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Mercado alemán multiétnico

Peter Deselaers31 de octubre de 2007

En Alemania viven más de 15 millones de personas de raíces extranjeras. Sus hábitos de consumo influyen en el comercio, que se esmera por satisfacer las necesidades gastronómicas de los inmigrantes.

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La fruta fresca no puede faltar en un supermercado turco, como éste.Imagen: DW/Peter Deselaers

La salsa de tomates debe ser espesa. Y jugosa. “La de los alemanes es diferente”, según Mustafa Kizilgedik, director de un supermercado turco en el barrio berlinés de Neukölln. Él conoce el gusto de sus coterráneos. Cerca de dos tercios de sus clientes son turcos. Una quinta parte es de origen árabe. Sólo el 10 por ciento son alemanes.

En el supermercado turco se compran sobre todo productos típicos de ese país, que no se encuentran en otro lugar. En la actualidad, en Turquía no hay prácticamente nada que no se pueda adquirir también en Alemania. “Uno ya no siente tanta nostalgia por la patria y eso nos agrada”, comenta un cliente.

Un gran negocio

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Salsa de tomate turca: más jugosa que la alemana...Imagen: DW/Peter Deselaers

Muchos de los productos supuestamente turcos son, en realidad, fabricados en Alemania por empresas turco germanas, que también los comercializan. El volumen de ventas del comercio minorista especializado en este tipo de mercaderías asciende a un monto cercano a los 10.000 millones de euros anuales.

También las grandes cadenas alemanas de descuento intentan cubrir cada vez más las necesidades particulares de los inmigrantes. Con bastante regularidad hay promociones especiales de productos turcos, pero éstos también se incorporan con creciente frecuencia al surtido habitual.

El grupo REWE, que cuenta con una amplia cadena de supermercados, deja a cada una de sus filiales la elección de incluir o no este tipo de alimentos en su oferta. “Si aspiramos a llegar a una clientela determinada, que tiene también determinados gustos y demanda ciertos productos, nos esforzaremos siempre por adecuar nuestra oferta a sus necesidades”, señala su portavoz, Wolfgang Schmuck. Por eso en Fráncfort del Meno, por ejemplo, hay una mayor oferta de productos indios, mientras en Hannover, donde muchos clientes son turcos, prevalecen los productos de ese origen. En Colonia, en cambio, la atención se centra en los inmigrantes italianos.

Integración y tradición

La integración y la preservación de los hábitos de consumo no están en contradicción. Onno Hoffmeister, un experto en el tema de la Universidad de Hamburgo, pone el siguiente ejemplo: si los inmigrantes rusos se relacionan con otros rusos residentes en Alemania, pueden integrarse con mayor facilidad a la sociedad del país anfitrión. “Eso hablaría a favor de que también aquellos inmigrantes que están muy bien integrados sigan comiendo con gusto Pelmeni (unas masas rellenas típicas de Rusia)”, opina.

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Carne con garantía para musulmanes.Imagen: DW/Peter Deselaers

También hay gente que acude a comprar a negocios de extranjeros por motivos religiosos. Por ejemplo, muchos prefieren comprar la carne que allí se vende, porque lleva un sello que garantiza que el producto en cuestión cumple con los preceptos islámicos. Eso implica también que los animales hayan sido sacrificados de la manera adecuada.