a las Islas Malvinas, que Argentina intentaba recuperar luego de años de ocupación británica.

Pese a perder varias embarcaciones, finalmente Gran Bretaña logró quedarse con las islas del Atlántico sur 74 días después de iniciado el conflicto bélico. Un total de 649 soldados argentinos y 255 británicos murieron en la guerra.

Una encuesta de opinión en 1981 calificaba a Thatcher como la primera ministra británica más rechazada de la historia del país. Pero dos años después, luego de la Guerra de Malvinas, la mandataria ganó nuevamente el poder en medio una ola de patriotismo y en 1987, en su tercera victoria electoral consecutiva, obtuvo de nuevo una amplia mayoría en el Parlamento. 

“El poder es para el propietario”

Thatcher acompañó una era de "capitalismo popular" que elevó la cantidad de propietarios de hogares en Gran Bretaña al 68 por ciento y que convirtió a una de cada cinco personas en accionista.

Lanzó una ola de privatizaciones de monopolios estatales como los servicios de gas, petróleo, acero, teléfonos, aeropuertos y la mismísima aerolínea British Airways, a la que siguieron las ventas a privados de las empresas de electricidad y agua.

Pero mientras el thatcherismo avanzaba, el desempleo se duplicó en el país a mediados de la década de 1980, a más de 3 millones de personas, un nivel que no se registraba desde la hambruna de los años 1930. Los opositores afirmaban que Thatcher había creado una nación dividida entre el sur más rico y el norte más pobre.

La primera ministra desarrolló una relación cercana con Reagan, quien la calificó como "el mejor hombre de Inglaterra". Fue el periódico Pravda del Partido Comunista Soviético el que la apodó la "Dama de Hierro", cosa que ella parecía disfrutar. No obstante, cuando el líder soviético Mikhail Gorbachov llegó al poder en 1985, Thatcher estableció una fuerte relación de trabajo con él.

Las relaciones de Gran Bretaña con sus vecinos europeos eran tensas debido a la reticencia de Thatcher de apoyar planes para una mayor integración regional. El ex presidente francés Francois Mitterrand dijo alguna vez que la mandataria británica tenía "los ojos de Calígula y los labios de Marilyn Monroe".

Terrorismo, colonialismo y ocaso

En 1984, un ataque con bomba del Ejército Republicano Irlandés impactó en el hotel de Brighton donde se albergaba, y casi provoca la muerte de todo su Gabinete. Thatcher resultó ilesa, pero cinco personas murieron y algunos colegas cercanos resultaron gravemente heridos.

Pocas horas después del ataque, y según estaba previsto, dio un discurso en la conferencia anual de su partido, prometiendo no ceder en la lucha contra el terrorismo.

En 1984, la entonces primera ministra y su par chino Zhao Ziyang firmaron una declaración bajo la cual Gran Bretaña acordaba entregar Hong Kong a China en 1997, tras 156 años de gobierno colonial por parte del país europeo.

Luego de 11 años en el poder, Thatcher padeció una revuelta y se enfrentó con su ex ministro de Defensa, Michael Heseltine. Un nuevo impuesto local, que provocó un fuerte descontento social, contribuyó a su caída. Thatcher retuvo suficiente influencia para asegurarse que Heseltine no la sucediera y en cambio avanzara su protegido John Major, quien gobernó como primer ministro hasta 1997.

Autor: José Ospina-Valencia (Agencias)

Editor: Diego Zúñiga