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Merkel en México: ni mentar el muro

10 de junio de 2017

Tampoco a Donald Trump. La mandataria alemana Angela Merkel está luchando para evitar el simbolismo de su visita a México. Michaela Küfner de DW está acompañando a la canciller.

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Mexiko Bundeskanzlerin Angela Merkel Ankunft in Mexiko-Stadt
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Kappeler

Hay preguntas que te persiguen. Como a Angela Merkel, durante las dos escalas de su visita a Latinoamérica, la de si está buscando un papel de liderazgo global, ahora que Estados Unidos parece levar los puentes con el resto del mundo. La respuesta corta es no. No se ve por ningún lado esa intención. Por el contrario, la canciller sigue preparando el terreno para la reunión del G20 centrada en disipar la aparición de cualquier frente anti Trump.

La reunión del G7 en Sicilia el mes pasado puso de manifiesto que una dinámica de seis contra la principal potencia mundial, los Estados Unidos, sólo profundiza las divisiones en Occidente. Se acerca la cumbre del G20 de julio en Alemania y un escenario de todos contra Donald Trump sería un lío para la anfitriona. Es más, podría interpretarse como producto de su falta de liderazgo.

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La pregunta es si el vacío dejado por Trump en América Latina (y, más preocupante, en el resto del mundo) dejará a Merkel escapar del papel de "líder por defecto". De nuevo, la respuesta corta es no. Su viaje a Argentina y México sigue aportando pruebas de ello.

Muchos acuerdos, pero un único socio principal

Enrique Peña Nieto dirige el país con más acuerdos de libre comercio del mundo. El 80% de las exportaciones de México se destinan, sin embargo, a su poderoso vecino del norte. La economía del país vive en una cuerda floja sostenida firmemente por los Estados Unidos. La todavía ilusoria amenaza del muro fronterizo ha reforzado el populismo de izquierdas en México, alimentado habitualmente por unos sentimientos antiestadounidenses que, con Donald Trump, han tocado techo.  Auténtica dinamita política para Peña Nieto, que podría ver a su partido, el PRI, desbancado del poder en las elecciones del año que viene.

Mexiko Enrique Pena Nieto und Bundeskanzlerin Angela Merkel in Mexiko-Stadt
Merkel fue recibida con honores en el Palacio Nacional ayer viernes.Imagen: picture-alliance/dpa/M. Kappeler

Sin duda, México aceptará cualquier consuelo que Merkel pueda ofrecer. Con ella viaja una poderosa delegación comercial que potencialmente puede suponer miles de millones en nuevas inversiones y que tiene programado reunirse con Ildefonso Guajardo, encargado mexicano de renegociar el TLCAN, el tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Washington parece no estar captando lo que muchos líderes empresariales ya perciben como un hecho: que otros recogerán el testigo de los negocios de donde se retiren los Estados Unidos. La visión optimista sobre la política de Trump hacia México, vista actualmente como una sentencia de muerte para sus manufacturas, es que podría suponer un catalizador involuntario para un futuro más diversificado.

Líderes de la sociedad civil

Sin embargo, reunirse con Merkel significará más que negocios para Peña Nieto, que no destaca por su defensa de la prensa libre. Y menos, por contestar sus preguntas. Mientras los asesinatos de periodistas que informan sobre el crimen organizado sacuden los cimientos del estado mexicano, Merkel hará un hueco en visita de 20 horas al país para reunirse con organizaciones de la sociedad civil. La esperanza es que Peña Nieto también empiece a ver en la prensa libre a un aliado contra el crimen, en lugar de un enemigo en la batalla diaria para controlar su imagen pública.

Alemania y México tienen algo en común. Los refugiados y los inmigrantes han transformado a ambos países. En esto México lleva ventaja, ya que ha sido tanto ruta de tránsito como país de emigración hacia Estados Unidos. Con la amenaza del muro fronterizo, está tratando de detener el flujo de inmigrantes que intentan atravesar el país. Merkel espera obtener el apoyo de México para su iniciativa de, desde el seno del G20, mejorar las condiciones en los países africanos para que sus ciudadanos no los abandonen y emigren.

El estilo de Merkel está más alejado del de Peña Nieto que del del presidente argentino, Mauricio Macri, a quien visitó en la primera etapa de su apretado viaje. El presidente mexicano es más propenso al drama político, aunque sin temor a dibujar públicamente sus líneas rojas. También respecto a Estados Unidos. Cuando Trump lo invitó a la Casa Blanca para hablar del muro, le hizo saber que no estaba disponible. Aunque no siempre es tan directa, la canciller alemana es conocida por valorar a los socios que dejan claras sus posiciones.

Autora: Michalea Küffner, enviada especial (LGC/JCG)