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"Mi mayor triunfo"

24 de octubre de 2002

¿Quién iba a pensar que Boris Becker podría algún día considerar un victoria sobre el fisco alemán como su mayor triunfo? Pero así fue, porque se salvó de ir a prisión.

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Boris Becker: condenado, pero no encarcelado.Imagen: AP

El ex campeón de tenis alemán Boris Becker aceptó la condena a dos años de libertad condicional que le fue impuesta, por evasión tributaria entre los años 1991 a 1993, y manifestó su alivio por no tener que ir a la cárcel.

La Audiencia de Munich declaró culpable de fraude fiscal a Becker, al comienzo de la segunda jornada del proceso en su contra, y le impuso además dos multas: una de 300.000 euros y otra de 200.000 euros, que se destinarán a organizaciones caritativas.

"Estoy satisfecho y me he quitado un peso de encima", dijo el ex tenista, inmediatamente después de escuchar la sentencia. "Lo importante es que soy libre". La fiscalía había pedido tres años y medio de cárcel para el ex-tenista, al que imputaba evasión fiscal por un monto de 1,7 millones de euros, mientras la defensa consideraba que, como máximo, debía aplicarse una condena de dos años.

Una estrella en apuros

El alivio de Becker el comprensible, ya que salió tocado pero no hundido de este proceso. La sentencia provocó en el auditorio aplausos pero también algunos abucheos. La Audiencia de Munich se portó bien con Becker y recompensó su tardío arrepentimiento - antes de abrirse el juicio pagó más de 3 millones de euros atrasados al fisco- con un proceso fugaz y una condena digerible para el tenista retirado.

Pero la imagen de Boris Becker quedó de nuevo dañada. Aunque el niño mimado del tenis alemán aspire a olvidar lo antes posible este nuevo y desagradable episodio judicial, se alarga la lista de encuentros amargos con los tribunales, que le han costado ya varios millones de euros.

Otros ejemplos de astucia

El juicio contra Becker recordó al caso de Steffi Graf, cuyo padre acabó entre rejas por evadir impuestos. Steffi, retirada asimismo del deporte, recuperó la estabilidad emocional de la mano de André Agassi. Otros grandes del deporte alemán ni siquiera intentaron inventarse una residencia en Mónaco, como Boris Becker, sino simplemente se fueron de Alemania.

Franz Beckenbauer, a quien los alemanes denominan "Kaiser" (emperador), rige su imperio desde Kitzbühel, en Austria. Los hermanos Schumacher también prefieren pagar impuestos en Austria y Suiza.

En el fondo, nadie en Alemania le tomaría mal a Boris Becker si se buscase un paraíso fiscal en el extranjero.¿Qué tal en Mónaco?